Entrevista al economista francés Thomas Piketty
Le Nouvelliste
Le Nouvelliste
publica en esta edición una entrevista realizada por el Doctor en
Economía Thomas Lalime, cronista de la sección Economía del periódico,
con el célebre economista francés Thomas Piketty sobre en qué forma sus
trabajos podrían ayudar a esclarecer la elección de las políticas
públicas en Haití. El director de los estudios en la Escuela de Altos
Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) y eminente profesor de la Escuela
de Economía de París, Piketty, respondió de manera transparente y sin
maquillajes a sus preguntas.
Según los cálculos, "la deuda
de la Independencia representaba en 1825 el equivalente aproximado de
tres años de la producción de Haití (300% del PBI diríamos en el
lenguaje de hoy). Esto sin tomar en cuenta siquiera los intereses que
los banqueros franceses, y anglo-sajones no dejaron de hacer pagar hasta
1950 a cambio del "refinanciamiento de esta deuda". Francia
debería reembolsar a HAITÍ hoy mínimamente con el equivalente de tres
años del PBI haitiano actual,o sea más de 28.000 millones de dólares
norteamericanos. Nótese que el PBI nominal se elevaba a 632 millones de
millones de gourdes(moneda haitiana) para el ejercicio fiscal 2017-2018,
o sea, 9.600 millones de dólares norteamericanos a la tasa de cambio de
entonces de 65,6 gourdes por un dólar USA.
Thomas Lalime (T.L) : Después de El Capital en el siglo XXI en 2013, usted presenta al gran público Capital e ideología
en 2019 con el fin de presentar un cuadro bastante fiel de las
desigualdades. Haití, antigua colonia francesa, permanece aún como uno
de los países más desiguales del mundo. ¿Ocupó Haití un lugar importante
en sus investigaciones?
Thomas Piketti (T.P) : Mi nuevo libre, Capital e ideología,
presenta una historia de los regímenes de desigualdades, en particular
los sistemas de justificación ideológica de las desigualdades. El caso
de Haití juega un rol muy importante en mi libro, pues la manera en que
la isla ha sido tratada por la potencia colonial francesa y los antiguos
propietarios de esclavos ilustra de manera extrema (pero
desgraciadamente representativa) la brutalidad de la ideología
propietarista en vigor en el siglo XIX, teniendo como fundamento una
cuasi-sacralización de los derechos de los propietarios, cualesquiera
sean los orígenes y las formas de la propiedad.
T.L : ¿Por
qué, según usted, las desigualdades son tan escandalosas en Haití? ¿Cuál
es el rol de la herencia colonial en la emergencia, la agravación y la
persistencia de esas desigualdades de riquezas en Haití?
T.P
: La revuelta de los esclavos en Haití es sin duda el momento más
subversivo de la Revolución Francesa. Algunos en Francia estaban
dispuestos a responder positivamente a ella. Al final, la línea que se
impuso en París fue dura y represiva. La monarquía francesa impuso en
1825 una muy dura deuda a Haití con el fin de compensar a los
propietarios de esclavos despojados de su derecho de propiedad. Esta
deuda injusta pesó gravemente en el desarrollo económico, político, y
humano de la isla. La deuda fue oficialmente pagada hasta la mitad del
siglo XX. En realidad, es hasta nuestros días que esta pesada herencia
esclavista y colonial ha hecho sentir sus efectos.
T.L :
Usted propone poner impuestos a los más ricos, pero en países de
ingresos reducidos como Haití, en donde las instituciones son muy
débiles, los ricos acaparan a menudo el aparato estatal que debería
proceder a imponer estos impuestos. Frecuentemente, ellos no pagan
impuestos o pagan muy poco. Estos últimos pueden bastante fácilmente
provocar el cambio de un gobierno o de un funcionario que quisiera
hacerles pagar más. ¿Cómo aplicar una medida semejante en este contexto?
T.P: Pienso que todos los países, comprendiendo a
Haití, tienen necesidad de transparentar quién posee qué, quién recibe
tal ingreso y cuánto los unos y los otros pagan o no de impuestos para
contribuir a las infraestructuras colectivas, al sistema de educación y
al sistema de salud. Un sistema fiscal justo debe basarse en un impuesto
progresivo sobre la propiedad y un impuesto progresivo sobre los
ingresos. Cualquiera sea el grado de desarrollo del país y de la
administración fiscal, los gobiernos deben comprometerse a hacer un
registro de las propiedades y los ingresos de sus ciudadanos, a
aplicarles los impuestos adecuados y a publicar el resultado de estas
operaciones. Cuántos contribuyentes fueron registrados con tal y tal
nivel de patrimonio y de ingresos, en tal ciudad, año tras año. Así
podrán los ciudadanos hacerse una idea del progreso(o de la ausencia de
progreso) de la administración fiscal, podrán pedir cuentas, y
apropiarse de la cuestión de la justicia fiscal y social.
T.L : Haití fue forzada a pagar una deuda de la independencia de 150
millones de francos-oro en 1825, o sea un monto capitalizado de más de
21.000 millones de dólares hoy, lo que en gran parte hundió la
posibilidad de su despegue económico. ¿Piensa usted que Haití tiene
derecho hoy a una reparación por parte de Francia?
T.P:
Esta deuda representaba en 1825 el equivalente de alrededor de tres
años de producción de Haití (300% del PBI con el lenguaje de hoy) Esto
sin tomar en cuenta siquiera los intereses que los banqueros franceses, y
anglo-sajones no dejaron de hacer pagar hasta 1950 a cambio del
"refinanciamiento de esta deuda". Francia debería hoy reembolsar a
HAITÍ, mínimamente con el equivalente de tres años del PBI haitiano
actual.
En mi libro, estudio igualmente formas más ambiciosas
de justicia trasnacional fundada en la desigualdad de acceso a la
educación y a los otros bienes fundamentales, en dondequiera uno haya
nacido, independientemente de los orígenes de los unos y los otros y de
toda lógica de solidaridad inter generacional. Esto conduciría en la
práctica a retribuciones mucho más importantes todavía en beneficio de
los jóvenes Haitianos. Pero a partir del momento en que no se
instrumente una norma de justicia de este tipo, hay que aceptar entonces
la lógica de las reparaciones.
Traducción Mónica Riet, miembro del Comité por el retiro de las tropas uruguayas de Haití
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