Denuncian estar bajo ataque por organizar
la resistencia contra las deportaciones
Una juez federal de Manhattan ordenó ayer la liberación de Ravi Ragbir
(al centro, en imagen de archivo), uno de los líderes del Movimiento
Nuevo Santuario, detenido hace dos semanas y quien enfrenta un
proceso de deportación. El activista ha denunciado injusticias del
sistema de inmigración estadunidense
En respuesta a la ofensiva antimigrante del gobierno de Donald Trump, el movimiento santuario se
ha multiplicado en el país otorgando asilo a inmigrantes perseguidos,
estableciendo comités de defensa legal y denunciando violaciones a los
derechos humanos, pero ante ello, sus activistas ahora son blanco de las
autoridades migratorias, afirman sus coordinadores.
La respuesta de parte de la comunidad religiosa a las políticas antimigrantes de Trump ha sido
un llamado a la resistencia, organizado en un movimiento nacional de santuarios hoy integrado por más de mil 100 congregaciones en el país, que se comprometen a ofrecer refugio físico y defender a inmigrantes perseguidos por las autoridades.
Trabajando en 40 redes y coaliciones estatales, también organizan
equipos de defensa de deportación, grupos para acompañar a inmigrantes a
citas con las autoridades y acciones para presionar a autoridades
locales, estatales y federales a resistir la ofensiva antimigrante,
informó este lunes Myrna Orozco, de Church World Service, integrante del
movimiento y coautora del primer informe sobre El santuario en la época de Trump.
El año pasado, 37 personas ingresaron a santuarios físicos
en iglesias o centros religiosos; nueve de los cuales salieron después
de que les concedieron prórrogas o la anulación de sus órdenes de
deportación. Hoy día, 36 residen en santuarios en 26 estados (Carolina del Norte tiene el mayor número, con cinco), según el informe.
Ingrid Encalada Latorre se encuentra actualmente en el santuario físico de una iglesia en Boulder, Colorado, con sus dos hijos, porque
no tenía opción en este sistema de inmigración descompuesto, comentó en una teleconferencia con medios ayer lunes. Cuenta que la agencia de migración federal ICE detuvo a su compañero el 11 de enero
como si fuera un criminal, lo que interpreta como una represalia por la protesta que representa su resistencia pública.
Nos están atacando como activistas a escala local y nacional, pero no nos podrán silenciar porque nosotros también tenemos derechos, afirmó.
Maru Mora Villalpando, de la organización Resistencia en el
Centro de Detención del Noroeste, en el estado de Washington, contó de
las acciones en defensa de los inmigrantes detenidos, incluyendo una
serie de huelgas de hambre que han logrado cambiar las condiciones.
Denunció que los que están en la
resistencia contra esta maquinaria de deportaciónahora se encuentran bajo ataque, incluso ella misma, pues recién recibió una carta de ICE en la cual le informan que hay un proceso de deportación en su contra.
Esto es sólo un ejemplo de la represión política, indicó, e informó que fue invitada por la senadora federal de su entidad para asistir al informe anual del presidente en el Congreso este martes:
ya que vinieron a mi casa, ahora yo iré a la casa de Trump, allá en Washington. No podrán silenciarme (...) sobre sus prácticas crueles e injustas.
Estos son sólo algunos de los defensores de migrantes que han sido
perseguidos en los meses recientes, entre ellos también un activista
humanitario de No More Deaths que se dedica a dejar agua en el desierto,
en la zona de la frontera, y dos de los coordinadores de la coalición
del Movimiento Nuevo Santuario de Nueva York.
Pero también hubo celebración este lunes, cuando una juez federal
ordenó la excarcelación de Ravi Ragbir, uno de los líderes de la
coalición santuario en Nueva York detenido hace dos semanas para ser deportado, al determinar que las autoridades actuaron de manera
cruel. Sin embargo, su caso de deportación sigue pendiente.
Fue claramente perseguido por sus denuncias contra nuestro injusto sistema de inmigración, comentó Amy Gottlieb, abogada estadunidense y esposa de Ragbir.
Foto Ap
David Brooks
Corresponsal Periódico La Jornada
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