Discurso
de la embajadora Luz Elena Baños Rivas en el punto 4 de la sesión del
Consejo Permanente de la OEA del 11 de septiembre de 2019
México expresa su profunda preocupación y rechaza categóricamente la
invocación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)
para intervenir en los asuntos internos de los Estados por considerar
inaceptable utilizar un mecanismo que contempla la fuerza militar,
contraria a los principios constitucionales de la política exterior
mexicana que prohíben la amenaza del uso de la fuerza o el uso mismo de
ella en las relaciones entre los Estados.
El TIAR es contrario a la OEA, que fue creada para fortalecer la paz,
la seguridad, el desarrollo y la defensa de los derechos humanos por lo
que invocar un tratado identificado con el uso de la fuerza, del que
únicamente forma parte un número limitado de la membrecía, para discutir
asuntos trascendentales, como éste, que conciernen a todos, es un
retroceso y una contradicción, que profundiza la división al seno de la
Organización y promueve el enfrentamiento entre los países.
El espíritu del TIAR es incompatible con los documentos fundacionales
de la OEA. Al denunciar el tratado el seis de septiembre de 2002,
México advirtió que el TIAR no contempla un concepto de seguridad
adecuado para responder a los retos de nuestro hemisferio. Nuestra
historia da testimonio de que han sido la diplomacia y el diálogo
incluyente las vías para resolver las diferencias y los conflictos que
ha habido en América. La vocación pacifista de México se opone
rotundamente a la utilización de la fuerza en las relaciones
internacionales.
Los mecanismos que contempla el TIAR, un instrumento previo a esta
Organización, surgido en el contexto de la segunda posguerra mundial, no
son la vía para alcanzar los objetivos de la OEA, fundamentalmente el
lograr un orden de paz y de justicia, fomentar la solidaridad y
robustecer la colaboración entre nuestros pueblos y sientan un peligroso
precedente que México rechaza enérgicamente.
Aunque mi país no es parte del TIAR, está obligado a pronunciarse
decididamente en contra del uso político que se pretende dar a este
delicado y controversial instrumento, porque si lo que se persigue es la
búsqueda de soluciones pacíficas, la OEA tiene otros instrumentos y
recursos para lograrlo.
En el continente americano no hay un conflicto armado que reclame el
uso de la legítima defensa, mucho menos entre nosotros mismos. México no
permanecerá callado ante la irresponsable invocación de este tratado
cuyos mecanismos nos enfrentan y pueden conducir a la pérdida de vidas.
La Resolución propuesta, que invoca un tratado, que intrínsecamente
supone la posibilidad del uso de la fuerza, no es solamente inaceptable,
es contraria al derecho internacional. Resultaría aún más grave que un
eventual uso de la fuerza se pretendiera enmarcar bajo el concepto de
legítima defensa. El artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas es
claro al hablar de la existencia de un ataque armado, esto es, un acto
de agresión, y no de una crisis interna, por más efectos negativos que
ésta tenga, y de ninguna manera puede invocarse como acción preventiva,
usarla de esa forma abre una peligrosa opción que podría desembocar en
la desestabilización del hemisferio y México tiene el deber de alertar
sobre este eminente riesgo, que afectaría gravemente a nuestra población
por la irresponsabilidad de utilizar opciones de fuerza que pudieran
dañar severamente la soberanía y violar la no intervención.
Si bien el TIAR es un tratado de asistencia recíproca, no es menos
cierto que independientemente de sus disposiciones, cualquier actuación
bajo los auspicios del tratado debe estar enmarcada dentro del régimen
internacional para el uso de la fuerza, que solo pudiera justificarse en
caso de legítima defensa, la cual en ningún caso puede ser invocada en
forma preventiva.
Hasta el momento, señora presidenta, mi delegación no ha escuchado
una sola razón fundamentada y convincente para convocar a una reunión
del órgano de consulta del TIAR. Tampoco se ha informado, con la
claridad y transparencia que se requerirían en un asunto tan delicado,
qué objetivos concretos se buscarían si la OEA posee otros instrumentos y
recursos para buscar soluciones pacíficas. Si lo que se persigue no es
una intervención armada, para qué recurrir a un instrumento obsoleto e
inaceptable como el TIAR.
Es sumamente preocupante que una vez más una minoría de Estados tome
decisiones que impactan negativamente el futuro de nuestro hemisferio y
la institucionalidad de nuestra ya debilitada Organización. Al dar curso
a esta propuesta no sólo no se resuelve nada sino que nos acercamos
peligrosamente a un punto sin retorno, nadie gana, todos pierden y la
OEA pone en riesgo su misión, su prestigio y su futuro al contradecir
sus objetivos esenciales.
Finalmente, señora presidenta, queremos dejar constancia ante este
Consejo Permanente y ante la opinión pública que lo que se resolverá a
continuación no es reflejo de la voluntad de todos los miembros de la
Organización, sino únicamente responde a una cuestión de procedimiento
prevista en un Tratado del cual sólo forman parte algunos de los países
aquí representados.
México desea dejar clara su firme oposición a la invocación al TIAR,
que sienta un peligroso precedente para la democracia, el derecho
internacional, la búsqueda de la paz y la no intervención en los asuntos
de otros Estados y al que México se opone de manera categórica.
Muchas gracias
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