Perú
A fin del año 2017 se
produjo en el Perú un cambio radical del escenario político. Quien tenía
en sus manos la bandera de la Democracia Liberal Burguesa, finalmente
capituló ante la ofensiva del fascismo y terminó colocándose como furgón
de cola del mismo. ¿Existían diferencias entre ambos segmentos de la
clase dominante? Claro que sí, pero ellas, no eran irreconciliables.
Eran contradicciones no antagónicas, que podían “superarse” en los
avatares del proceso social. Y así ha ocurrido.
Pedro Pablo
Kuczynski, que en la campaña electoral pasada había asegurado que no
indultaría a Alberto Fujimori, llegó a la “Noche Buena” defraudando a
sus electores, y hasta engañó ladinamente y sin rubor, a tres
periodistas de reconocida solvencia, A ellos, les aseguró pocas horas
antes de firmar el Indulto, que no lo haría. Urgido como estaba para
evitar la vacancia de su Mandato, optó, finalmente por desbarrar,
disponiendo el perdón para el genocida.
Algunos opinan que ésta
no fue una decisión improvisada. Había sido resuelta ya en agosto
pasado, y sólo buscaba “el momento” de su ejecución. Eso es enteramente
posible porque –ocurre en sociedades como las nuestras- los poderosos
buscan acuerdos entre sí cuando piensan que sus intereses personales –o
de clase- corren peligro. Entonces, “deponen” diferencias menores, y se
dan la mano. Lo ha confirmado la vida.
La burguesía liberal suele decir que, para ella, priman siempre “los valores democráticos”.
Y eso hace, en efecto que durante un tiempo, haga resistencia a las
formas autoritarias de gestión que encarna el fascismo. Pero al final,
cuando el miedo le escarapela el cuerpo, se olvida de esas “formas” y
cierra filas con lo peor de la sociedad e instaura la dictadura
terrorista de los grandes monopolios buscando para ella apoyo de masas.
Así surge y se consolida –transitoriamente- el fascismo.
La
razón de ese miedo es múltiple. Se trata, en primer lugar, de miedo a
las masas que “pueden desbordarse”; de miedo a los trabajadores, a los
partidos de la izquierda que -aunque debilitados-, existen y funcionan.
Pero, además, miedo a los caudillos populares que surgieron de las
luchas anteriores, inconexas y desarticuladas, que les asestaron golpes:
Vladimir Cerrón, Gregorio Santos, Walter Aduviri, Verónica Mendoza.
El fascismo existe en todas partes. Porque es el producto más perverso
de la sociedad en descomposición. Por eso –como dijera Julius Fucik- hay
que estar alertas y velar. Y es que a nada hay que tener miedo: solo al
fascismo. No tanto porque reprime, y asesina impunemente, sino además, y
sobre todo, porque corrompe y envilece a la sociedad en su conjunto. Así sucedió en el Perú en las últimas décadas del siglo pasado.
Pedro Pablo Kuczynski no solamente cometió un legicidio al otorgar el
cuestionado “Indulto Humanitario”, sino también una estupidez. Los
juristas han demostrado ya la inconsistencia de la disposición que bien
puede ser legalmente derribada incluso por el Tribunal Constitucional,
pero también por los organismos internacionales a los que el país está
atado. Y es que el mismo reo, y sus allegados, han puesto en evidencia
la precariedad del sustento formal de la disposición de marras: Alberto
Fujimori, goza de buena salud. No se ha arrepentido de sus crímenes y
otros latrocinios, no han invocado el perdón ante las víctimas o sus
familiares, no ha pagado un sol de la caución que le fuera impuesta, ni
sufre “enfermedad terminal” alguna.
Si PPK cree que “llegar a un acuerdo” con del fujimorismo le garantizará “gobernabilidad”,
se equivoca de medio a medio. Este “pacto” no le otorgará ninguna. Es
más, le hará la vida imposible. La Mafia lo responsabilizará de todos
los errores y dificultades. Incluso, de las “imperfecciones jurídicas”
del Indulto. Y, finalmente, cuando esté absolutamente vencido, quebrado y
en la última lona, se desprenderá de él, como si fuese un papel
higiénico ya usado.
Nunca querrá cargar con su pasivo. Y eso,
no solo porque le restaría aceptación electoral, sino también porque no
le perdonará jamás lo ocurrido en junio del 2016, ni las afrentas de la
campaña. Menos, la derrota en las ánforas. Esa, la pagará muy caro. Este
precario Jefe de Estado puede verse a trasluz en el espejo de Humala, y
darse cuenta que la Mafia no perdona.
Algunos piensan que hay
diferencias “insalvables” entre Keiko y Kenyi Fujimori. No las hay
tampoco. Kenyi está rodeado de lo que se ha dado en llamar “la Vieja
Guardia” del fujimorismo: Morelli, la Chávez, Cuculiza. Esa es, en
efecto, una “Vieja Guardia”, pero no es demócrata, ni progresista. Es
simplemente, Vieja Guardia Fascista.
La otra –la de Pierre Figari, Ursula Letona o Daniel Salaverry, es la “Nueva”, algo así como la “Hitlerjungend” de los años 30 del siglo pasado en la Alemania Nazi. Esa, y otra similar, la “junggvolk”
eran apenas la cantera que alimentaba al fascismo en su más dura
expresión. Ambas estructuras fueron concebidas, desde un inicio, como “la fuerza de recambio”. Sólo que no tuvieron tiempo de actuar. No hay que olvidarlo.
La voracidad de la Mafia no tiene límite. El país lo sabe, pero –por si
eso no fuera suficiente- las nuevas generaciones de peruanos lo están
aprendiendo. Hoy, el abogado del “enfermo terminal” –el Dr. Paco
Castillo- ha dicho públicamente que ellos quieren que éste sea “rehabilitado completamente”, y que eso pasa porque PPK lo ubique como “asesor presidencial”. Sabe que, renunciado Máximo San Román, el puesto está “vacante”.
Nuestro pueblo tiene otros requerimientos. Ya ha adquirido cierta
conciencia de lucha y un determinado nivel de coordinación y
articulación. Está en condiciones de combatir, entonces, enfrentando la
agresión del fascismo allí donde éste pretenda “levantar cabeza”. Pero
la tarea no será fácil. Será dura, y de largo alcance. Presupone unidad y
organización, pero -sobre todo- inteligencia.
Hay que saber
construir la unidad superando fricciones menores. Es penoso ver en las
Marchas a los activistas del Frente Amplio enfilar sus baterías contra
Verónica Mendoza. Pueden tener reservas frente a ella, pero ni de lejos
es “el enemigo”. Como tampoco lo es Arana, ni la “izquierda Caviar”, ni
“los ultras”, ni “los reformistas”, ni “los radicales”. Esos anatemas
descalificantes hay que dejarlos para después. Ahora, no aportan nada.
Hay que sumar. Y eso implica, juntar fuerzas. Todos los que quieran
venir a “nuestro lado” deben ser bienvenidos. Porque venir a nuestro
lado implica comprometerse en la acción, con una lucha que nos une.
Y es bueno que concertemos también los objetivos de esa lucha. Se
trata, en primer lugar, de derribar el Indulto intolerable que fuera
decretado por Pedro Pablo Kuczynski. Incluso, aunque eso no tenga
efectos prácticos –el reo puede huir y refugiarse en el Imperio del Sol
Naciente-, igual hay que derribarlo para que no sirva como “precedente”
para nadie. Porque a Fujimori nadie podrá sacarlo de la celda en la que
vivirá siempre en la conciencia de los peruanos.
Y hay que
marcar a fuego la política capituladora de Kuczynski, su pacto abyecto
con el fujimorismo y el sucio contubernio de su régimen con el fascismo
al que se le ofrece hoy como taparrabo. Y hay que luchar abiertamente
contra el “modelo” Neo Liberal y la írrita “Constitución” del 93,
instrumento creado para imponer –como inapelables- los mandatos del
Banco Mundial, el Fondo Monetario y las entidades internacionales de
crédito. ¡Hay que derribar el Imperio del Capital!
Y las formas
de lucha deben ser todas las que estemos en condiciones de impulsar: la
acción de masas, el combate callejero, los conflictos de clase, la
movilización de los trabajadores, el pronunciamiento de las
Universidades, las declaraciones de los intelectuales, las marchas de
los estudiantes, las mujeres, la Iglesia; las publicaciones, escritos,
llamamientos; todo lo que sierva para difundir y popularizar nuestra
causa.
Se trata de una batalla de largo aliento, que ganaremos
con la lucha de nuestro pueblo con la solidaridad activa de nuestros
compatriotas y hermanos, que ya están actuando en diversos países. La
tarea está planteada. Por eso afirmamos que el 2018 será un año de
lucha, de victoria.
Gustavo Espinoza M., miembro del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera. http:// nuestrabandera.lamula.pe
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