Este jueves, Argentina se
convertirá en el escenario de una huelga nacional que vuelve a desafiar
a la presidenta del país, Cristina Fernández, en medio del creciente
descontento público por la alta inflación y la delincuencia.
El paro contará con la participación de tres de los cinco sindicatos del país latinoamericano y apunta contra la tentativa de la mandataria de limitar los aumentos salariales en una economía cada vez más débil.
“¡Basta! Eso es lo que los trabajadores están diciendo al gobierno”, dijo el miércoles Hugo Moyano, un conductor de camión, que dirige el sindicato CGT.
Durante el desarrollo de la huelga, está previsto que el sistema de transporte público del país sufra una paralización sin procedentes en los últimos años, pues dejarán de trabajar conductores de trenes, autobuses, camioneros, parte del Subte (Metro), técnicos aeronáuticos y navegadores fluviales.
En este sentido, los sindicatos tratan de ejercer presión sobre el Gobierno y las empresas, para aumentar los salarios, reducir la presión fiscal y garantizar la seguridad en el empleo.
Las últimas estimaciones emitidas por legisladores de la oposición muestran que la inflación anual ha alcanzado el 35 %.
A pesar de que el Gobierno de Buenos Aires pretende circunscribir los aumentos salariales, la mayoría de los gremios ya han acordado mejoras del 27 al 30 %.
La falta de seguridad será otro de los motivos que llevará a la población a las calles del país, pues se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la población argentina.
La última huelga general convocada por los sindicatos en Argentina tuvo lugar en noviembre de 2012 y paralizó parcialmente el país.
msh/anz
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