Óscar Camps
Jairo Vargas /Natalia Moro
El fundador de Open Arms repasa las dificultades que les han impuesto para rescatar a personas en el Mediterráneo y pide apoyo económico a la sociedad civil para continuar con su labor humanitaria y reparar su barco.
(Barcelona, 1963) llega puntual a la redacción de Público, aunque trae malas noticias. El barco Open Arms no podrá comenzar su misión de rescate en el Mediterráneo este jueves, como estaba previsto. "Está muy viejo, no sé si podremos repararlo hoy", confiesa. Y esa es la razón que le ha traído a Madrid. Después de casi medio siglo en el agua, de remolcar al Prestige, de 59.000 millas navegadas y 6.000 personas rescatadas, esta nave reconvertida en buque de salvamento humanitario empieza a dar problemas, y la ONG que dirige pide ayuda económica para poder seguir rescatando en la ruta migratoria más mortífera del mundo, la misma que ya se ha cobrado 63 vidas —que se sepan— en menos de un mes. Pero no es sólo el motor lo que Camps cree que tiene que reparar. Es consciente de que el último ciclo electoral ha pasado factura a las organizaciones como la suya y de que la extrema derecha ha logrado introducir un discurso que no les deja en buen lugar para una parte de la población.
¿Qué necesitan exactamente?
¿Cuánto dinero cuesta patrullar el Mediterráneo?
Piden ayuda sobre todo a la sociedad civil, ¿hay riesgo de que se pierda otro barco de rescate en la zona?
"Podríamos conseguir el dinero llamando a la puerta de grandes fortunas, pero necesitamos que sea la sociedad quien nos apoye"
El ataque de la derecha política y mediática ha sido constante. Se les ha vinculado con traficantes de personas, acusado de fomentar la inmigración irregular, llevado ante la Justicia, se ha publicado su patrimonio personal... ¿Cree que han conseguido su objetivo?
"Hemos gastado en defensa jurídica mucho dinero que iba destinado a salvamento"
¿Cómo se combate este discurso?
¿Ha cambiado la situación en el Mediterráneo tras la salida de Salvini del Gobierno italiano?
Los últimos datos de Frontex hablan de un drástico descenso de las llegadas de migrantes a Europa y, en concreto, a Italia, ¿qué está ocurriendo actualmente?
"Si eres negro parece que eres extranjero hasta en aguas internacionales"El fundador de Open Arms, en la redacción de 'Público'.- JAIRO VARGASEl presupuesto para Frontex ha aumentado un 200% este año, ¿cree que así se va a paliar este drama humano? Tras la crisis del año pasado, el Gobierno cargó duramente contra Open Arms e incluso sugirió que podrían multarles por rescatar sin permiso. Se hablaba de una multa de casi un millón de euros. ¿Han tenido alguna noticia al respecto?
¿Qué respondieron?
"Mi madre me dijo que de la cárcel se sale, pero del fondo del mar, no"
En España, tras la llegada de Sánchez al Gobierno, también se ha reducido a la mitad el flujo migratorio gracias a los acuerdos con Marruecos. ¿Qué opinión tiene del nuevo Gobierno de coalición? ¿Cree que habrá cambios de calado en las políticas migratorias?
Ha denunciado que recibe amenazas de todo tipo, ¿cómo se vive siendo la cara visible de una organización que se enfrenta a media Unión Europea?
¿Cree que en algún momento dejará de ser necesaria la presencia de organizaciones como la que dirige?Óscar Camps en la Gran Vía de Madrid.- JAIRO VARGAS
Tras un sinfín de pruebas durante los últimos días para encontrar la avería que nos tiene parados, hemos confirmado que el barco no tiene presión suficiente y sigue sin poder salir. Pero eso no es nada. La avería grande es que el motor está muy fatigado, son 47 años. Le hicimos una gran revisión hace dos años y medio pero necesita una inversión de 600.000 euros para reconstruir ese motor porque sus piezas ya no se fabrican y eso ralentiza cada reparación muchísimo.
Mover ese barco cuesta 7.500 euros al día. Somos una organización pequeña y podemos asumir ese gasto, pero no tenemos capacidad para invertir tanto dinero en un barco que, quizás, sería mejor jubilar y comprar uno en mejores condiciones.
El barco no se hunde, nuestro mayday es informativo, pero es cierto que tuvimos una avería desastrosa hace poco, por el desgaste de los años. Con 118 personas rescatadas a bordo, nos pusimos a buscar otra embarcación a la deriva. Éramos el único barco de rescate en ese momento, pero no podíamos seguir y tuvimos que repararlos en medio del mar. Nunca supimos más de esa tercera embarcación. Se pierden vidas, no es que lleguemos tarde para descargar una mercancía, es que estamos llegando tarde para salvar vidas humanas.
Necesitamos estar en el mar con garantías, por eso nos toca llamar a la ciudadanía y decir necesitamos 200.000 personas que pongan 10 o 20 euros al año. Esto podríamos conseguirlo picando la puerta de grandes fortunas, pero no es lo que buscamos. Creemos que ahora es necesario sentir el calor de la sociedad civil y que tenemos su reconocimiento y su apoyo después de campañas de difamación contra nosotros, sobre lo que hacemos, cómo y dónde lo hacemos.
El coste económico ha sido muy alto. Hemos gastado en defensa jurídica mucho dinero que iba destinado a misiones de salvamento. Hemos salido de todo libres, sin cargos, pero se ha generado una corriente de opinión negativa sobre nosotros y eso acaba pasando factura en las donaciones y hace mella incluso en las familias de los voluntarios, que sufren esos ataques despiadados.
Lo que pretenden estos grupos de extrema derecha es tenernos entretenidos en batallas y guerras y desgastarnos así. Incluso el Gobierno español nos castigó duramente con campañas en las que nos decían de todo. Al final seguimos haciendo lo mismo, alguien está quedando mal en este proceso y no somos nosotros.
Es un discurso basado en la mentira y lo hemos demostrado en los tribunales italianos. Hasta la justicia española archivó la denuncia de Vox que pedía prisión contra mí. También hemos demandado a varias publicaciones y a algunos periodistas por difamación. Pero sobre todo se combate abriendo nuestra casa a los medios de comunicación. Son más de 50 misiones y todas han ido acompañadas de periodistas que han visto y vivido en sus carnes lo que ocurre, lo que hacemos y lo que no. Somos totalmente transparentes. La única manera que han tenido de bloquearnos ha sido la administrativa. Este verano, por ejemplo, tumbamos por la vía legal el decreto de Salvini y desembarcamos en Italia pese a las amenazas de multa y el bloqueo de sus puertos.
No hay tanta presión y estamos desembarcando en Italia sin demasiados problemas. Lo que hizo Salvini fue iniciar una campaña mediática contra la organización más mediática. Era una cortina de humo para no hablar de los problemas reales de Italia, como su recesión económica, los problemas con la mafia o la moción de censura que al final lo echó del Gobierno. Se escondió detrás de la migración, que no era un problema en Italia en ese momento, y usó a Open Arms como paraguas de su campaña política, que además, personalizó contra mí. Se sacó de la manga un decreto que prohibía la entrada de barcos de rescate en aguas italianas bajo multa de un millón de euros. Pero entramos y no nos multaron. Era parte de su gran de teatro para sus objetivos en campaña electoral.
Que los esfuerzos de Italia y la Unión Europea en Libia, financiando a grupos armados y centros de detención ilegales, tienen su efecto. Se está pagando para frenar por la fuerza a personas que quieren huir de un país en guerra, muy racista y donde no se respetan los derechos humanos. Esta gente es esclavizada y aún así se reconoce como Gobierno libio a un grupo armado. También, a los mismos, se les considera guardacostas y se les dota de barcos nuevos y se les empodera, como si no fuera Libia un Estado fallido.
En la última misión en la que he estado, han sido mil las personas rescatadas devueltas a Libia, esto son devoluciones en caliente. Hemos visto cómo estas patrulleras libias no llevan ninguna bandera, hablan en italiano, se hacen pasar por guardacostas tunecinos... No dicen que son libios porque los rescatados no quieren subirse a sus barcos, saben que van a ser devueltos a un centro donde van a prostituir a la mujeres y esclavizar a los hombres, los van a volver a extorsionar para volver a salir e intentar cruzar el mar de nuevo. Hemos rescatado a personas que llevaban tres intentos de salida. Eso es pagar tres veces el soborno a los mismos que la UE está financiado.
Pero de esto no se habla. Se habla de que un barco humanitario es una atracción para los traficantes, que los mandan ahí porque los salvamos nosotros. Es muy tendencioso decir que vamos a recoger migrantes a la costa libia. Nosotros rescatamos en aguas internacionales, que son de todos. Ahí no hay migrantes ni extranjeros, a no ser que seas negro. Si eres negro parece que eres extranjero hasta en aguas internacionales. Como ciudadanos hacemos lo que tenemos que hacer, y tarde o temprano se reconocerá que lo hacíamos por inacción deliberada de las autoridades europeas.
Ahora tiene un gran presupuesto, pero lo que Frontex no tiene encomendada es la función de salvamento. La UE ha retirado deliberadamente todas las operaciones civiles y militares con el encargo de salvar a personas. Y las trabas para desembarcar a los rescatados está llevando a los barcos mercantes que navegan por la zona a incumplir el Derecho Marítimo Internacional Obligan, que obliga a prestar auxilio ante emergencias. Se ha conseguido que prefieran pasar de largo cuando hay un patera a la deriva o que apaguen el sistema de comunicación cuando pasan por determinadas zonas, porque si rescatan son retenidos en el mar durante una semana o los mandan a Libia a desembarcar, y sufren retrasos y pérdidas. Algún Estado debería denunciar esto ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar. Nosotros denunciamos públicamente lo que pasa, por eso nos difaman.
No, fue solo intimidación. Es impensable y no tiene base jurídica, pero tiene recorrido administrativo, y esa máquina la mueve el Gobierno y puede dilatar los tiempos, por ejemplo, hasta que pasen unas elecciones. La multa pretendía intimidar a los donantes y al patronato de la fundación. Hubo personas que tuvieron miedo, porque los patrones responden con su patrimonio y no podemos hacer frente a una multa así. Mi madre y mi mujer son miembros del patronato y tuve que reunirlas y decirles "¿qué hacemos ahora? Si son capaces realmente de embargarnos, no tenemos patrimonio entre todos".
Mi madre me dijo "de la cárcel se sale, del fondo del mar, no". Salí de su casa con esa frase y decidimos que en estas historias hay que seguir, y aquí seguimos. Ni Italia ni España han dicho nada más sobre este asunto. Pero la difamación llega a las portadas, aunque luego el titular de que todo se desestima va en la cuarta página, nadie le presta atención. Y es duro. No tenemos ningún trato con los traficantes. Son los países europeos los que tratan con los traficantes, como ha quedado demostrado en recientes entrevistas publicadas en Italia con el líder de los traficantes de Libia . Quien realmente paga dinero para frenar o cambiar los flujos migratorios son los Estados europeos, y eso sí que es tráfico.
Si España da dinero a Marruecos, éste hace los deberes y frena las salidas desde su país. Cuando Mohamed VI decida renegociar las condiciones del contrato, la realidad será otra y habrá otro verano como el de 2018, que entraban 2.000 o 3.000 menores no acompañados en pateras. Eso desestabilizaba no sólo a Salvamento Marítimo, sino toda la política española. Marruecos creó un clima muy favorable para negociar e imponer sus condiciones. Esto pasa siempre cuando se paga a otros para detener flujos migratorios, quedas a merced de la extorsión de estos países. Erdogan extorsionó a la UE y ahora está llenando Libia de yihadistas.
En cuanto al Gobierno de coalición, creo que es una buena noticia. Todo cambio progresista ante esta Europa con cierto tufo a extrema derecha es bueno. Este cambio en España quizá lleve a que nos alineemos con Portugal, quizás con Italia, Alemania, Francia y a que se reequilibren un poco los poderes de la UE y se cambie alguna decisión de la Comisión Europea, como poner en marcha operaciones de salvamento, una votación que se perdió por dos votos. Quiero tener fe, aunque es cierto que la política migratoria de la UE está removida.
Intentas omitirlo. Lo que choca es que, al mismo tiempo que me nombran 'europeo del año' por nuestra labor, en Europa se tomen decisiones contra lo que estamos haciendo. Son 16.000 muertos en el Mediterráneo durante los últimos cinco años, una media 3.000 al año. Es para avergonzarse.
Por supuesto. Además de salvando vidas en el mar, nosotros también trabajamos en origen, por ejemplo, en Senegal. No podemos decir a nadie que no se mueva, pero sí mostrarles que Europa no les va recibir como esperan, que no es real la imagen que damos en las películas o en la publicidad de los partidos de fútbol. Les mostramos lo que ocurre realmente en este viaje, que es traumático para todos y les cuesta una fortuna que podrían invertir de otra manera.
Y es incomprensible que, si la mayoría puede solicitar refugio, no puedan llegar aquí en avión, como los que llegan desde Latinoamérica. La supuesta presión migratoria, si la hay, está en Barajas, no en el Mediterráneo. El año pasado llegaron en avión 100.000 solicitantes de asilo, pero los medios hablan de que 60.000 africanos han llegado por el Estrecho de Gibraltar.
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