El Salvador
El
Ministerio de Turismo de El Salvador ha declarado el pasado 25.03.2014
al mega proyecto El Encanto Villas & Golf, como un proyecto
turístico de interés nacional. Esta declaratoria implicará para los
inversionistas del Grupo Madre Tierra Servinsa (El Salvador) y del
Grupo Mirón (Guatemala), la posibilidad de ser exonerados de impuestos
sobre la Renta, tasas municipales y algunos aranceles a la importación
durante un período de diez años así como el acceso a otros beneficios
provenientes de la Plan Nacional de Turismo 2020. Curiosamente, el
Grupo Empresarial Madre Tierra Servinsa recibe este incentivo fiscal
apenas unas semanas después de que su presidente, el empresario y
reconocido ideólogo de FUSADES, Rafael Castellanos, escribiera sendas
columnas dedicadas a atacar a la gestión económica del gobierno del
presidente Mauricio Funes y a provocar temor entre la ciudadanía sobre
los riesgos de una victoria electoral del partido FMLN. Este hecho
parece confirmar lo que muchos saben pero pocos se atreven a reconocer:
que estos grupos empresariales no necesitan estar en el gobierno para
tener poder y ser beneficiados con las políticas gubernamentales.
Este mega proyecto funciona en un terreno de 100 manzanas entre los municipios de San José Villanueva y Huizucar, y está formado por un campo de golf de 18 hoyos (90 manzanas) y una casa club (10 manzanas). De acuerdo a sus propietarios, sus instalaciones y comodidades son del más alto nivel, y está destinado a turistas nacionales y extranjeros de alto poder adquisitivo. El proyecto está rodeado de un área adicional de 200 manzanas, constituida por 560 lotes que serán destinados a la construcción de residencias unifamiliares de lujo.
El complejo turístico – residencial se ha construido a partir de la desforestación de una zona boscosa que ha incluido la tala de árboles centenarios, y que mantenía la biodiversidad y el equilibrio del ecológico esa zona de la Cordillera del Bálsamo. En 2011, la a Asociación Comunitaria Unida por el Agua y la Agricultura (ACUA) estimo que la pérdida de este bosque, implicaría una pérdida anual de de 3 millones 500 mil metros cúbicos de agua que se precipitaría al mar debido a que el suelo de esa zona no sería capaz de absorber ni infiltrar (COLATINO, 10.08.2011)
La construcción de este proyecto también ha sido posible por la afectación de casi 400 familias que desde décadas atrás habitaban esos terrenos y cuya seguridad alimentaria ha dependido hasta ahora de los diversos sistemas de uso y tenencia de la tierra que existían en esas 300 manzanas (colonato, alquiler, minifundio, etc. ) así como del acceso a las fuentes de agua que ahora han pasado a ser de uso exclusivo de El Encanto.
Desde sus inicios, el proyecto contó con la oposición de las comunidades de la Cordillera de Bálsamo y de las ONG que trabajan por la conservación y por la vida en esos municipios. Sin embargo, sus protestas fueron rápidamente sofocadas y silenciadas, gracias a las acciones de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que hábilmente puso en práctica el consorcio Madre Tierra Servinsa. La entrega de materiales didácticos y la reparación de escuelas, las donaciones a iglesias, la construcción de parasoles en paradas de buses, el patrocinio de campeonatos de futbol, entre otras medidas, terminaron por cooptar a líderes religiosos, políticos, y sociales, con la consiguiente división, dispersión y debilitamiento de la protesta ciudadana.
Mientras la destrucción de la Cordillera del Bálsamo prosigue, y el Ministerio de Turismo se alista para ubicar a otros mega-proyectos de la zona costera marina en la misma categoría de “interés nacional”, se ha puesto bajo amenaza la vida y la dignidad de familias y comunidades de esta zona.
Paradójicamente, una valla publicitaria colocada en los alrededores de El Encanto justifica su construcción como una necesidad para quienes aspiran a tener: “Una vida perfecta donde se respira aire puro y se vive con tranquilidad hemos desarrollado un complejo habitacional de primer mundo”. Lástima que esta vida perfecta este pensada y destinada a una minoría y que sea posible gracias a la muerte y destrucción de la VIDA en la Cordillera del Bálsamo y la afectación de derechos de la mayoría de la sociedad. Lástima que este tipo de incentivos económicos se le concedan a intereses económicos que matan.
Julia Evelyn Martínez es profesora de la escuela de economía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador.
Este mega proyecto funciona en un terreno de 100 manzanas entre los municipios de San José Villanueva y Huizucar, y está formado por un campo de golf de 18 hoyos (90 manzanas) y una casa club (10 manzanas). De acuerdo a sus propietarios, sus instalaciones y comodidades son del más alto nivel, y está destinado a turistas nacionales y extranjeros de alto poder adquisitivo. El proyecto está rodeado de un área adicional de 200 manzanas, constituida por 560 lotes que serán destinados a la construcción de residencias unifamiliares de lujo.
El complejo turístico – residencial se ha construido a partir de la desforestación de una zona boscosa que ha incluido la tala de árboles centenarios, y que mantenía la biodiversidad y el equilibrio del ecológico esa zona de la Cordillera del Bálsamo. En 2011, la a Asociación Comunitaria Unida por el Agua y la Agricultura (ACUA) estimo que la pérdida de este bosque, implicaría una pérdida anual de de 3 millones 500 mil metros cúbicos de agua que se precipitaría al mar debido a que el suelo de esa zona no sería capaz de absorber ni infiltrar (COLATINO, 10.08.2011)
La construcción de este proyecto también ha sido posible por la afectación de casi 400 familias que desde décadas atrás habitaban esos terrenos y cuya seguridad alimentaria ha dependido hasta ahora de los diversos sistemas de uso y tenencia de la tierra que existían en esas 300 manzanas (colonato, alquiler, minifundio, etc. ) así como del acceso a las fuentes de agua que ahora han pasado a ser de uso exclusivo de El Encanto.
Desde sus inicios, el proyecto contó con la oposición de las comunidades de la Cordillera de Bálsamo y de las ONG que trabajan por la conservación y por la vida en esos municipios. Sin embargo, sus protestas fueron rápidamente sofocadas y silenciadas, gracias a las acciones de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que hábilmente puso en práctica el consorcio Madre Tierra Servinsa. La entrega de materiales didácticos y la reparación de escuelas, las donaciones a iglesias, la construcción de parasoles en paradas de buses, el patrocinio de campeonatos de futbol, entre otras medidas, terminaron por cooptar a líderes religiosos, políticos, y sociales, con la consiguiente división, dispersión y debilitamiento de la protesta ciudadana.
Mientras la destrucción de la Cordillera del Bálsamo prosigue, y el Ministerio de Turismo se alista para ubicar a otros mega-proyectos de la zona costera marina en la misma categoría de “interés nacional”, se ha puesto bajo amenaza la vida y la dignidad de familias y comunidades de esta zona.
Paradójicamente, una valla publicitaria colocada en los alrededores de El Encanto justifica su construcción como una necesidad para quienes aspiran a tener: “Una vida perfecta donde se respira aire puro y se vive con tranquilidad hemos desarrollado un complejo habitacional de primer mundo”. Lástima que esta vida perfecta este pensada y destinada a una minoría y que sea posible gracias a la muerte y destrucción de la VIDA en la Cordillera del Bálsamo y la afectación de derechos de la mayoría de la sociedad. Lástima que este tipo de incentivos económicos se le concedan a intereses económicos que matan.
Julia Evelyn Martínez es profesora de la escuela de economía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA) de El Salvador.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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