Por Martin Hacthoun
Buenos
Aires, 21 ene (PL) La denuncia al Ejecutivo hecha por el fiscal Alberto
Nisman y la posterior muerte de este, han venido como anillo al dedo a
la oposición argentina que intensifica una incisiva campaña contra el
Gobierno al inicio de un año electoral.
Llamados a protestas callejeras, estridente ofensiva mediática en la
que no falta la distorsión y cáusticas declaraciones de políticos
opositores y hasta de dichos antigubernamentales de famosos de la
farándula, retumban hoy en la escena argentina.
Las formaciones
opositoras parecen estar desesperadas por derrocar el modelo popular
nacional que inició Néstor Kirchner en 2003 y ha venido ampliando
Cristina Fernández en sus dos mandatos.
La imputación de Nisman
contra la Presidenta y su Canciller de encubrir la presunta implicación
de Irán en un atentado en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita
Argentina (AMIA) a cambio de petróleo, es considerada por expertos
locales como de escaso sustento y que podría ser fácilmente
desenmascarada en un tribunal.
Sin embargo, los que la
concibieron lograron el objetivo que perseguían de desatar el escándalo
político, que se hizo más retumbante tres días después con la "muerte
dudosa" de Nisman, según señala el expediente de la fiscal que investiga
el caso, Viviana Fein.
Con ello dieron armas a las fuerzas de
dentro y de fuera, afanadas en que no vuelva a triunfar en las
elecciones del 2015 en Argentina, que cierra el ciclo electoral en
Sudamérica, un proyecto de carácter popular progresista.
Por
otra parte, la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) demandó en un
comunicado el total esclarecimiento de la muerte del fiscal, e instó a
que "este suceso no debe ser materia de especulación política, de la que
se pretende sacar rédito electoral".
Para la agrupación
sindical es evidente que el clima generado a partir de la muerte del
fiscal Nisman pretende ser aprovechado por estos mismos grupos de poder
que sueñan con "el fin de ciclo" para cortar de cuajo el proceso de
verdad y justicia iniciado en el 2003.
Con esto -recalca-
también quieren frenar los avances en la distribución de la riqueza y,
más recientemente, "la reivindicación de nuestra soberanía nacional ante
la embestida de los fondos buitres con la restauración neoliberal".
Para ello buscan que este gobierno llegue a su fin en un escenario de
caos e ingobernabilidad, que borre del imaginario colectivo la
reivindicación del Estado como garante de políticas públicas, la
integración regional y el crecimiento económico con inclusión social,
advierte la CTA.
Demanda, a su vez, sacar a la luz "el entramado
mafioso que desde hace décadas y pese a los 31 años de democracia,
sigue actuando como un poder fáctico con capacidad de desestabilizar
gobiernos y de generar zozobra en la ciudadanía".
Claudio
Lifschitz, abogado y testigo principal de la causa AMIA, consideró que
la denuncia del fallecido fiscal "tiene una obligada vinculación con
personal de Inteligencia que fue separado del cargo" en diciembre por la
Presidenta.
Entre otros apartados está Antonio Stiusso,
exdirector de Operaciones de Contrainteliencia, quien luego de
entregarle las grabaciones de las pinchaduras telefónicas a Nisman,
abandonó el país, según el político y escritor Miguel Bonasso.
Stiusso fue el enlace en Argentina de la CIA y el Mossad, el servicio
secreto israelí, según ha trascendido, mientras documentos
confidenciales revelados por Wikileaks indican que Nisman estaba
vinculado a la embajada de Estados Unidos, interesada en que su
investigación estuviera dirigida contra Irán.
En opinión de
Lifschitz, la imputación es "un contragolpe de los aparatos de
inteligencia" y, sin dar nombres, señaló entre sus autores a "personas
de las que Nisman fue vocero de sus tesis y teorías" sobre el atentado
de 1994.
"Sabemos que estas personas separadas son las que
llevaron a Nisman a esta posición respecto al memorando con Irán, y ese
desacuerdo, sumado a las demociones de funcionarios, motivaron ese apuro
en la presentación de la denuncia".
De acuerdo con algunos
criterios, hasta su muerte pudiera emanar de toda esa vinculación y
fuertes presiones. La fiscal que investiga el caso la sigue considerando
un suicidio pero no descarta el homicidio.
Según esas mismas
fuentes, tras ser utilizado durante 10 años, Nisman pudo haberse
convertido en una pieza descartable y después de desatado el escándalo
político, su eliminación pudo ser una opción, más cuando contribuiría a
exacerbarlo.
Todo parece indicar que solo la investigación de la
fiscal Fein puede llegar a la verdad de lo sucedido, si encuentra las
evidencias y las circunstancias y su propia voluntad se lo permiten. |
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