David Brooks
▲ El presidente Donald Trump saluda desde la escalinata del Air Force One que lo llevó ayer a Austin, Texas, para participar en una convención de agricultores.Foto Ap
E
n un país gobernado por un régimen incoherente y caótico, empapado de corrupción, dirigido por un presidente que afirma que es un
genio muy establey que ha mentido o engañado más de 15 mil 400 veces desde que llegó a la Casa Blanca, no es nada fácil entender qué onda con este país.
Al inicio de este año electoral en el cual se determinará si el
genio estableya impeached es relecto o no, y cuáles podrían ser las alternativas, entre algunas de las claves necesarias para entender esta coyuntura están las siguientes:
La concentración de riqueza y la desigualdad económica han llegado a
su punto más extremo en un siglo. No sorprende que siete de cada 10
estadunidenses afirmen que el actual sistema favorece de manera injusta a
los intereses más ricos y poderosos (https://www.pewresearch.org/ fact-tank/2020/01/09/70-of- americans-say-u-s-economic-system- unfairly-favors-the-powerful/).
Las consecuencias de esta desigualdad se manifiestan de varias maneras, tal vez la mas dramática es el nuevo fenómeno de
las muertes de la desesperación(frase creada por el Nobel de Economía Angus Deaton y la economista Anne Case para describir el incremento de fallecimientos por drogas, alcohol y suicidios en el país), sobre todo entre la clase trabajadora blanca devastada por la agenda neoliberal durante las últimas décadas.
El columnista Nicholas Kristof, del New York Times, y Sheryl
WuDunn señalan que la combinación del debilitamiento de sindicatos y
mayor poder del sector empresarial, la globalización, la destrucción de
sectores industriales y agrarios, las políticas fracasadas de la guerra
contra las drogas, así como la falta de inversión en educación y salud,
entre otros factores, colocó a millones en el abismo mientras los más
ricos multiplicaron sus fortunas en gobiernos de ambos partidos (https://www.nytimes.com/2020/01/ 09/opinion/sunday/deaths-despair -poverty.html?smid=nytcore-ios-share).
Algunos dicen que ya murió el sueño americano con indicadores de que los millennials serán la primera generación en no obtener un mejor nivel de vida que sus padres.
Unos 53 millones de trabajadores –44 por ciento de la fuerza laboral–
califican como empleados de sueldo bajo hoy día: el salario mínimo
federal está por debajo de su valor real hace 30 años.
La tasa de suicidios está a su nivel más alto desde la Segunda Guerra
Mundial, existe una epidemia (oficialmente declarada por autoridades de
salud) de consumo de opiaceos y niveles crecientes de alcoholismo. De
todos los países avanzados, sólo en Estados Unidos se ha reducido la
expectativa de vida durante cada uno de los últimos tres años.
Una respuesta política ante todo esto es, como explica el profesor y ex secretario del Trabajo, Robert Reich, que
el apoyo de Trump proviene en gran medida de la clase trabajadora de Estados Unidos, cuyos sueldos no se han incrementado en décadas, cuyos empleos son menos seguros que nunca y cuya voz política ha sido silenciada por el gran capital. Agregó que aunque Trump ha beneficiado sólo a las grandes empresas y Wall Street, ha logrado convencer a estas filas de que él es su campeón, “canalizando su ira contra extranjeros, inmigrantes, minorías y burócratas del ‘Estado profundo’”.
Pero a la vez, más votantes que nunca se oponen al capitalismo.
Encuestas recientes han registrado que no sólo hay mayor rechazo al
capitalismo, sino más apoyo a algo llamado
socialismo, que incluye a la mayoría de los jóvenes. Una nueva encuesta de Harris encontró que cuatro de cada 10 estadundienses –y 55 por ciento de las mujeres entre 18 y 54 años– dicen que preferirían vivir en un país socialista que uno capitalista, reportó Axios (cuando hablan de socialismo, se refieren más al modelo europeo de acceso universal a salud, educación, salarios y beneficios laborales dignos).
Klaus Schwab, fundador y director del Foro Económico Mundial –el cual
realizará su sesión anual en Davos esta semana–, escribió la semana
pasada que
el capitalismo, en su forma actual, ha llegado a sus límites. A menos de que sea reformado desde adentro, no sobrevivirá. (https://www.foreignaffairs.com/ articles/2020-01-16/capitalism-must- reform-survive).
Al parecer, el futuro del capitalismo estadunidense está en juego en las elecciones de 2020.
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