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Tanto México como Colombia son países que tienen una cercanía política, económica y de seguridad con EE. UU, pero la presencia de China en ambos está ampliándose |
El contexto de
guerra comercial entre China y Estados Unidos (EE. UU.), las dos
principales potencias económicas mundiales (las cuales concentran el 40%
del PIB mundial), tiene múltiples repercusiones a nivel internacional,
incluida América Latina.[1] Como hemos mencionado en otros informes,[2]
América Latina y el Caribe es una región en disputa por sus recursos
estratégicos, su geografía y los intereses geopolíticos de EE. UU. y
China.[3]
Hace algunas semanas, el presidente de Colombia, Iván
Duque, realizó una visita de alto nivel a China en la cual se promovió
la inversión y se firmaron acuerdos de cooperación.[4] Si bien México no
cuenta con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, es ya su
segundo socio comercial. La renegociación del ahora T-MEC (antes TLCAN)
podría cerrar la posibilidad de la firma del TLC con China. Tanto México
como Colombia son países que tienen una cercanía política, económica y
de seguridad con EE. UU. En el caso de México, una frontera común; en el
caso colombiano, una cercanía geopolítica y estratégica en materia de
seguridad. Se suma, además, el anuncio de una fracción de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de continuar con la vía
armada ante el incumplimiento de los Acuerdos de Paz de la Habana por el
Estado colombiano,[5] decisión con importantes implicancias políticas y
militares.
Esta creciente presencia de China no implica un
cambio en el modelo primario-exportador o de maquila que caracteriza a
Colombia y México, pero sí abre ciertas expectativas al presentar un
desafío para EE. UU. en dos países que son “aliados preferenciales” (o
subordinados) desde hace décadas. Esto habilita el juego y diversifica
las relaciones comerciales y financieras, y con ello va modificando el
escenario geopolítico.
México y Colombia en la geopolítica de EE. UU.
Ambos
países cuentan con un TLC con EE. UU. México lo firmó en 1994 y
recientemente lo renovó (T-MEC). Colombia firmó el TLC en 2006. La
estructura económica de ambos países continúa una vía en la que se
acentúa la dependencia económica histórica, sobre todo en
agroexportaciones y manufacturas.
En seguridad, ambos están
subordinados militarmente. En el caso de Colombia, la firma del Plan
Colombia en el 2000 implicó la asistencia militar, acuerdos para
instalar bases militares y, por último, la entrada a la OTAN. Para
México, la ASPAN (2005) y la Iniciativa Mérida (2007) implicaron mayor
cooperación en seguridad, entrenamiento militar y mayor inversión
estatal en seguridad, y el modelo a seguir fue el Plan Colombia. Ambos
países tienen miles de desaparecidos a raíz de la guerra contra el
narcotráfico, millones de desplazados, crisis de derechos humanos y los
militares de ambos países concentran importante poder político y siguen
realizando tareas de seguridad interior.
A continuación,
presentamos los principales acuerdos comerciales, en materia de
seguridad y las áreas estratégicas en donde EE. UU. se encuentra en
ambos países.
Colombia y México: acercamiento a China
México
y Colombia han recibido poca inversión estatal china, factor que llama
la atención al considerar el tamaño y la importancia de estas economías
en la región, pero que se explica, en gran medida, por la cercana
relación con EE. UU. Sin embargo, ambos países han tenido mayores
acercamientos a China en los últimos años. En el caso de México, la
relación incluye el financiamiento de un proyecto, vía el EXIMBANK de
China, de cooperación en materia cultural. En el caso colombiano, la
relación ya cuenta con la firma de un convenio de cooperación. En ambos
casos, las principales exportaciones son de commodities, minerales y petróleo crudo.
Conclusiones
México
y Colombia son dos casos en los cuales el acercamiento económico a EE.
UU. mediante TLC y la firma de planes de seguridad y lucha contra el
narcotráfico han configurado las economías de estos países, ambos con
problemas internos derivados de la guerra contra el narcotráfico en
clave militar.
La entrada de capital chino en ambos países es
menor, comparándola con la de EE. UU.; sin embargo, en los últimos años
se aceitaron los vínculos económicos. Desde el punto de vista
geopolítico, China será cada vez más importante para los países
latinoamericanos, lo que pone en alerta a EE. UU.[6], que históricamente
ha considerado a la región como un territorio vital para mantener su
hegemonía. La guerra comercial entre China y EE. UU. y la forma
particular de gobernar de Donald Trump han dejado, en el caso de México,
restricciones y amenazas materializadas en cláusulas comerciales que
restringen el comercio con “economías no consideradas de mercado” y la
continuación de políticas de seguridad, como en el caso de la migración.
En el caso de Colombia, en la profundización de la dependencia
estructural, la militarización del país y subordinación a los mandatos
imperiales en contra de sus vecinos.
Por todo lo anterior,
podemos esperar que EE. UU. profundice sus políticas imperialistas y que
China siga intentando aumentar su presencia e influencia en la región,
como lo ha hecho con Venezuela, Brasil y Argentina. Esta mayor presencia
china no implica un cambio en el modelo primario exportador y de
maquila que caracteriza a estos países, pero sí abre ciertas
expectativas de cara al contrapeso que hace a la fuerte presencia
estadounidense, no sólo en Colombia y México sino a nivel regional. Los
vínculos comerciales inauguran relaciones bilaterales y las van
reforzando, trayectoria que podría generar acercamientos en materia de
seguridad en un futuro (y eso sí que podría amenazar seriamente la
hegemonía estadounidense).
Notas:
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