27 de febrero de 2015 — El presidente Barack Obama vetó esta semana el Proyecto de Ley S.1, la “Ley de aprobación del oleoducto Keystone XL”. El climátologo James Hansen, ex director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, escribió que si se construye el oleoducto, el clima tal como lo conocemos “será historia”. Mientras tanto, los informativos de la televisión corporativa invierten cada vez más tiempo en la cobertura del cada vez más caótico, costoso y, en ocasiones, letal clima. Pero fallan consistentemente en hacer la conexión entre las condiciones climáticas extremas y el cambio climático.
Publicado el 27 de febrero de 2015
Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
El presidente Barack Obama emitió su tercer veto en los más de seis
años que lleva de mandato, en rechazo del Proyecto de Ley S.1 (Proyecto
de Ley del Senado Número Uno), la “Ley de aprobación del oleoducto
Keystone XL”. Este fue el primer proyecto de ley aprobado por el nuevo
Congreso con mayoría republicana en lo que va del año, en un intento
por forzar la construcción de un oleoducto diseñado para trasladar
arenas alquitranadas de Canadá a puertos estadounidenses en Texas para
su exportación. Hace ya varios años que una amplia coalición
internacional lucha contra el proyecto. El científico climático James
Hansen, ex director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, escribió en The New York Times que si se construye el oleoducto, el clima tal como lo conocemos “será historia”.
Esta votación y este veto suceden al tiempo que gran parte de
Estados Unidos se ve azotada por temperaturas extremadamente frías, con
ciudades como Boston sacudidas por nevadas sin precedentes y estados
sureños como Georgia experimentando la caída de nieve. Mientras tanto,
la mayor parte de California se prepara para una sequía aún más fuerte.
Los informativos de los canales de televisión corporativos invierten
cada vez más tiempo en la cobertura del cada vez más caótico, costoso
y, en ocasiones, letal clima. Pero fallan consistentemente en hacer la
conexión entre las condiciones climáticas extremas y el cambio
climático.
Los canales vuelcan millones de dólares en llamativos “Centros de
monitoreo del clima” televisivos. Estos sets, con sus elegantes
presentadores, están siendo convertidos en “Centros de monitoreo de
fenómenos climáticos extremos”. Así como destacan de manera
sensacionalista la expresión “condiciones climáticas extremas”, ¿por
qué no destacan también los conceptos de “cambio climático” o
“calentamiento global”? ¿Por qué no explican cómo el calentamiento
global puede conducir a nevadas más fuertes o a temperaturas más bajas?
La población depende sobre todo de la televisión para informarse,
incluso en esta era de Internet. ¿De qué manera se pueden relacionar la
sequía en California y el congelamiento de las Cataratas del Niágara,
estando a miles de kilómetros de distancia? La gente no es tonta. La
avalancha diaria de informes climáticos sensacionalistas debe incluir
explicaciones de los cambios más profundos que ocurren en todo el
planeta.
Basta con ver la publicidad que acompaña los informativos. A menudo
vemos publicidades con gran producción, muy atrayentes, que describen
lo limpia y maravillosa que es la industria de los combustibles
fósiles. Pero ¿es así realmente? Veamos lo que pasó este mes mientras
más de cien ciudades estadounidenses registraron temperaturas bajas
récord: una explosión de una refinería de ExxonMobil al sur de Los
Angeles sacudió los alrededores con el equivalente de un terremoto de
magnitud 1,4. En Virginia Occidental, la “bomba” de un tren que
transportaba petróleo se descarriló y explotó, encendiendo el cielo
nocturno con enormes llamaradas y forzando la evacuación de dos
ciudades. Dos días antes, otro tren se había descarrilado en Ontario,
Canadá, y el incendio de sus vagones duró varios días.
Además de estas explosiones están las filtraciones, los derrames, la
contaminación con aire tóxico que causa epidemias de asma en las
comunidades afectadas. Y todas estas consecuencias de la industria de
los combustibles fósiles son pequeñas cuando se las compara con la
destrucción constante causada por el cambio climático, que sigue
empeorando y podría llegar a ser irreversible.
El debate sobre el cambio climático ha terminado. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU,
ganador del premio Nobel, publicó un informe redactado por 800
científicos de 80 países, que resume los hallazgos de más de 30.000
ponencias científicas arbitradas y concluye:
“La influencia humana en el sistema climático es clara: cuanto más
perturbemos nuestro clima, más nos arriesgamos a impactos graves,
generalizados e irreversibles. Y tenemos los medios para limitar el
cambio climático y construir un futuro más próspero y sustentable”.
Comparemos esto con el puñado de científicos que niegan la realidad del
cambio climático. Uno de sus paladines, Wei-Hock “Willie” Soon, del
Centro de Investigaciones Astrofísicas Harvard-Smithsonian, recibió
1.200.000 dólares de la industria de combustibles fósiles, entre ellos
del barón del petróleo Charles Koch, según una investigación realizada
por Greenpeace y el Centro de Investigaciones Climáticas. El Dr. Soon
no mencionó estas contribuciones y actualmente está siendo investigado
por el Instituto Smithsoniano por posibles violaciones éticas.
Entre los que consideran que la ciencia es clara y que el debate
está resuelto está nada menos que el Pentágono. Durante el gobierno de
Obama, así como durante el del presidente anterior, George W. Bush, el
Departamento de Defensa calificó al cambio climático como una
importante amenaza a la seguridad nacional. Del mismo modo, las grandes
compañías aseguradoras llevan cuidadosamente la cuenta de los desastres
climáticos multimillonarios que suceden cada año, ya que estas
catástrofes afectan su balance final.
Justo cuando la población necesita más información sobre estos
temas, algunas de las mayores organizaciones de noticias están
reduciendo el personal asignado a la cobertura del clima. El pasado mes
de octubre, la NPR, la cadena de radios
públicas de Estados Unidos, redujo su personal a cargo de la cobertura
del ambiente y el cambio climático de cuatro personas a solamente una,
que ahora trabaja a medio tiempo. En 2013, The New York Times
desarticuló su equipo especializado en temas ambientales, que estaba
integrado por nueve personas.
No hay eventos meteorológicos que sean por sí solos prueba del
cambio climático, pero las tendencias son claras. Los meteorólogos,
particularmente los de los noticieros televisivos, tienen el deber de
declarar los hechos tal como son: el cambio climático es real; es una
amenaza planetaria y se pueden hacer muchas cosas al respecto.
© 2015 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero
internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio
y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del
libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos
extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique
Cono Sur.
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