David Brooks
▲ La propietaria de un crematorio en Millersville, Maryland, desinfecta
una bolsa para cadáveres que contiene el cuerpo de una víctima de
Covid-19.Foto Afp
¿Qué es peor: gritar
fuegodentro de un teatro lleno, cuando no hay nada, o gritar
no hay fuegocuando el teatro se está incendiando? El régimen estadunidense hizo lo segundo, y la consecuencia directa de ello es la multiplicación de víctimas cada día, cada hora, con una tasa mortal desproporcionada entre afroestadunidenses y latinos, entre ellos inmigrantes, ya que la pandemia revela claramente que la peor
condición prexistentees la pobreza. Para evadir su responsabilidad, Trump y sus cómplices han buscado, igual que siempre, encubrir la realidad y asfixiar, o volver irrelevante la verdad, buscando atrapar a todos dentro del teatro de su reality show. Para lograrlo tiene que crear un pandemonio, abriendo el paso al virus más letal contra las democracias.
Van más de 18 mil declaraciones falsas o engañosas documentadas en lo
que va en los tres años del presidente; un promedio de más de 15
diarias (https://www.washingtonpost.com/ graphics/politics/trump-claims- database/?itid=lk_inline_manual_2&itid= lk_inline_manual_2),
incluyendo por lo menos 350 acerca del coronavirus. Van 2 mil tuits
atacando los medios desde que llegó a la Casa Blanca, acusando que son
enemigos del pueblo( https://pressfreedomtracker.us/ blog/trump-crisis-mode-tweets- his-2000th-attack-press/). Todo parte de una estrategia sistemática no sólo para anular la legitimidad de los medios, sino con el fin de minar su credibilidad entre el público y sembrar la duda sobre los hechos y verdades que reportan. (https://cpj.org/reports/ 2020/04/trump-media-attacks- credibility-leaks.php).
“Muchos de los que estábamos profundamente preocupados sobre Trump
desde el inicio, lo estábamos específicamente sobre qué ocurriría cuando
llegara su momento del incendio del Reichstag”, comenta Jason Stanley, profesor de filosofía de Yale y autor de Cómo funciona el fascismo, en comentarios a The New Yorker.
Observó que a diferencia de ese incidente usado por Hitler para culpar a
los comunistas e imponer la suspensión de libertades civiles en
Alemania, esta crisis del coronavirus no fue fabricada, pero Trump la
está usando de la misma manera, ocupando la atención publica, exigiendo
obediencia, y buscando ampliar sus poderes ejecutivos. El magnate habla y
hace política como fascista, y aunque aún no ha logrado gobernar como
uno, Stanley –entre otros– no descarta que podría llegar una coyuntura
en la cual eso ocurra. Señala que mucha gente lo acusa de exagerar
cuando usa la palabra fascismo, pero les advierte que será muy tarde
cuando
ya esté el campo de concentración.
Entre otros actos recientes que podrían aumentar estas preocupaciones, Trump declaró que
el presidente tiene autoridad total, despidió al inspector independiente encargado de vigilar el uso del fondo de rescate económico para empresas para nombrar a uno de sus leales, y amenazó con cerrar esta sesión del Congreso para instalar a funcionarios sin tener que esperar su ratificación, algo que ninguno de sus antecesores se había atrevido ni a pensar.
La semana pasada, Trump tuiteó: “Liberen Minnesota… liberen Michigan…
liberen Virginia”, en apoyo a agrupaciones de manifestantes
derechistas, algunos armados y otros con sus niños, quienes llegaron a
las sedes del gobierno estatal de esas entidades –todos con gobernadores
demócratas– para exigir el fin de las medidas de distanciamiento social
contra el coronavirus. Una manifestante llevaba una pancarta en que se
leía:
distanciamiento social = comunismo. Críticos señalaron que Trump estaba incitando violar la ley al respaldar el derrocamiento de esos gobiernos.
Mientras, aunque la estrategia trumpista para su relección es
redoblar su mensaje ultranacionalista (por eso los ataques a la OMS y
China, y contra las amenazas extranjeras, incluidos los migrantes),
estas maniobras ominosas no se quedan dentro de estas fronteras,
advirtió Noam Chomsky en entrevista con Democracy Now: “Al
grado de que uno puede detecta alguna política coherente en la locura de
la Casa Blanca… hay un esfuerzo para construir una internacional de los
estados más reaccionarios y opresores, encabezados por el gánster en la
Casa Blanca”.
El pandemonio de la pandemia podría ser más peligroso que el virus.
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