Chiapas: comunidades denuncian "injustificado" despliegue militar que busca provocar miedo en las comunidades
La selva lacandona, en México, tiene una
importancia vital para el ecosistema, pero su enorme biodiversidad es
motivo de disputa. Las comunidades luchan por defender el territorio y
mantener su forma de vida, caracterizada por el cultivo de maíz y frijol
para su propio sustento. Sin un motivo creíble, el Ejército aterrizó en
el área el 9 de enero y sembró el pánico en las comunidades, por la
larga historia de hostigamientos y por la profundización de la
militarización que impulsa el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El área en cuestión es la Reserva de Biosfera
de los Montes Azules, ubicada en el estado mexicano de Chiapas, en la
selva lacandona. La noticia trascendió a partir de un comunicado de prensa
emitido el 10 de enero por Otros Mundos A.C./Amigos de la Tierra
México y el Movimiento Reddeldía de los Montes Azules. En él, las
organizaciones denunciaron que el Ejército ingresó al territorio “para
provocar y asustar a la población”.
Poco después del mediodía del 9 de enero dos aviones del Ejército
mexicano sobrevolaron la zona de Amador Hernández. Luego aterrizó un
helicóptero con nueve militares; al ser consultados por las autoridades
locales, respondieron que estaban buscando una avioneta y que no tenían
idea de dónde se encontraban, relata el comunicado. Las autoridades les
recordaron que un acuerdo comunitario prohíbe la entrada del Ejército a
la comunidades y, respaldados por 300 personas de la comunidad, los
acompañaron hacia la carretera para que se marcharan. Pero el
helicóptero se fue y regresó con otros nueve militares, que también
fueron invitadas a retirarse por los locatarios. Por la noche, sobrevoló
un tercer helicóptero.
En el comunicado, las organizaciones cuestionan las explicaciones
dadas por los militares y afirman que, en verdad, “se trataba de una
operación de vigilancia y de control de nuestras comunidades en el marco
de la implementación de la Gendarmería Ambiental anunciada en el 2016.
Se trata de un nuevo cuerpo de la Policía Federal encargado oficialmente
de ’garantizar y salvaguardar las áreas naturales protegidas’ y
oficiosamente de controlar y reprimir a la población para conservar los
intereses del gobierno y las empresas”.
Reserva que desprotege
Radio Mundo Real charló sobre lo ocurrido con Claudia
Ramos, integrante de Otros Mundos, y con Juan y Francisco, habitantes de
Pichucalco, uno de los ejidos que comprenden la localidad de Amador
Hernández.
Ramos relató que la región tiene una historia de desalojos violentos y
quemas de casa, bajo el pretexto de la demarcación de la zona
lacandona. El trazado del polígono que instaura la reserva de la
biosfera de los Montes Azules, de 164.000 hectáreas, todavía no se ha
terminado de definir, y es uno de los principales motivos de conflictos.
Las comunidades se oponen al paso de la brecha que definirá el
polígono, porque al momento de crearlo, no fueron consultadas. “Si se
instaura la reserva significa [implementar] formas de control y coerción
sobre uso del territorio; el área federal va a venir a decir cómo vas a
cultivar tu maíz, tu frijol”, explicó Ramos.
Detalló que los Montes Azules son “el segundo macizo forestal en
México en términos de captación de agua y uno de los más grandes en
términos de biodiversidad. Conviven pueblos y comunidades indígenas:
choles, sotsiles, tojolabales y tzeltales, y existen muchísimos
intereses sobre el uso de la biodiversidad, sobre el bosque, programas
de economía verde y falsas soluciones como el de Reducción de Emisiones
por la Deforestación y la Degradación de los Bosques [REDD], la venta de
la biodiversidad y la entrada de grandes trasnacionales, de
farmacéuticas y de proyectos ecoturísticos”. Frente a todas esas
tensiones y con todos esos intereses en juego “los pueblos indígenas
piden respeto a su derecho a vivir ahí”, remarcó Ramos.
En diciembre de 2017 el Senado mexicano aprobó la Ley de Seguridad
Interior. Así como lo expresa el comunicado, Ramos afirmó que la norma
“favorece la militarización de los territorios”, porque “prevé que el
Estado solicite la participación del Ejército mexicano en cualquier
situación que el Ejército pueda considerar de importancia el actuar de
las Fuerzas Armadas”. Ramos señaló que la incursión del Ejército en los
Montes Azules evidencia “la política del gobierno mexicano, que consiste
en otorgar cada vez más poder a las Fuerzas Armadas y cada vez menos
poder a los pueblos en la defensa legítima de los territorios, en la
defensa legítima de la vida; esto vulnerabiliza mucho más a los pueblos y
comunidades”.
Los habitantes de la zona luchan contra la militarización, contra los
procesos de economía verde y la puja de las trasnacionales “que quieren
patentar la vida, vender la biodiversidad”, expresó Ramos. Es por eso
que rechazan el Protocolo de Nagoya, los proyectos de la cooperación
alemana, y las “falsas soluciones” del programa REDD de las Naciones
Unidas, que desarrolla “formas de especular con el dinero y
responsabilizar a los pueblos y comunidades indígenas del sur global
para reducir las emisiones, sin atacar las causas subyacentes del cambio
climático”.
De lo charlado con Juan y Francisco, queda en evidencia las carencias
que tiene la zona en materia de salud, educación e infraestructura
mínima. “Casi que no hay carretera, siempre caminamos como dos horas de
camino en una carretera de pura terracería; el gobierno no nos manda
doctores, hemos sufrido varios, ha llegado a haber muertos porque no hay
cómo sacarlos [a los enfermos] de urgencia”, relató Juan. Claramente,
si precisan una presencia del Estado no es, justamente, la del Ejército.
A raíz del sobrevuelo de helicópteros y aviones, que incluyó también
disparos, las mujeres y los niños de la localidad quedaron aterrizados. A
todos les preocupa que el problema se acreciente; el marco legal parece
habilitarlo, y las comunidades ni siquiera se animan a hacer la
denuncia legal de lo ocurrido.
Imagen: Otros Mundos A.C./Amigos de la Tierra México
No hay comentarios:
Publicar un comentario