La fuerza de la Revolución

Rodrigo Moya

Desde su triunfo en 1959, después de años de lucha, la Revolución cubana sigue siendo un referente en América Latina, lo mismo que en otros pueblos que luchan por su liberación nacional, económica y política. Las huellas de esta revolución han dejado marcas en todo el orbe, particularmente en los países sometidos a los intereses económicos y estratégicos del dominio norteamericano. La respuesta imperial, tolerada por un mundo sumiso incapaz de impedir tal atropello, ha sido un bloqueo comercial que Cuba ha resistido por más de sesenta años, sufriendo grandes daños y perjuicios.

Sin embargo, esta represión inhumana, que perjudica en lo cotidiano a millones de ciudadanos, ha resultado en éxitos espectaculares que colocan a Cuba en un primer plano en varios terrenos de la ciencia y el arte.

Pueblo y dirigentes han respondido con su ingenio, la fuerza y las mejores cualidades morales de los cubanos. Así, privados inclusive de medicamentos y equipos hospitalarios, en Cuba se ha desarrollado una medicina propia de gran eficacia que no solo atiende a toda la población, sino que ha creado un turismo en busca de salud médica, y acude a la isla para obtener tratamientos y curaciones que en otras partes no se encuentran. Además, ha contribuido a solucionar problemas endémicos de salud en América Latina y África enviando brigadas médicas que han beneficiado a millones de personas sin recursos.

En el deporte, en las artes como la danza clásica y contemporánea, en la enseñanza de la música, la pintura y en las artes gráficas, desde el cartel hasta el diseño, la voz de la revolución y el culto a sus héroes se deja ver en la magnífica originalidad y fuerza de los carteles con consignas, guías de acción y orientaciones para la sociedad. Un estilo de propaganda política y social lejos de la acostumbrada en el resto de América Latina.

Cuba tiene un lugar ganado a pulso y sacrificios en la Historia. Supera día a día los duros tiempos actuales gracias a una juventud rebelde, que al lado de una población adulta, madura y consciente de la realidad difícil que han vivido, prefieren la Patria al exilio cómodo y cómplice.

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