La Jornada
Joao Pedro Stedile, del
liderato de la coordinación nacional del Movimiento de los Trabajadores
Rurales Sin Tierra (MST), de la Vía Campesina Brasil y de la
articulación de movimientos populares hacia una asamblea internacional
de fuerzas populares, no pudo viajar a México, pero envió en un video un
agradecimiento por el
Reconocimiento Maestro José Luis Ceceña Gámez, que le otorgó el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. Por la calidad humana y sensibilidad política de Stedile, la distinción cobra un significado profundo en momentos en que los ejes fundamentales de la ciencia de Brasil y el mundo registran que en los pocos meses de Jair Bolsonaro en la presidencia, son alarmantes las alzas en la cantidad de incendios y de deforestación que están impactando la Amazonia brasileña, lanzando al planeta a una todavía mayor aceleración del colapso bioclimático capitalogénico.
Escribí capitalogénico porque, como muestran Elmar Altvater, Jorge
Beinstein y Jason W. Moore, esa noción da cuenta de lo que protagoniza
el capital en su etapa monopolista/financiera de alta militarización,
lanzándose sobre los ecosistemas del mundo, hasta su extinción. El
capital, dice Stedile, “tiene su plan y su lógica que opera... aparte de
las instituciones públicas o democráticas… ellos tratan de apoderarse
privadamente de todos los recursos de la naturaleza como el petróleo, el
agua, los minerales, las forestas, la biodiversidad, porque saben que
transformar los recursos de la naturaleza en mercancías es la
oportunidad de sacar una renta extraordinaria, fantástica. En Brasil la
Nestlé saca una ganancia de 700 por ciento en la mercantilización de
lácteos”.
La expresión brutal de la aniquilación biológica contra la naturaleza (https://www.pnas.org/content/114/30/E6089]
en pos de la ganancia es descrita por Stedile en referencia a lo que
está ocurriendo no solo en la Amazonia, también “…en otras regiones de
forestas o de frontera agrícola, Indonesia, Congo etcétera. Por ese afán
que no tiene límites, de apoderarse de los recursos naturales, el
capital avanza sobre la frontera agrícola dominada por las forestas,
mata la foresta, extrae la madera y trata de apoderarse del agua y de la
biodiversidad al imponer el modelo de agronegocio a través de la
explotación de soya… El fuego que consume nuestra Amazonia resulta de
esa ganancia del capital”. En efecto, el equipo científico del Instituto
Nacional de Investigación Espacial de Brasil calcula que agosto de este
2019, faltando septiembre y octubre, cuando se acentúan los fuegos, los
satélites detectan ¡un aumento de 35 por ciento en el número de
incendios en la Amazonia frente al promedio que se registró en los
pasados ocho años!, (citado por K.K. Rebecca Lai, et al NYT/23/8/19).
¿Qué hacer ante esta devastación biológica si no la movilización para
la resistencia? La aclaración y el llamado de Stedile en su mensaje
revela por qué es interlocutor
nuestroamericanode primera línea:
aunque este diploma lleve mi nombre, dijo al Instituto de Investigaciones Económicas,
no es individual, sino que es también homenaje a todos los luchadores y luchadoras de nuestro continente que desarrollan esa militancia social mezclando y difundiendo el conocimiento científico de la lucha social de nuestros pueblos. ¿Cuál conocimiento científico? Aquel que muestra el orden de magnitud del atroz uso de instrumentos del Estado brasileño impulsando la deforestación y alentando la sabanización amazónica vía cultivos de soya, desde una empequeñecida, pero muy riesgosa actuación bolsonaria carente de percepción del alcance planetario que acarrea la agricultura industrial capitalista (AIC) que por siglos cerca, privatiza, explota y contamina hasta su aniquilación, forestas de campesinos e indígenas biodiversos.
Es también la ciencia que apoya a Gloria Martínez analista, en un sustantivo artículo que moviliza conciencias sobre La urgencia climática de un nuevo sistema agroalimentario
(SABC, enero 2012, N.8). La AIC aniquila ecosistemas: usa fertilizantes
químicos (con óxido nitroso que captura 298 veces más calor que el
CO2, usa “maquinaria pesada que funciona con gasolina y en operaciones
industriales de crianza animal altamente concentradas que bombean a la
atmósfera deshechos de metano. Tampoco se toman en cuenta… los cambios
en el uso del suelo y la deforestación, que son responsables de una
quinta parte de las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI).
Entre 15 y 18 por ciento de las emisiones globales de GEI son producidas
por el cambio en el uso del suelo y la deforestación ocasionada por la
agricultura”.
Añádase entre 15 y 20 por ciento de las emisiones globales por el transporte, procesamiento, empacado y venta de los alimentos y entre 2 y 4 por ciento de las emisiones por la putrefacción de los alimentos que tiramos.( Ibidem) Sus datos indican que del sistema alimentario global emana la mitad de los GEI causantes del colapso bioclimático capitalogénico en curso.
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