Hoy, a casi nadie le
interesan las causas de la crisis financiera global de 2008. Parece que
solamente los economistas académicos y los que trabajan en los
departamentos de investigación de algún banco central siguen interesados
en el tema. Y muchos análisis arriban a la misma conclusión: algunos
factores que desempeñaron un papel crucial en la detonación de la crisis
siguen estando presentes y hasta se han hecho más intensos y
peligrosos. Quizás el mejor ejemplo es el del mercado de reportos.
Los contratos de reporto en las transacciones del mercado
interbancario desempeñan un papel crucial. En dicho mercado los bancos
saldan sus cuentas de muy corto plazo. Por ejemplo, al final de un día
normal el banco A observa que se ha excedido en sus operaciones y
necesita fondos para enfrentar los compromisos sobresalientes. Si
compara tasas de interés para fondearse puede también ver que le
conviene evitar ir al banco central para pedir en préstamo la suma
requerida y prefiere acudir al mercado interbancario, en donde
encontrará algún otro banco B que esté dispuesto a prestarle la suma
requerida. Ambos bancos llegan a firmar un contrato de reporto.
El banco B presta la cantidad requerida al banco A a cambio de una
garantía, que es diferente a las que normalmente se utilizan en un
préstamo. En el caso del reporto, el banco A vende al banco B títulos en
forma de garantía (puede tratarse de títulos financieros de todo tipo).
El contrato estipula que después de cierto plazo el banco B deberá
revender al banco A los títulos que sirvieron de garantía; claro, con
una prima de dos o tres por ciento. O sea, estos acuerdos son una mezcla
de contrato de préstamo con garantía y un contrato de compra y venta.
Mientras está vigente el contrato, el banco prestamista, en este caso el
B, tiene en su propiedad las garantías ofrecidas por el prestatario A.
Los contratos de reporto se utilizan más en el mercado de muy corto
plazo, pero es frecuente encontrar reportos vigentes durante semanas y
hasta meses.
¿Qué tiene de peculiar todo esto? Pues que en medio de la
desregulación financiera de los últimos decenios el contrato de reporto
resultó ser una de las figuras jurídicas preferidas para transacciones
interbancarias, en las que los títulos dados en garantía eran los
famosos
vehículos de inversión de alto rendimiento. Éstos eran paquetes de hipotecas chatarra o de mala calidad utilizados por los bancos para capturar el mercado de propietarios en condiciones precarias. Las hipotecas subprime generadas en ese tramo del mercado encontraron un buen escondite en las operaciones de reporto.
Hoy, es evidente que el mercado de reportos no ha disminuido en
importancia. Al contrario. El Banco de Pagos Internacionales considera
que el mercado de reportos es bastión clave del sistema financiero. A
escala mundial, en un día cualquiera del año 2008, las empresas grandes y
medianas detentaban 6 billones (castellanos) de dólares en reportos. En
2019, 5 billones de dólares. Aunque la cifra es inferior a la del 2008,
continúa aumentando y genera gran demanda de recursos de corto plazo.
Alrededor de 2.4 billones de dólares son utilizados en ese mercado
mundial de reportos y para muchos analistas del sector financiero esa
cantidad no es suficiente para lograr que el mercado funcione
normalmente. Hay que añadir el hecho de que muchas de las transacciones
en el mercado de reportos se llevan a cabo por computadoras y poderosos
algoritmos que reconocen oportunidades y calculan arbitrajes más rápido
que el bróker más experimentado. Los fondos de cobertura son grandes
demandantes de estos recursos para cubrir sus operaciones con opciones y
derivados. Son causa de incertidumbre e inestabilidad, porque nunca
saben cuándo van a necesitar liquidez para enfrentar el resultado de una
mala inversión.
En septiembre del año pasado se presentó un tenso episodio en el
mercado de reportos, porque la demanda de fondos resultó ser muy alta
para la oferta normal del mercado de reportos. La tasa de interés en los
mercados de dinero se dispararon, hasta alcanzar 10 por ciento (cuatro
veces más que la tasa de la Fed). Y desde septiembre la Fed de Nueva
York ha inyectado liquidez en el mercado de reportos por 500 mil
millones de dólares. Esta intervención es la más importante desde que
estalló la crisis en 2008.
Aún es prematuro saber si este monto será suficiente para estabilizar
el mercado de reportos. Pero una cosa es cierta: el mercado de reportos
sigue siendo un dolor de cabeza necesario para el sistema. Diez años
después del estallido de la crisis, la Fed sigue estando incapacitada
para normalizar su hoja de balance y empezar a incrementar la tasa de
interés de referencia. Las regulaciones para el sector bancario y
financiero de la ley Dodd-Frank para reformar Wall Street no han servido
de gran cosa. Y cuando estalle la próxima crisis, la Fed estará
desarmada y carecerá de instrumentos para hacer frente a los graves
problemas que se van a presentar.
Twitter: @anadaloficial
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