David Brooks
En las calles de Nueva York, indigentes –58 mil 284, según el cálculo
oficial más reciente– enfrentan condiciones de frío extremo. La semana
pasada, las autoridades proclamaron código azul,
es decir, que los albergues están obligados a aceptar a todo sin techo
que huye de las condiciones inclementes; la temperatura bajó a 16.5
grados bajo ceroFoto Reuters
Hay
semanas en que los dioses se burlan de los tontos, algunos pequeños,
otros con gran poder, tal vez sólo para entretener o dar un poco de
alivio a los demás que tienen que atestiguar, aguantar o pagar las
consecuencias de sus tonterías, y a veces los dioses parecen divertirse
con crueldades que aún no detonan una respuesta suficientemente humana.
Por ejemplo, el presidente de la cámara baja del Congreso federal,
el republicano John Boehner, se dedicaba a promover un proyecto de ley
que aprueba un oleoducto para transportar el combustible de las arenas
petroleras en Canadá a Texas, o sea, uno de los hidrocarburos que más
contribuyen al calentamiento global. En su apasionada defensa de esta
obra, denunció a opositores del proyecto como
extremistas de izquierda marginales y anarquistas. Entre los opositores que se habían expresado ese día, y al parecer entre los que criticaba Boehner, estaban 90 reconocidos científicos y economistas, entre ellos varios premios Nobel.
Por cierto, el cambio climático tiene sus promotores. Un influyente
sector de políticos, empresarios multimillonarios y la industria de
hidrocarburos dedican millones a su causa, lo que incluye contratar a
un elenco de
expertosque se ganan la vida al servicio de estos intereses, presentándose ante medios y foros, poniendo en duda que existe el calentamiento global. Por ejemplo está el caso de Wei-Hock Soon, científico asociado con Harvard, que ha sido una de las figuras más prominentes encargadas de sembrar dudas sobre los efectos de los gases que contribuyen al efecto invernadero. El científico, revelaron documentos obtenidos por Greenpeace, ha aceptado más de 1.2 millones de dólares de la industria energética, algo que jamás divulgó en todos sus trabajos académicos y sus ponencias ante el Congreso y otros foros. A pesar del consenso abrumador de la comunidad científica nacional e internacional, de hechos comprobados como que 2014 fue el año más
calientejamás registrado, y de fenómenos climáticos cada vez más feroces –sequías, inundaciones, tormentas, frío extremo, cambios en los océanos y en los polos–, líderes republicanos, entre otros, rechazan todo esto mientras sus ciudadanos sufren cada vez más de las consecuencias de este fenómeno.
Hablando de clima, en las calles de Nueva York, una cifra récord de
personas sin techo –58 mil 284, según el cálculo oficial más reciente–
enfrentan condiciones polares mientras los ricos continúan construyendo
edificios de lujo. La semana pasada, las autoridades proclamaron código azul,
es decir, que los albergues están obligados a aceptar a todo sin techo
que huye de las condiciones inclementes; la temperatura bajó a 16.5
grados bajo cero un día. Decenas, tal vez cientos, de departamentos de
lujo están vacíos, sus dueños los compran más como inversión que para
vivir. Todos tienen calefacción, pero nadie que lo agradezca.
Por
otro lado, mientras se nutre la ignorancia y se tolera la miseria, en
el estado de Oklahoma –el cual ocupa el lugar 48 de los 50 estados en
educación– se promueven los valores patrióticos. Un comité legislativo
estatal aprobó un proyecto de ley que anula un curso avanzado de
historia en las preparatorias, ya que, según el representante
republicano que lo impulsó, el curso enfatiza “lo que está mal con America (sic)” y, más aún, omite mención y elogio del
excepcionalismo estadunidense. Estos cursos avanzados de historia, diseñados por la institución nacional de exámenes para ingresar a universidades, ya fueron condenados por el Comité Nacional Republicano (la instancia nacional del partido) porque ofrecen
una perspectiva consistentemente negativa de la historia estadunidense.
Hablando de estudios cívicos, esta semana se presentó el cálculo
final del costo del último ciclo electoral, donde se gastaron 3 mil 770
millones de dólares, lo que confirma que fueron las elecciones
intermedias más caras en la historia, según en Center for Responsive
Politics. Peor aún, fueron las más caras, pero con un grupo de donantes
–los que financiaron a candidatos y propuestas políticas– más reducido
que nunca. O sea, el proceso político
democráticofue comprado por un grupo cada vez más exclusivo de ricos.
El número de armas en manos privadas en este país alcanza para que
cada adulto tenga una; hay líderes del país más poderoso y contaminante
del mundo que continúan promoviendo la destrucción del planeta; hay los
que promueven la ignorancia como si fuera acto patriótico, y los que se
benefician con mantener la peor desigualdad económica en casi un siglo
al controlar cada vez más el llamado proceso democrático para sus fines
privados. Ante todo esto, algunos somos reducidos a emitir ya ni
palabras sino sólo sonidos como ay, ja ja, y uf.
Bueno, también hay buenas noticias para aquellos que desean
mantenerse despiertos para ver qué más de esto sigue. El panel nacional
de expertos sobre nutrición emitió sus recomendaciones de dieta más
recientes entre las cuales sorprendió su conclusión de que no sólo hay
riesgos mínimos de salud al consumir entre tres y cinco tazas de café
al día, sino que consumir hasta cinco tazas diarias podría tener
efectos que benefician la salud, como reducir ciertas enfermedades
cardiovasculares y diabetes tipo dos, entre otras.
Ante todas estas locuras, tonterías y crueldades, tal vez lo mínimo
que se le puede sugerir a los dioses es… ojalá que llueva café.
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