En
octubre comenzó a bajar el precio del petróleo, en la provincia de
Alberta donde se produce el 80 por ciento del petróleo del país, y en
Canadá todo, los medios de información (o de desinformación) hablaban
con deleite de las dificultades que tendrían que enfrentar Rusia, Irán
y Venezuela países todos altamente dependientes de la venta de ese
recurso energético, todos ellos considerados enemigos declarados del
llamado “Primer Mundo.” Canadá estuvo con ellos en imponerle sanciones
económicas y diplomáticas a Rusia, tal como algunos años antes lo hizo
contra Irán y como seguramente lo haría contra Venezuela de suscitarse
la ocasión. Con la caída del precio del petróleo había caído un zapato,
en cosa de tiempo solamente escucharíamos la caída del otro.
Apenas unos meses después, cuando había cesado la algarabía del costo a
los “enemigos de la democracia” la prensa, el gobierno federal, el
provincial y las corporaciones petroleras en silencio, escuchamos al
otro zapato golpear el piso, la caída del precio del petróleo nos
afecta, comienzan las declaraciones de malas nuevas que aunque muy
manipuladas no pueden dejar de reconocer que las dificultades de los
“enemigos” también habrían de tocarnos: 2015 trae una crisis, déficit
presupuestario, cortes, desempleo y erosión del mentado y escuálido
crecimiento económico canadiense. Solo razones políticas podrían
habernos hecho ignorar lo obvio: que como productores petroleros
estamos en la misma vereda que el “enemigo” (Rusia, Irán, Venezuela) y
que solo la ideología podría habernos hecho olvidar de que “cuando veas
las barbas de tu vecino arder” hay que poner las propias en remojo. Es
que Canadá ya no recuerda ni cuáles son sus “barbas” y mucho menos
quienes son, en el mundo económico sus “vecinos.”
La Crisis
La crisis de la industria petrolera puede ser temporal aunque
considerable en un país como este que depende fundamentalmente del
petróleo, que es la exportación más importante que tiene, de un total
500.000 millones de dólares aproximados exportados el 2014 el petróleo
y gas, en un 98 por ciento a E.U., ambos petróleo y gas sumaron 117.000
millones de dólares -el 23 por ciento del total de las exportaciones.
La industria de la energía (petróleo y gas) ha tenido un sustancial
crecimiento en los últimos quince años –parte, en las estadísticas
mundiales de la producción minera, que en el mundo se ha duplicado
desde 1984. La crisis, en este país, se expande además por la continua
decadencia, que comenzara a fines de los años 70, de casi todas las
otras áreas industriales.
Si bien es cierto que la baja de
los precios del petróleo perjudica a todos los países que lo producen,
sean estos exportadores o no, pues es una industria de altos costos y
mucha inversión de capitales. En todo el mundo todos los trabajadores
de esta industria, independiente del rango, reciben remuneraciones muy
por encima de las que paga cualquier otra industria y servicio. Sin
duda en los países donde la producción petrolera pertenece a una
empresa estatal, el caso de Noruega, Venezuela e Irán, bajas y subas
del precio del petróleo aunque problemáticas pueden armonizarse con la
política del estado. En países como Canadá donde la explotación y
comercialización del petróleo están en manos de corporaciones privadas,
el espacio del estado para disminuir el impacto del bajo precio de
ambos recursos energéticos es mucho menor.
Un punto
importante con respecto a la baja del precio del petróleo es la
interpretación de que los precios bajaron por manipulaciones de Estados
Unidos y debido a sus más altos niveles de producción petrolera. Es
dudoso, quizás imposible, que la baja del precio del petróleo se deba
al aumento de la producción de E.U. porque considerando incluso los
supuestos cuatro millones de barriles diarios de petróleo de esquisto
con los que E.U. ha aumentado su producción en estos últimos cuatro
años gracias a procesos de explotación y producción de muy alto costo
–tanto como el de las arenas bituminosas en Alberta, y con
considerables subsidios del estado en impuestos a la renta, en
mantenimientos programados de plantas, en infraestructura y transporte,
y olvidándonos del inmenso daño al medio ambiente producido (costo
nunca incluido en los análisis corporativos) no podemos dejar de ver
que incluso con tal aumento de producción de petróleo de esquisto
Estados Unidos sigue siendo un neto importador de petróleo. Por
ejemplo, la producción de petróleo en ese país a fines del 2014 alcanza
9,13 millones de barriles diarios, pero su consumo de petróleo es de 19
millones de barriles diarios, lo que lo coloca en posición de neto
importador de petróleo. Incluso, si la producción de petróleo de
esquistos en E.U. fuera en creciente aumento, esta no podría nunca
compensar el declive creciente de su producción de petróleo
convencional –como ha decrecido por ejemplo en Alaska donde en 1990 se
producían 2 millones de barriles diarios y en 2014 se produjeron apenas
500.000 barriles diarios.
De donde sale
esta falsa interpretación y cuál es su fin. Rastreando los origines de
esta interpretación es obvio que lo genera la prensa estadounidense y
se extiende al mundo gracias a la falsimedia mundial y,
sorprendentemente, colaboran incluso algunos medios alternativos y de
izquierda. Su foco es interno, asegurarles a los estadunidenses que los
costos de la explotación de petróleo de esquisto –contaminación de
acuíferos, incremento en los temblores y otros, valen la pena porque es
posible alcanzar la autosuficiencia energética. Estos costos vienen
siendo documentados por instituciones totalmente legitimas; por
ejemplo, la US Geological Survey ha demostrado un aumento estable en el
número de temblores grado 3 o más en el centro de los Estados Unidos
desde el 2001, el principio de la explotación de petróleo de esquistos.
Columbia University ha documentado algo similar en Alabama y Montana
donde los temblores se han casi triplicado entre el 2009 y el 2011. El
MIT ha documentado también la migración de metano hacia acuíferos en
conexión con la fracturación hidráulica (gas de esquisto) y esto ha
sido ratificado por Colorado University y Duke University.
Distorsiones de la realidad son usadas para probar que E.U. es
nuevamente un país exportador de crudo –por ejemplo, cuando el gobierno
federal autorizó después de muchas décadas a “exportar” el próximo mes
de agosto 2015 un millón de barriles de petróleo ultra liviano, un
producto especial que sus más de 130 refinerías (una docena de ellas
con capacidad para refinar más de un cuarto de millón de barriles
diario de crudo) pueden refinar y vender. Y por otra parte, pueden ser
usadas para demostrar el “caos productivo” del contrario, por ejemplo,
cuando se publicito la importación de Nafta por parte de Venezuela como
problemático –cuando en realidad la Nafta se usa como precipitado para
disminuir la viscosidad del petróleo extra-pesado y para facilitar su
transporte a través de tuberías y oleoductos.
Petróleo y Gas en Canadá
Volviendo a Canadá, el centro de estudios afín al sistema corporativo,
“Conference Board of Canada” ha declarado que el gobierno federal va a
perder de recaudar 4.300 millones de dólares debido a la caída del
precio del petróleo, y que la provincia de Alberta y otras provincias
perderán de recaudar unos 5.200 millones de dólares en impuestos y
royalties, además de que habrá una pérdida en inversiones en otros
áreas, por ejemplo, más de 12.000 millones de dólares en la
construcción. La “Canadian Association of Petroleum Producers” ha dicho
que la reducción del 30 por ciento de gasto de capital en la industria
del petróleo que en Canadá para este año va a ser de 23.000 millones de
dólares (de un monto total de 69.000 millones de dólares en inversión
el año 2014). Por lo que todos los ojos están puestos en el presupuesto
provincial y federal que se harán públicos en marzo y abril 2015. La
historia nos muestra que en los últimos 35 años las crisis han llevado
siempre a cortes presupuestarios, generalmente en la educación, la
salud y el servicio social. La alternativa seria aumentar los
impuestos, que parece nula pues justamente el gobierno federal viene de
prometer en octubre del 2014 una rebaja de impuestos a la renta en
beneficio de los más privilegiados.
Las corporaciones que
explotan y producen petróleo y gas natural en Canadá presentan un
panorama más complejo, aún con la crisis se plantea que el año 2015
vera un aumento en la producción de unos 150.000 barriles diarios
-alcanzando casi 3,8 millones de barriles diarios en todo Canadá (2,3
millones de arenas bituminosas), hay proyectos recién completados que
han comenzado a producir. Al mismo tiempo hay una baja del 10 por
ciento en la exportación por falta de demanda (se exporta más de 2,5
millones de barriles diarios). La supuesta creciente producción no ha
impedido que algunas corporaciones anuncien despidos, por ejemplo
Suncor (la más grande que opera en Canadá) ya dio aviso que más de 1000
ocupaciones serán eliminadas; Shell Canada anunció despidos al mismo
tiempo que la Canadian Natural Resources Ltd (también entre las más
grandes); otras menores están entrando en dificultades, por ejemplo, la
Southern Pacific Corp. y la Gasfrac Energy Service Inc. han pedido
protección legal por bancarrota; muchas otras compañías serán
afectadas, porque venden servicios, equipos, partes y materiales a esta
industria y también tendrán que reducir gastos y puestos de empleo. La
Canadian Association of Oilwell Drilling Contractors, que reúne a las
corporaciones que hacen la exploración petrolera y de gas, con sus
equipos de plataformas petrolíferas, anuncio que se eliminarán 22.570
trabajos directos e indirectos, una disminución del 43 por ciento en
sus actividades, para el 2015.
Dos grandes proyectos de
nuevas plantas de crudo de arenas bituminosas, de cinco aprobados por
el estado, serán cancelados en forma temporal o permanente. De acuerdo
a la consultora noruega Rystad Energy, estos proyectos son parte de un
universo mundial de más de 800 inversiones en la industria de gas
natural y petróleo por un valor de más de 500.000 millones de dólares
-un tercio de esta inversión son proyectos de petróleo no convencional
(perforación horizontal de esquisto, arenas bituminosas de Canadá y
crudo pesado y extra-pesado de Venezuela). Se calcula que un monto de
150.000 millones de dólares en inversiones en proyectos en esta
industria a nivel mundial serán cancelados o suspendidos, incluyendo
proyectos canadienses.
A la crisis de la industria del
petróleo que ha sido la más ascendente y lucrativa especialmente en los
últimos 15 años en Canadá, hay otras industrias que han ido en
decadencia o han casi desaparecido los últimos 40 años como en todo el
llamado Primer Mundo, debido como todos sabemos a la imposición por las
élites ricas de la economía globalizada para mayor acumulación de
riqueza en detrimento al desarrollo y la seguridad laboral para las
mayorías. La industria de manufactura ha costado a los trabajadores
canadienses cerca de un millón de puestos de trabajo desde los años 70,
según Statistics Canada solo desde el 2004 al 2008 se perdieron 322.000
trabajos industriales, hubo un pequeño repunte a fines de los 90 por un
corto tiempo y desde ese tiempo el declive ha sido constante como
también la sindicalización de los que todavía existen.
Otras industrias canadienses
A la baja industrial general se le viene sumando la crisis en la
industria forestal, en el pasado símbolo de este país, y que en
septiembre del año 2004 empleaba a 308.664 trabajadores (en la tala de
árboles, elaboración de madera y plantas de celulosa y papel) y que 10
años después emplea solo a 190.651 trabajadores. Hace 14 años esta
industria era más grande que la industria automotriz y la de gas y
petróleo por separado. Hace dos décadas esta industria aportaba el 3
por ciento al PIB, hoy aporta menos del uno por ciento. La consultora
finlandesa Poyry PLC reporta que el año 2000 operaban en Canadá 50
plantas de celulosa y papel, hoy operan 30. Hace 40 años en Canadá
existían más de 100 plantas de celulosa y papel. Desde que Canadá firmó
el tratado de Libre Comercio con Estados Unidos han aumentado sus
dificultades debido a la imposición de tarifas en la exportación de
madera y otros productos forestales -la excusa de los E.U. es que en
Canadá se explotan los bosques estatales y por lo tanto la industria
está siendo subvencionada. En realidad se trata de tratados
decepcionantes y fraudulentos.
La industria minera también ha
sufrido, sus exportaciones bajaron el 10 por ciento y continúan en
declive, en especial el carbón de alta caloría y el hierro han perdido
un 50 por ciento de su valor debido a la baja demanda pues China, que
consume la mitad de los metales base del mundo, ha disminuido su
crecimiento. Todas las plantas han tenido que bajar su producción y dos
grandes instalaciones mineras (Bloom Lake en Quebec y Wabush en
Newfoundland & Labrador) han cerrado.
La industria
automotriz canadiense también ha sufrido, principalmente en el ensamble
de autos de pasajeros que ha venido declinando desde 1998 y que ha
significado la eliminación del 20 por ciento de su fuerza laboral. Esto
a pesar de que la producción de vehículos de carga ha aumentado –en
especial camionetas, que se venden con créditos de hasta 8 años, y de
que dos grandes ensambladoras de vehículos (Chrysler y General Motors)
recibieron 13.700 millones de dólares en créditos del gobierno federal
canadiense y de la provincia de Ontario el 2008. De este total ambas
corporaciones han pagado solamente 5.400 millones de dólares (39%) en
reportes incompletos y confusos y con el beneplácito de los gobiernos
federales y provinciales de turno, como bien lo ha denunciado el
Auditor General de Canadá, Michael Ferguson.
La industria
procesadora de alimentos canadiense, considerada sólida, incluso
intocable, ha sido seriamente afectada. En London (Ontario) cerro
Kellogg el 2014 después de 107 años de producción de cereales
regularmente consumidos por generaciones de canadienses. A pesar de que
empleaba solamente a 450 trabajadores el cierre de Kellogg ha sido
traumático y emblemático, se trata del desplome de una actividad
económica que se consideraba a salvo de todo este ocaso productivo
canadiense. H.J. Heinz Co. Localizada en Leamington (Ontario) también
cerró sus puertas dejando 740 trabajadores sin empleo, se trata de una
planta que existió por más de 100 años. La industria procesadora de
alimentos canadiense produce todavía el 70 por ciento de lo que se
consume en el país y representa la segunda industria manufacturera en
existencia. Pero de acuerdo a “The Canadian Agri-Food Policy Institute”
han cerrado desde el año 2006 unas 143 plantas y desaparecido 23.807
trabajos, todo sin que la prensa informe sobre estos cambios, y aunque
se dice que se han abierto nuevas plantas más pequeñas, es evidente el
daño a la industria y al empleo, causado por la desindustrialización
general que la afecta y ha afectado también a otros sectores
productivos.
La industria farmacéutica canadiense, que
también se consideraba segura por su alta rentabilidad, ha perdido
recientemente la planta Cima Vision en Mississauga (Ontario) parte de
la multinacional Novartis AG, perdieron su trabajo 300 trabajadores. La
CCL Container, que fabrica envases de aerosoles en Toronto, cerró sus
puertas y 170 trabajadores perdieron su empleo. Todo muestra que la
industria manufacturera y otras continúan deteriorándose ya desde fines
de los años 70 –cuando empleaban al 23 por ciento de la fuerza laboral,
y hoy no emplea ni al 10 por ciento. Todo comenzó con el fin de las
industrias textil, de ropa y calzado y con cierres en la industria
pesada. La industria contribuyo a la seguridad laboral, al impulso
tecnológico a partir de fines de los años 40, con una gran reactivación
industrial canadiense, y que fue perdiendo energía día a día, en
completo silencio y con la complicidad de gobiernos, clase dominante y
medios de información.
Empleo
Canadá continúa
convirtiéndose en un país donde la mayoría trabaja en servicios mal
pagados y precarios. El mayor empleador es el comercio al público, se
trata de empleos de jornada parcial y generalmente mal pagados y poco
seguros; acaba de cerrar completamente una cadena estadunidense de
grandes almacenes (Target) que tenía 133 locales en todo el país lo que
produjo 18.000 despidos. Han cerrado recientemente otras cadenas
comerciales también -Sony, Mexx, Smart Set, Jacobs. El segundo
empleador es el servicio de salud junto al servicio social, servicios
generalmente públicos y sindicalizados, mejor remunerados y ofreciendo
mayor seguridad de empleo.
El otro sector relevante es la
construcción habitacional y comercial que ha mantenido dinamismo y ha
llevado a la imposición de una economía de bajos intereses bancarios,
que es apoyada abiertamente por el gobierno de extrema derecha del
Primer Ministro Stephen Harper. El sector inmobiliario se transforma en
el motor de la actividad económica, lo que ha llevado al creciente y
espectacular endeudamiento de los canadienses (1,5 billón de dólares de
deuda personal, el 65 por ciento de esto en hipotecas) uno de los
endeudamientos más altos del mundo. Pero que también ha llevado a la
sobrevaluación de la propiedad (entre un 30 y un 60 por ciento) y al
peligro de una burbuja inmobiliaria que puede explotar en cualquier
momento.
A pesar de la complejidad de estas crisis (petróleo
y de otras industrias) hay, en Canadá, muy limitada discusión pública
-ni en el parlamento, ni en los legislativos provinciales y gobiernos
locales, ni en la televisión, radio, sindicatos, universidades, lugares
de trabajo, y menos aún en la conversación informal diaria. No hay
opinión en Canadá y menos hay discusión de algo tan importante para la
gente adulta, el futuro del trabajo y del sustento de los ciudadan@s.
Se conoce solamente lo que opina la clase dominante a través de sus
serviles y servicios, lo que refleja en realidad una completa falta de
democracia y participación. Afortunadamente se mantiene todavía en pie
el estado de bienestar social, mutilado, transformado, pero importante
para la sociedad canadiense. Una sociedad que cada día está más cercana
a la tiranía, la corrupción y la dictadura de los más ricos.
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