Conversaciones con Edward Snowden y Daniel Ellsberg
The Guardian / El Diario (España)
Los dos informantes más famosos de la historia moderna hablan de sus razones para filtrar los secretos de la guerra de Vietnam, en el caso de Daniel Ellsberg, y los planes de vigilancia masiva de la NSA, en el de Edward Snowden. "Sin los jóvenes que iban a la cárcel por expresarse contra la guerra de Vietnam, no habría habido Papeles del Pentágono. La valentía es contagiosa" |
The Guardian
ha logrado reunir a los dos hombres, el informante más famoso del siglo
XX y el más famoso del siglo XXI hasta ahora, para conversar sobre
filtraciones, libertad de prensa y otros temas tratados en la película
de Spielberg.
Protagonizada por Meryl Streep y Tom Hanks, Los archivos del Pentágono
trata sobre la filtración de información que realizó Ellsberg en 1971,
que demostró que los presidentes estadounidenses desde Truman hasta
Nixon mintieron sobre la guerra de Vietnam. La película además retrata
la lucha de los medios estadounidenses, especialmente The Washington Post y The New York Times, por proteger la libertad de prensa.
Durante una conexión de dos horas a través de internet entre Ellsberg desde Berkeley, California, Snowden en Moscú y The Guardian
en Londres, hablaron sobre las cuestiones éticas, prácticas y el
agónico debate interno sobre la filtración de información y cómo la
película es relevante en relación a la situación actual de Estados
Unidos bajo el Gobierno de Trump.
A ambos les preocupan los
ataques de Trump a la libertad de expresión y temen que por primera vez
en la historia de Estados Unidos los periodistas puedan ser llevados a
juicio. Ambos se muestran alarmados por la posibilidad de que Estados
Unidos ataque con armas nucleares a Corea del Norte, y por eso piden a
una nueva generación de informantes en el Pentágono o la Casa Blanca que
lo impidan.
“Es increíblemente imprudente la forma de actuar de
este presidente. Esté o no loco desde el punto de vista clínico, lo que
está haciendo es una locura”, afirma Ellsberg. En diciembre se publicó
su libro The Doomsday Machine (La máquina del día del juicio) en el que relata su experiencia como analista de defensa y planificador de guerras nucleares.
Cuando Snowden se estaba planteando si filtrar o no los documentos secretos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)
que demostraban hasta qué punto el Gobierno llevaba a cabo un programa
de vigilancia masiva, encontró inspiración en un documental de 2009
llamado El hombre más peligroso de Estados Unidos: Daniel Ellsberg y los Papeles del Pentágono.
Cuando Snowden entregó el material a los periodistas en 2013, Ellsberg
fue uno de los primeros en apoyarlo públicamente y los dos se hicieron
amigos. En 2015, Ellsberg visitó a Snowden, que vive exiliado en Moscú.
A los dos les interesa la libertad de expresión. Ellsberg es el cofundador de la ONG estadounidense Fundación por la Libertad de Prensa,
que ayudó a organizar esta charla. Snowden, que es parte de la junta
directiva de la fundación, dedica gran parte de su tiempo en Moscú a
desarrollar herramientas que ayuden a los periodistas a proteger sus
comunicaciones y sus fuentes.
¿En
qué cambió el proceso de filtrar información en los 40 años que separan
sus filtraciones? Una de las imágenes más impactantes de la película Los archivos del Pentágono es la ardua tarea de fotocopiar los documentos uno por uno, en contraste con cómo se hace hoy en día.
Daniel Ellsberg: Desde luego, la posibilidad de copiar y difundir cientos de miles de archivos o documentos, como hizo Chelsea Manning,
o millones de páginas, como hizo Ed Snowden, era prácticamente
imposible en esa época. Yo utilicé la mejor tecnología del momento, las
fotocopiadoras Xerox, y copié 7.000 páginas clasificadas como secretas.
Eso no lo podría haber hecho antes de que se inventaran las
fotocopiadoras Xerox.
Así que, de alguna forma, es más fácil sacar
la verdad a la luz ahora que en mis tiempos. Yo trabajé durante meses,
fotocopiando noche tras noche. Por otra parte, a menos que seas un
experto como Ed o como Chelsea, también es mayor la capacidad que tienen
las autoridades de rastrear quién es el autor de una filtración. No se
puede hacer de forma segura.
Según me explicó Ed, corrígeme si me
equivoco, pensabas que con tus conocimientos de contraespionaje podrías
haber hecho la filtración de forma anónima, pero decidiste no hacerlo.
Pero otras personas tienen más posibilidades de que los atrapen.
Edward Snowden:
Lo primero, una pequeña corrección. Dan dijo que yo entregué a los
periodistas millones de documentos, pero la cifra gira en torno a miles.
La diferencia entre la época en que actuó Dan y la actual es la
expansión del alcance de una fuente específica que presencia algún
delito. En el caso de Dan, lo que guardó en su caja fuerte era el límite
de su alcance. Mi alcance se expandió a toda una red, en lugar de
quedar restringido a una caja fuerte.
Y esto al final tiene como
consecuencia una dinámica en la cual un empleado puede –y no solo puede,
sino que es demostrable– tener mayor acceso a cierta información que el
director de una oficina, una unidad, un grupo, una agencia o incluso
quizá mayor acceso que el propio presidente del país.
Otra diferencia es que Ed pudo actuar en solitario, mientras que Dan necesitó un grupo de voluntarios.
Ellsberg:
Yo tenía un equipo, compuesto principalmente por estudiantes de
Harvard, que nos ayudaba a buscar sitios donde hospedarnos y nos ayudaba
a transportar los papeles. Los llamábamos la banda de Lavender Hill, por una película inglesa en la que un grupo de pequeños criminales logra llevar a cabo un gran golpe. Cuando salió mi libro Secretos: las Memorias de los Papeles de Vietnam y del Pentágono,
en 2003, yo quería contar su historia, pero ellos no quisieron que
hiciera públicos sus nombres porque pensaron que el fiscal general John
Ashcroft (del Gobierno de George W. Bush) podía meterlos en la cárcel.
Una
vez estaba firmando libros y la gente me daba pequeñas tarjetas con el
nombre que querían que escribiera en la dedicatoria. Una de ellas ponía
“Para la Banda de Lavender Hill.” Y así me reencontré con alguien a
quien no veía desde hacía 40 años.
¿Qué piensa de cómo le retrataron en Los archivos del Pentágono?
Ellsberg:
El actor que hace de mí es Matthew Rhys, un hombre muy atractivo, así
que mi esposa y yo nos quedamos muy contentos con eso. La película es
increíblemente oportuna porque tenemos en este momento un presidente que
miente cada vez que respira y no le importa. Además, es un presidente
que trata con desprecio a la prensa. Nixon dijo que la prensa era su
enemigo. Y el equipo de Trump ha llamado a la prensa el “partido de la
oposición”. Cuando fui al estreno de la película, pensé: la cuestión
aquí es la libertad de expresión.
¿Qué pensó, Ed, de la
interpretación de Joseph Gordon-Levitt en la película de Oliver Stone de
2016? ¿Tuvo el impacto que esperaba?
Snowden: Me
encantó la actuación de Joseph Gordon-Levitt. Algo que me hace gracia es
que lograron retratarme perfectamente tal y como era en ese momento,
con gafas, con un aspecto un poco friki. Pero lo gracioso es que durante
la mayor parte de mi vida, incluso ahora, no he llevado gafas. Sólo
llevo gafas en situaciones profesionales, no porque me guste cómo me veo
ni nada de eso. Pese a todas las complejidades de la película, que se
realizó muy rápido por todo lo que estaba sucediendo en el mundo,
captaron correctamente la esencia, lo más importante, que es lo que está
sucediendo con la vigilancia masiva y por qué importa.
Si hablamos de impacto de la película, hasta el día de hoy veo respuestas de personas que han visto esa película pero no vieron Citizenfour [el documental sobre Snowden
de Laura Poitras de 2014], que es el verdadero documental. Y entonces
no han entendido bien la cuestión. Los artículos periodístico no les
llegan, pero el cine sí. Quizá no sean el tipo de personas que ven
documentales, pero sí películas dramáticas. Y creo que eso es increíble.
¿Cuál fue la motivación final para dar el paso definitivo y transformarse en un informante?
Ellsberg:
Yo no habría pensado en hacer lo que hice, que sabía que podía llevarme
a pasar el resto de mi vida en la cárcel, de no haber sido por el
ejemplo de esos jóvenes estadounidenses que iban a la cárcel por
expresarse contra la guerra de Vietnam y que se negaban a participar,
incluso arriesgando su propia libertad. Sin ellos, no habría habido
Papeles del Pentágono. La valentía es contagiosa. Y te oí decir, Ed, que
El hombre más peligroso de Estados Unidos te dio valor para hacer lo que hiciste.
Snowden:
Es verdad. Cuando estaba evaluando si filtrar la información o no, lo
que fue un proceso angustioso porque sabía que me iba a cambiar la vida
para siempre, vi el documental. El ejemplo de Dan, escuchar las palabras
de alguien que había pasado por lo mismo, puede ayudar a alguien a dar
ese paso.
Leí que alguien, creo que fue Nixon, describía a Dan
como un moralista. Pero creo que para ser informante hay que ser un poco
moralista. Dentro de tu cabeza, todo lo que te han enseñado, todo lo
que la sociedad te ha hecho creer, te grita “¡no lo hagas!”, pero hay
una voz interior que va cobrando fuerza y que te convence de que no sólo
tienes derecho a hacerlo sino que es tu responsabilidad, que debes dar
el paso que destruirá tu vida como la conoces. Pero, en teoría, hay un
manantial de esperanza que es la fuerza motivacional detrás de todo
esto, que consiste en rectificar algo que se ha hecho mal.
¿Piensan que Trump representa una amenaza mayor que Nixon?
Ellsberg:
Yo creo que este presidente va a llevar a periodistas a juicio, que es
algo que no ha sucedido nunca en nuestro país. Hemos tenido que hacer
una revolución para que eso no suceda. Y todavía tenemos la Primera
Enmienda, que protege la libertad de prensa en nuestra Constitución.
Pero este presidente puede lograr quebrarla. El clima es diferente. Eso era cierto con Obama,
que procesó a tres veces más personas por filtrar información que todos
los presidentes anteriores juntos. Obama procesó a nueve personas. Pero
creo que Trump va ir a por más. Va a hacer lo que Obama no hizo y
directamente va a enjuiciar a periodistas.
¿Creen que el
fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que está refugiado en la embajada
ecuatoriana en Londres y teme ser extraditado a Estados Unidos, es una
de esas personas en peligro?
Snowden: La mejor defensa
de Julian, y quizá su única defensa que valga, es que él es un editor
que publica información y nunca ha intentado, al menos por lo que
sabemos, publicar información falsa. Se le pueden hacer muchas críticas
legítimas sobre sus ideas políticas, sus expresiones personales, su
forma de plantear las cosas o por sus intereses, pero, en definitiva, la
verdad habla por sí misma.
Ellsberg: Assange está en peligro. Hay personas que dicen que no debe temer ser extraditado si sale de la embajada y
pasa un tiempo en la cárcel por romper las reglas. Yo creo que ese
pensamiento es absurdo. Creo que Reino Unido lo enviaría aquí a Estados
Unidos de inmediato y nunca más sabríamos nada de él. Bajo el Gobierno
de Trump, podría ser el primer periodista en ser condenado.
¿Qué pensáis de filtrar información con el fin de detener un ataque nuclear de Estados Unidos contra Corea del Norte?
Ellsberg:
Estoy seguro de que hay miles de personas en el Pentágono y en la Casa
Blanca que saben que atacar a Corea del Norte sería un desastre porque
tienen estudios y análisis que demuestran que las consecuencias de un ataque serían catastróficas en términos de la pérdida de cientos de miles de vidas, millones de vidas, y de lo que vendría después.
Snowden:
¿Qué le dirías, Dan, al próximo informante que está sentado en el
Pentágono? Aquel que ha visto los planes del ataque a Corea del Norte,
que sabe de las consecuencias y que puede detenerlo.
Ellsberg:
Esa persona tiene una posibilidad que yo no tuve, por supuesto, que es
ir directamente a internet. Pero no le recomiendo que haga eso. En tu
caso, tú acudiste a The Guardian, no subiste todo directamente a internet, como podrías haberlo hecho. Si The New York Times no quiere hacerlo, si The Guardian no quiere hacerlo, siempre está la posibilidad de recurrir a internet.
¿Vale la pena ser informante?
Ellsberg:
Una vez leí que Ed Snowden dijo que hay cosas por las que vale la pena
morir. Lo mismo leí de Manning, que dijo que estaba dispuesta a ir a la
cárcel o ser ejecutada por lo que había hecho. Leí esas palabras y
pensé: es lo mismo que sentí yo. Que es lo correcto. Que vale la pena.
¿Vale la pena que alguien arriesgue su libertad o su vida por prevenir
una guerra con Corea del Norte? Yo diría sin dudar: “Por supuesto que
sí”. ¿Valió la pena para Ed Snowden tener que pasar su vida exiliado?
¿Valió la pena para Manning haber pasado siete años y medio en la
cárcel? Yo creo que sí. Y creo que ellos también lo creen. Y creo que
tienen razón.
Traducido por Lucía Balducci
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