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lunes, 13 de abril de 2020

Llama el Papa a un alto el fuego mundial, en mensaje de Pascua

Convoca a contagiar la esperanza
Insta a relajar las sanciones a todos los países afectados
Apremia a alcanzar soluciones inmediatas para facilitar la ayuda a Venezuela

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▲ El papa Francisco impartió ayer la tradicional bendición urbi et orbi en la basílica de San Pedro que se vio prácticamente vacía debido a la pandemia del Covid-19. En su mensaje de Pascua dirigió palabras de consuelo para Yemen, Siria, Irak, Líbano y Ucrania, así como para los refugiados y desplazados del mundo.
Ciudad Del Vaticano., El papa Francisco instó ayer en su mensaje de Pascua a instaurar un alto el fuego global e inmediato para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus, abogó por el relajamiento de las sanciones internacionales, así como una solución práctica e inmediata para que la ayuda internacional llegue a los venezolanos, y pidió la reducción o condonación de la deuda a las naciones más pobres.
El Papa argentino impartió su tradicional bendición urbi et orbi en una basílica de San Pedro prácticamente vacía, imagen inédita que ilustra los cambios radicales que el mundo debe aceptar desde hace semanas para frenar la pandemia del Covid-19, que llevó a cientos de millones de cristianos a celebrar confinados, como la mitad de la población mundial, el Domingo de Pascua.
La Plaza de San Pedro, donde habitualmente se reunirían decenas de miles de fieles para escuchar al papa Francisco, estuvo vacía y rodeada de barricadas policiales. Conmemoraciones similares, con iglesias vacías se desarrollaron en diversos puntos del planeta.
En un mundo abrumado por la pandemia, que somete a nuestra gran familia humana a una dura prueba, Jorge Mario Bergoglio pidió el contagio de la esperanza, en un mensaje pronunciado en la basílica de San Pedro.
Propuso que se relajen las sanciones internacionales de los países afectados “y se afronten –por parte de todos– las grandes necesidades del momento, reduciendo, o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres.
Este no es tiempo de olvido. Que esta crisis no nos haga dejar de lado tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas, pidió el líder religioso.
Que el Señor de la vida permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria, señaló.
Venezuela fue el único país latinoamericano mencionado por el Papaen su mensaje al mundo de este Domingo de Pascua, en un gesto que fue agradecido por el canciller Jorge Arreaza.
En enero de 2019 el jefe de la Asamblea Nacional, el opositor Juan Guaidó, se proclamó presidente encargado de Venezuela y consiguió el reconocimiento de medio centenar de países encabezados por Estados Unidos, que a su vez ha incrementado severamente las sanciones a Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro.
El Papa también llamó a “un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo.
No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas, afirmó en este mensaje dirigido a los mil 300 millones de católicos y difundido en directo.
Bergoglio habló de Yemen, Siria Irak, Líbano, del conflicto del este de Ucrania y de los ataques terroristas perpetrados contra tantas personas inocentes en África, así como de la situación humanitaria en el norte de Mozambique.
También tuvo palabras para los refugiados y desplazados en todo el mundo que viven en condiciones insoportables y deseó que los israelíes y palestinos reanuden el diálogo y encuentren una solución que les permita vivir en paz.
El Papa pidió a los líderes políticos proporcionar esperanza y oportunidades a los millones de desempleados por esta pandemia y exhortó a la Unión Europea (UE) a dar un paso adelante en el desafío de la época planteado por el Covid-19, que ha azotado Italia, España y otras naciones europeas.
Recordó que Europa se levantó después de la Segunda Guerra Mundial gracias a un espíritu concreto de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado.
Pidió soluciones innovadoras, así como dejar atrás el egoísmo. Pese a un acuerdo para un fondo de rescate de medio billón de euros, la UE está dividida sobre cómo abordar las consecuencias económicas de la pandemia.
Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos, pidió el pontífice.
Mencionó en especial a los ancianos y a las personas que están solas, así como a los médicos, las enfermeras, los militares y todos los que trabajan en centros de salud o están en cuarteles y prisiones.
Para muchos es una Pascua de soledad, vivida en medio de los numerosos lutos y dificultades que está provocando la pandemia, desde los sufrimientos físicos hasta los problemas económicos, subrayó.
El año pasado, 70 mil fieles acudieron a la plaza de San Pedro, donde el Papa preside normalmente la misa de Pascua, cuando los cristianos celebran la resurrección de Jesús, piedra angular de su fe.
Francisco lleva días dirigiéndose a los fieles viendo a una cámara, desde la basílica o desde su biblioteca privada, en un Vaticano inusualmente vacío.
La experiencia es inédita para el Papa argentino de 83 años, que, como todo mortal, ha admitido que se siente algo enjaulado y que esta manera de dirigirse a los fieles le resulta extraña.
Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para hacer frente a la pandemia, sostuvo.
Por otra parte, en una carta dirigida a los movimientos populares y organizaciones sociales de todo el mundo, a los que describió como excluidos de los beneficios de la globalización, el Papa destacó la lucha de estas organizaciones contra el Covid-19, informaron Brasil de Fato y Telesur.
Si la lucha contra el nuevo coronavirus es una guerra, ustedes son un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo. Ustedes son para mí, como les dije en nuestros encuentros, verdaderos poetas sociales, que desde las periferias olvidadas crean soluciones dignas para los problemas más acuciantes de los excluidos, concluyó.

Foto Ap
Periódico La Jornada

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