Jeferson Miola *
No es secreto que la aceleración
del juicio del ex presidente Lula en la segunda instancia del Poder
Judicial es carta marcada. No es señal de celeridad judicial y, menos
aún, de normalidad jurídica o de juicio justo. Es fraude bruto, es mero
juego de apariencias del régimen de excepción para asegurar la
continuidad del golpe y de la agenda de retrocesos.
Hasta los mármoles del tribunal regional federal de la cuarta región
(TRF4) saben que el simulacro de juicio del 24 de enero es, en realidad,
una pantomima judicial para condenar sin pruebas y anular los derechos
políticos del mayor líder popular de la historia de Brasil.
El propio presidente del TRF4, el juez que ahora hace sensacionalismo
liviano sobre supuestas amenazas a jueces [sin presentarlas con
objetividad, como debería], en agosto de 2017 ya anticipaba la condena
del Lula:
histórica e irrevocable.
Los jueces de TRF4 están allí sólo para cumplir con el guión del
golpe, que consiste en la condena de Lula para impedir su candidatura y
posterior victoria en la primera vuelta de las elecciones de 2018.
El comando del terrorismo mediático-judicial contra Lula diseñó este
resultado de antemano, aun en el nacimiento de la operación Lava-Jato en 2014. La guerra legal persistente y sistemática –la guerra legal– era el arma por excelencia.
La duda es si Lula será condenado por dos votos a uno o por tres
votos a cero. La única certeza, sin embargo, es que Lula comienza el
juicio ya condenado por anticipado, incluso sin pruebas y sin comisión
de crimen.
El guion del golpe, que depende de la expulsión de Lula en 2018 para poder continuar, fue escrito por las manos de O Globo en
sociedad con todos los medios hegemónicos; por las manos de PSDB, PMDB,
DEM, PP, PR, PTB y demás partidos conspiradores, y por las manos
fascistas de comisarios tucanos, fiscales tucanos y jueces tucanos –con
la debida asistencia de los departamentos de Justicia y de Estado de
Estados Unidos y del gran capital rentista.
Después de colaborar con el juicio político fraudulento dirigido por
la banda de Cunha, Temer, Geddel, Padilha y asociados, la prohibición de
Lula pasó a ser la razón existencial del Lava Jato.
Como no conseguirá derrotar a Lula en la elección presidencial
con ninguna de las candidaturas probadas –incluso de animadores de
auditorio–, no le quedó alternativa a la clase dominante más que
prohibir la candidatura de Lula en el proceso de elección soberana del
pueblo.
El bloque dominante cree que la prohibición de Lula no causará
conmoción social; menos aún, convulsión social y, ni remotamente, una
revolución social. Por eso decidió ir adelante para clavar más profundo
el puñal del golpe.
La condena del ex presidente sin pruebas y en un proceso nítidamente
casuístico, que restringió el ejercicio del derecho de defensa, es un
atentado contra la democracia y el estado de derecho. Esta decisión
histórica e irreprochablecondena al Poder Judicial y absuelve a Lula.
Esta aberrante condena no será suficiente, sin embargo, para prohibir
la candidatura de Lula. Será un largo trayecto de discusión y disputa
jurídica hasta la elección de octubre. En las calles, con el pueblo en
resistencia democrática, Lula verá restaurado su derecho civil y
político.
Habrá de llegar el día en que los bastardos de la democracia deberán
ser juzgados por los crímenes y desvíos que cometen hoy. Habrá de llegar
el día en que la respuesta de la sociedad brasileña será menos
complaciente que, por ejemplo, en relación con los perpetradores del
golpe de Estado de 1964 –celebrados en el editorial
Resurge la democracia, del diario O Globo del 2 de abril 1964.
Más temprano que tarde la verdad saldrá a la luz y el fraude del
juicio de Lula será revelado, y entonces los canallas con toga y
uniformados no quedarán impunes. Procesar y juzgar a aquellos que
atenten contra el estado de derecho es una obligación republicana y
democrática.
*Integrante del Instituto de Debates, Estudios e Alternativas (Idea)
de Porto Alegre (Brasil), fue coordinador ejecutivo del quinto Foro
Social Mundial y director de la Secretaría Administrativa del Mercosur.
Distribuido por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE,
estrategia.la) Alai
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