Agencias
Acompañada por varios de sus colegas de la región, la presidenta de Brasil,
Dilma Rousseff , asumió este jueves su segundo período al frente del
país más grande de Sudamérica. Las calles de Brasilia se vieron
atestadas de seguidores de la jefa de Estado, que llegó al Congreso
tras recorrer en un Rolls Royce los dos kilómetros que separan la
Catedral Metropolitana de la sede del Poder Legislativo.
Al acto
acudieron representantes de más de 70 países, entre ellos 14
mandatarios, que presenciaron cómo la presidenta de 67 años, reelecta
en los comicios del pasado 26 de octubre con el 51,64 por ciento de los
votos, juró mantener, defender y cumplir la Constitución e impulsar el
bien general del pueblo, así como defender la soberanía del país. La
ceremonia de investidura fue dirigida por el presidente del Senado,
Renan Calheiros.
En el discurso que pronunció en el Congreso
para asumir su segundo mandato, Dilma Rousseff aseguró que la prioridad
de la política externa de su Gobierno seguirá siendo la integración
latinoamericana pero sin dejar de fortalecer lazos con EE.UU., la Unión
Europea y Japón.
“Mantendremos como prioridad (la integración
de) Suramérica, América Latina y el Caribe”, dijo la mandataria en el
discurso que pronunció ante el pleno del Congreso tras jurar el cargo
para iniciar un nuevo mandato de cuatro años.
De acuerdo con
la mandataria, esa prioridad será traducida en esfuerzos por fortalecer
los mecanismos regionales de integración de los que Brasil forma parte,
entre los que citó el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión de
Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Países de América
Latina y del Caribe (Celac).
La jefa de Estado garantizó que no
adoptará “discriminaciones de orden ideológico” en sus esfuerzos de
integración al referirse a algunas diferencias entre los países
latinoamericanos, algunos mas o menos alineados con Estados Unidos y
más o menos defensores de políticas liberales.
Rousseff
aprovechó el pronunciamiento para agradecer “la presencia” de sus
“queridos colegas y gobernantes de América Latina aquí presentes”.
A
los actos de su nueva investidura asisten los presidentes de Bolivia,
Chile, Costa Rica, Paraguay, Uruguay y Venezuela, así como los
vicepresidentes de China, Estados Unidos y Argentina -en esa orden los
mayores socios comerciales de Brasil- y delegaciones de otros 70
países, entre ellos la de Cuba encabezada por el vicepresidente José
Ramón Machado Ventura.
Agregó, que, además de darle prioridad a
Latinoamérica, se hará “énfasis” a las “relaciones con África, con los
países asiáticos y con el mundo árabe”.
Igualmente citó como
de interés de su política externa la mayor integración con los socios
del Brasil en el Brics, el foro de las grandes economías emergentes
integrado también por Rusia, India, China y Sudáfrica.
“Con
los Brics, nuestros socios estratégicos, avanzaremos en el comercio, en
la cooperación científica y tecnológica, en las acciones diplomáticas y
en la implementación del Banco de Desarrollo de los Brics y de un
acuerdo de contingencia de reservas”, aseguró.
Pese a establecer
como prioridad la relación con otros países en desarrollo y emergentes,
la jefa de Estado descartó que pueda restarle importancia a las
relaciones con los más ricos.
“Es de gran importancia mejorar
nuestra relación con Estados Unidos, por su importancia económica,
política, científica y tecnológica, además del volumen de nuestro
comercio bilateral. Lo mismo es válido para nuestras relaciones con la
Unión Europea y con Japón, con los que tenemos lazos fecundos”, dijo.
Rousseff
defendió la normalización de las relaciones con Washington en una
ceremonia en la que, entre otras autoridades extranjeras, asistió el
vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en representación del
mandatario Barack Obama.
La relación entre Brasil y EE.UU.
mantiene una baja intensidad desde mediados de 2013, cuando el
exanalista de la CIA Edward Snowden denunció que, entre muchas
personalidades espiadas por las agencias estadounidenses, estaban
Rousseff, varios de sus ministros y hasta estatales brasileñas, como la
petrolera Petrobras.
Tras esas denuncias, Rousseff suspendió una
visita de Estado a Washington que tenía planificada para octubre de
2013 y la relación con la Casa Blanca se enfrío hasta hace dos meses,
cuando la mandataria fue reelegida y conversó telefónicamente con Obama.
“Decidimos
que adoptaremos todas las medidas necesarias para continuar con
nuestras relaciones estratégicas, incluyendo visitas de Estado
recíprocas en este segundo mandato”, dijo Rousseff sobre esa
conversación.
En el discurso de toma de posesión, la mandataria
dijo que la política externa brasileña seguirá guiada por los
principios de respeto a la soberanía, defensa de la solución negociada
de los conflictos, defensa de los derechos humanos y el
multilateralismo.
Agregó que, tras el Mundial de fútbol Brasil
2014, en su nuevo cuatrienio todos los países volverán a fijarse en
Brasil debido a su condición de organizador de los Juegos Olímpicos de
Río de Janeiro en 2016.
“En 2016 la mirada internacional estará
dirigida a Brasil con los Olímpicos. Estamos seguros de que de nuevo,
como ocurrió en el Mundial (de fútbol), demostraremos nuestra capacidad
de organización”, aseguró.
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