Ángel Cappa*
La Jornada
Que hayan designado a Mauricio
Macri como presidente ejecutivo de la Fundación FIFA es un cachetazo
para el mundo deportivo y para la gente de Argentina; también representa
una evidencia más de lo que significa el poder económico. Es
lamentable, es una noticia que conmociona porque fue un personaje que
arruinó un país entero, que condenó a tanta gente a la miseria, que
empobreció a un porcentaje enorme de la población y que ahora resulta
premiado al ser nombrado en este cargo. La FIFA es una de las
organizaciones más poderosas del mundo y tiene comportamientos mafiosos:
primero está el Fondo Monetario Internacional, luego el Banco Mundial,
le sigue la Organización Mundial del Comercio y, finalmente, la FIFA.
Entonces, meter en ese mundillo a Macri es algo lógico porque la FIFA
es como la cueva de Alí Babá, donde faltaba uno de los amigos para
completar los 40 ladrones. Conociendo el historial que tiene Mauricio
Macri de su presencia en el futbol argentino, sobre todo como presidente
de Boca, demuestra que él y los dirigentes de la FIFA comulgan la misma
ideología. Además de ser un personaje de la oligarquía, es portador de
una ignorancia sorprendente, tiene una incapacidad que asombra, estando
más allá de lo que significa Macri como político nefasto. Creo que la
posición que hoy ocupará le puede servir para lavar su imagen y no
descarto que eso le sirva para armar algo políticamente otra vez. La
oligarquía tiene una constancia tremenda para defender sus intereses
económicos con uñas y con dientes: nunca se dan por vencidos.
El futbol es para todos nosotros, para los que nacimos en un barrio y
nos formamos con este deporte hermoso que tiene un significado muy
distinto para el pueblo y para el negocio. Para nosotros es una manera
de expresarnos, de crear, de ilusionarnos. Y para ellos es una nueva
manera de hacer dinero. Esta gente nos roba el futbol como también nos
roba la sanidad pública, la educación pública, los servicios sociales y
los derechos laborales. Merecemos verlo gratis.
Debemos luchar para devolverle los valores al futbol porque nos
permite ser, en el sentido más profundo. Todos los que nacimos en las
villas estamos destinados a ser para los patrones. Y el futbol nos da
una posibilidad de crear una identidad propia, va más allá de cualquier
resultado. En cambio, para los que negocian con esto, es una manera de
explotar a los jugadores y a los hinchas.
* Ex futbolista y director técnico argentino
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