Carta abierta de António Guterres, Secretario General de la ONU
Fuentes: De Wereld Morgen
En una notable carta António Guterres explica por qué debemos
tomarnos en serio esta crisis y hace un llamamiento a los países ricos
para que acudan, también por interés propio, en ayuda de los países del
Sur.
La gravedad de la situación
Comienza
su carta señalando la gravedad de la situación. Nos enfrentamos a
una pandemia de «magnitud sin precedentes» con
«consecuencias aplastantes». El pico de la epidemia está
lejos de ser alcanzado. Estamos muy atrasados con el virus. «La
enfermedad tardó inicialmente 67 días en infectar a 100.000
personas; pronto 100.000 personas o más serán infectadas a diario».
Sin
una acción concertada y valiente, el número de nuevos casos se
elevará casi con toda seguridad a millones, según el Secretario
General. Los sistemas de salud colapsarán, la economía se hundirá
y la gente se desesperará. Guterres señala que los más pobres
serán los más afectados.
«Debemos
prepararnos para lo peor y hacer todo lo posible para evitar eso».
El presidente de la ONU esboza un plan de tres puntos, basado en la
ciencia, la solidaridad y una política sensata.
1. Prioridad absoluta a la salud
Hay
que hacer todo lo posible para restringir la propagación del virus
para salvar el mayor número de vidas posible. «Esto requiere
pruebas agresivas y tempranas, rastreo de contactos y cuarentena de
las personas infectadas. Además, se necesitan medidas para proteger
al personal de salud, combinadas con medidas para limitar el
movimiento y el contacto (encierros)».
Guterres
se da cuenta de que estas medidas son drásticas y causan muchos
inconvenientes y trastornos económicos. Pero la salud y la vida
humana son primordiales.
Pero
no todo el mundo piensa de esa forma, especialmente la élite
financiera y económica. Ella quiere la menor alteración posible de
la economía (y de sus carteras). Desde ese ángulo, se lanzó la
teoría de la llamada «inmunidad
de grupo«.
Si entre el 60 y el 70 por ciento de la población está infectada
(la parte fuerte y más joven), estas personas serán inmunes a la
enfermedad en el futuro. Mientras tanto, la economía puede seguir
funcionando prácticamente sin perturbaciones.
En
su forma más radical, esta teoría fue aplicada inicialmente en el
Reino Unido. Dominic
Cummings,
el principal asesor de Boris Johnson, dijo: «Hay que proteger la
economía y si eso significa que algunos jubilados mueren, es una
pena». Afortunadamente, este enfoque desastroso fue rápidamente
abandonado, pero ahora todavía tiene consecuencias desastrosas para
la situación en el Reino Unido.
Desde
el mismo punto de vista, hoy en día hay llamados para relajar las
medidas lo antes posible una vez que se ha alcanzado el pico de la
infección, para reiniciar la vida económica lo más rápido y a
escala más grande posible. Esto conducirá sin duda a nuevas
infecciones y por lo tanto a más víctimas de coronavirus, ya sea
entre las personas que vuelven al trabajo o entre sus familiares.
Guterres
pide paciencia: las medidas «deben mantenerse, a pesar de las
perturbaciones que causan,
hasta que surjan terapias y una vacuna«.
(cursiva nuestra). Tendremos una vacuna dentro de un año como muy
pronto.
2. Los ricos deben poner de su parte
El
coronavirus se propaga como un fuego fuera de control. Guterres teme
que pronto llegue a los países del Sur, donde las personas son mucho
más vulnerables, donde los sistemas de salud son muy limitados y
donde millones de personas viven hacinadas en barrios marginales o en
asentamientos de refugiados. En África,
por ejemplo, hasta 565 millones de personas no tienen acceso a
servicios de saneamiento y 330 millones no tienen acceso a agua
limpia.
Los
cierres en megalópolis
como Lagos, Mumbai o Manila significan que millones de personas están
encerradas en una choza con a menudo seis hasta ocho personas.
Cientos de millones en el Sur dependen de la calle para sus ingresos.
Los cierres y otras medidas de cuarentena sólo pueden funcionar en
esas circunstancias si las personas reciben unos ingresos de
sustitución suficientemente importantes. Dado el mal estado de las
economías de esos países, es prácticamente imposible sin ayuda
externa.
Mientras
tanto, la infección viral también se ha convertido en una infección
económica.
Los precios del petróleo han bajado considerablemente, hay una
demanda decreciente de materias primas y los ingresos del turismo han
desaparecido. Como resultado, su propia moneda se está debilitando
(frente al dólar), lo que da lugar a una fuga de capitales y a una
carga de deuda mayor. Los países de África y América Latina en
particular han sido los más afectados. Ya hay 85
países
que han pedido al FMI medidas de apoyo urgentes, el doble de la cifra
durante la crisis financiera de 2008.
En
estas circunstancias el virus puede devastar a los países en vía de
desarrollo. Y eso también debe preocuparnos porque si el virus hace
estragos en cierta parte del mundo, «puede reaparecer donde fue
suprimido anteriormente. En nuestro mundo interconectado, somos tan
fuertes como los sistemas de salud más débiles».
Según
Guterres, necesitamos, por lo tanto, una «respuesta multilateral
integral» de por lo menos el diez por ciento del producto
mundial, es decir, unos 9.000 mil de millones de dólares. La ONU ha
pedido al FMI que done 500.000
millones de dólares
a corto plazo a los países más pobres para satisfacer las
necesidades más urgentes, pero es poco probable que esto ocurra. En
este momento los países ricos están gastando cientos de miles de
millones de dólares para mantener sus economías a flote. Para
Guterres, sin embargo, ese gasto será en vano si no controlamos el
virus en el resto del planeta. Guterres también aboga por el urgente
alivio de la deuda de esos países, incluida la cancelación
inmediata de los pagos de intereses para 2020.
3. Se necesita una economía diferente
Según
Guterres, no podemos volver a la situación anterior al ataque del
Covid-19. Era una situación en la que nos hicimos innecesariamente
vulnerables a tal crisis. «La pandemia nos ha recordado de la
manera más firme posible el precio que pagamos por las debilidades
del sistema de salud, la protección social y los servicios
públicos».
Esta
crisis es un momento oportuno «para construir economías y
sociedades más inclusivas y sostenibles, más resistentes a las
pandemias, al cambio climático y a otros desafíos mundiales».
Según el Secretario General, la recuperación debería conducir «a
una economía diferente».
Concluye
su carta abierta con un fuerte llamado: «Poner fin a la pandemia
en todo el mundo es tanto un imperativo moral como una cuestión de
interés propio iluminado. Estamos en una situación sin precedentes
y las reglas normales ya no se aplican. No podemos recurrir a las
herramientas habituales en tiempos tan inusuales. Nos enfrentamos a
una prueba colosal que requiere de todos nosotros una acción
conjunta, coordinada e innovadora».
En
cierto modo, la coronacrisis es un anticipo de lo que nos espera con
el calentamiento global. Será mejor que aprendamos de ello.
La
carta completa de Guterres se puede leer aquí
Traducción
de Sven Magnus
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