El
público gritaba desaforado cuando Ricardo Arjona terminó de
interpretar su éxito El Puente. No dudo que la gusanera, esos que
apoyan golpes de Estado e invasiones, con sus consabidos genocidios
de sus propios pueblos por parte de tropas extranjeras y mercenarios
rasos compuestos por algunos de ellos; que rompen las reglas del
juego democrático cuando éstas no son a favor de las oligarquías
trasnochadas a quienes apoyan, incluso, hasta inconscientemente, era
la que en mayor parte abarrotaba el American Airlines Arena de Miami;
pues la lógica lleva a pensar que no cualquier hijo de vecino
tendría el dinero suficiente para acceder a tan pomposo evento.
Pese
a esa frenética demostración, El Puente cuyo ritmo empalagoso,
depararía un éxito rotundo, es imposible que logre, con su letra,
llegar a ubicarse en el corazón e imaginario de muchos ciudadanos
latinoamericanos, de esos que andan a pie, que se apretujan en los
metros o en los buses rumbo o de regreso al trabajo. De esos que
halan sus carretillas de baratijas noche a noche después de una
larga jornada en la informalidad, o de los que en semáforos ofrecen,
entre rojo y verde, chinerías, malabares o simplemente, a falta de
energías, limosnean. Menos en los niños que en la nocturnidad de su
abandono pierden la inocencia en las calles de las ciudades
latinoamericanas donde a fuerza de sobrevivencia, no solo no se
desarrollan como seres humanos plenos, sin educación, sin salud, sin
seguridad, mucho menos amor, sino que muchos sucumben a tan temprana
edad bajo el peso de la miseria por hambre o por balas.
Sin
embargo, a pesar de la propaganda falaz que el Imperio lanza todos
los días de cada año durante más de 50 años, Cuba no padece de
estos males que parecen endémicos de nuestros países sumergidos
bajo la égida capitalista. Allí, donde la revolución triunfante
del ’59 liderada por Fidel, a pesar de estar bloqueada por todos
los flancos desde casi 55 años, se ha proporcionado lo necesario
para que su pueblo se yerga feliz y digno: salud y educación
gratuitas, incluso hasta el nivel superior, seguridad. Cuba se ha
situado, incluso, como potencia deportiva en todas las disciplinas a
la par de EEUU. Su nivel cultural es inigualable, no digamos su plana
científica y profesional que se ha traducido en una campaña de
solidaridad con los pueblos más oprimidos del mundo a través del
llamado Internacionalismo. Por supuesto, no se va a negar que existen
carencias y limitantes, pero la mayoría de éstas se deben, en un
90% sino más, a ese asedio ininterrumpido por parte de la potencia
terrorista del Norte, que a errores propios de un sistema que está
en construcción y en continua evaluación por parte del pueblo
organizado.
Ricardito,
no obstante, cree que hay que tender un puente entre cubanos de Miami
y los de la Isla, lo cual sería genial si no dejara la propuesta en
un plano tan superficial y abstracto. Si no dejara, por ejemplo,
fuera a la justicia universal que, en principio, tendría que
señalar, juzgar y condenar a los culpables de esa criminal política
quienes no son más que los miembros de esa elite oligárquica
anglosajona y sionista que gobierna EEUU, cuyas estimaciones rebasan
someramente más de 120 mil millones de dólares a Cuba sino, lo más
dramático, ha causado miles de muertes de ciudadanos, tanto dentro
de Cuba como dentro de ella, por sabotajes a áreas productivas
agrícolas, pecuarias e industriales, por ataques bioterroristas y
terroristas, por bloqueo al suministro de medicinas, repuestos,
insumos productivos y muchas cosas más. Eso, sin contar los que han
muerto en el mar por el ofrecimiento que blande la Ley de Ajuste
Cubano o Pies Mojados que promete ciudadanía y residencia automática
a todo aquel cubano que llegue a las playas gringas. Ley que es
exclusiva hacia los cubanos de la Isla y a nadie más en
Latinoamérica con el objetivo de robar sus más prestigiosos
cerebros u ofrecer una vida económicamente mejor que la que pueden
con limitaciones, pero con equidad, el socialismo. Razón que explica
por qué las pateras que vienen de Haití o la República Dominicana
hacia EEUU son regresadas a sus lugares de origen por la guardia
costera gringa, sino es que naufragan antes con su cauda lógica de
ahogados. O por qué los miles que son deportados hacia el sur del
Río Bravo sin contar los que mueren en el desierto o esperan su
deportación en sus cárceles, sufriendo desintegración familiar y
tratos obscenos.
Esa
justicia mínima es la que Ricardito obvia en tan frívola balada que
es aupada por la transnacional que lo financia y que, por lo mismo,
le dicta la pauta. Transnacional cuyos antecedentes en contra de sus
trabajadores alrededor del mundo tiene un largo historial de
violaciones y que es propiedad de un grupo de accionistas procedentes
de las elites oligárquicas y mafiosas de EEUU las que son apoyadas
por un grupúsculo de gansgsters que huyeron de Cuba cuando la
Revolución triunfó. Cuadros de los extintos cuerpos de
aniquilamiento y tortura de Batista y empresarios mafiosos que se
enriquecían a costa de la explotación de los trabajadores y las
prostituciones de muchos de sus compatriotas. Pues, esos son los que
hoy componen la gusanera cubana residente en Miami cuyo poder, aunque
ha ido menguando, aún conserva muchas palancas de presión a la Casa
Blanca. Aglutinados en la Fundación Cubana Americana y otras
organizaciones tales como Alpha 77 o Hermanos al Rescate, no han
dudado en utilizar la violencia directa y el terrorismo contra sus
compatriotas residentes de la isla con lo cual pretenden forzar una
invasión de parte de Washington o una condena mundial al gobierno
revolucionario cuando éste decide defender su soberanía e
integridad. El mismo sketch que están utilizando hoy en la
Bolivariana Venezuela.
Esa
misma elite pues, no tiene empacho en proteger mercenarios y
terroristas de la talla de los Mas Canosa, Bosch o Luis Posada
Carriles, ex miembro de los cuerpos de seguridad de Batista y
trasladado luego a la DISIP en la otrora IV Republiqueta petrolera de
la Venezuela de Pérez Jiménez. Terrorista confeso de haber puesto
la bomba que voló el avión de Cubana de Aviación donde murieron
cientos de ciudadanos cubanos y otros países, por cuyo crimen el
gobierno tanto de la Isla como el bolivariano han pedido su
extradición la cual, como era de esperar de un Estado terrorista, ha
negado hasta hoy.
A
este desparpajo de nuestro trovador light hay que sumarle lo que él
mismo confiesa, cuando expresa que de ideologías no sabe nada, ni de
los problemas históricos que subyacen en esa vieja rencilla, ni
mucho menos del bloqueo. Empero ese desliz, llama a olvidar el
pasado; que se dejen los cercos y que Cuba se vuelva buena: o sea
capitalista. En pocas palabras, que vuelvan los casinos, las
prostitutas, los mendigos y las fábricas de los miamenses para
explotar a los insulares. Que abrace, después de permanecer rebelde
por más de cinco décadas, el capitalismo ¡Que todo vuelva a la
normalidad!
Y,
por si esto fuera poco, en ese álbum también incluyó otra balada,
pero con una dedicatoria macabra a los pueblos de América Latina, en
especial a las familias que sufrieron directamente las políticas de
exterminio. Dicha cancioneta se denomina El Caudillo que, según se
ha explicado por la red virtual, es la experiencia del cantautor
sobre la vida de un su conocido de la Universidad que cambió su
posición de izquierdas para pasarse a la derecha. Un incendiario en
su juventud, un bombero en su madurez. Sin embargo, utiliza frases
conocidas como Patria o Muerte para conducir a la gusanera de La
Florida o la de Caracas, o la de los barrios de clase media y alta de
cualquier metrópoli nuestra, obviamente, a aplicar la letra de la
inocente tonada a Fidel y Chávez, respectivamente. Balada sutil pero
ignominiosa que critica actitudes de las que sobran miles en el mundo
y en nuestro continente, pero que furtivamente fue pensada para
desacreditar a los líderes de los procesos de emancipación en
América Latina.
Ricardito,
empero que arremete contra los caudillos que según la letra no
cumplieron los sueños de sus pueblos en relación a su desarrollo y
felicidad, ni siquiera osa mencionar a los verdaderos caudillos de
derecha y militaroides que se bañaron en la sangre de miles de
ciudadanos, muchos de ellos inocentes y desarmados que, o bien fueron
masacrados por los propios ejércitos de sus países envilecidos por
el odio de clase de sus patrocinadores: las oligarquías criollas, o
bien fueron torturados en las cárceles secretas de dichos regímenes,
secuestrados y desaparecidos al tirar sus cuerpos en cráteres de
volcanes, en ríos, lagos o mares o simplemente dejados en las selvas
donde sus huesos se pudrieron y sus seres queridos aún esperan su
regreso. Y, muchos más exilados y obligados a vivir en tierras
foráneas con gentes extrañas. Rehaciendo una vida que les resultó
abrupta.
Nuestro
trovador también se olvidó de los miles de huérfanos fruto de esa
guerra que desataron las dictaduras de derecha en el continente, los
cuales fueron parte de un pingüe negocio de venta de hijos de
opositores, donde militares y esposas de estos se enriquecieron
enormemente. Militares gorilas cuyos miembros fueron deformados todos
ellos en la Escuela de Las Américas: cientos de Videlas, Galtieris,
Stroesners, Pinochets, Pérez Jimenez, Trujillos, Somozas, Duvaliers,
para citar algunos. Pero para recordarle a Ricky Arjona, los
guatemaltecos también tuvimos los nuestros, cuyos esperpentos se
erigieron luego del derrocamiento de Arbenz: Castillo Armas,
Ydígoras, Peralta Azurdia, Arana, Kjell, Lucas García, Efraín Ríos
Montt (sentenciado por genocidio) y Mejía Víctores. Eso sin dejar
de incluir al actual presidente Otto Pérez, señalado por algunas
instancias de derechos humanos a nivel internacional, de haber
participado en masacres y violaciones a los derechos humanos cuando
fue Jefe de la Guarnición de Quiché.
Entonces,
Ricardito, ya para conlcuir. Si tanto te place componer melodías es
mejor que te dediques a lo fútil, a lo intrascendente, a lo baladí
que es lo tuyo, porque cuando te metes en temáticas de política
nacional o internacional, parece que no das una pues desconoces algo
tan fundamental como es la historia, para cualquier trovador que
desee dar un mensaje de esperanza a los demás, no solo dentro de tu
país sino hacia América Latina. Pero eso no es culpa tuya, es el
éxito de un sistema que ha podido distraer al pueblo de lo que
realmente importa. Entre lo que cabe, aceptar a trovadores tan
insulsos como ignorantes cuyo mundillo es tan insignificante que bien
puede ser contenido en una latica de Pepsi Cola.
La
Gotera
Guatemala,
20 de febrero de 2015
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