Por Mario Hubert GarridoCaracas,
15 feb (PL) Aunque la derecha venezolana intentó desconocer las
contundentes evidencias de un nuevo intento golpista contra el
presidente Nicolás Maduro, las autoridades revelaron hoy informes sobre
los vínculos entre partidos opositores y sus patrocinadores en Estados
Unidos.
Es claro que pese a la postura de negarlo todo, a solo un año de la ya
frustrada Operación Jericó, el llamado Golpe Azul encontró en el
diputado Julio Borges del partido Primero Justicia, la persona idónea
para seleccionar los "objetivos tácticos" para bombardear en Caracas.
El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y el alcalde
del capitalino municipio Libertador, Jorge Rodríguez, mostraron pruebas
salidas de las computadoras de los oficiales detenidos, incluidos mapas
en los cuales se especificaba la ruta de la macabra maniobra.
Los puntos escogidos: canal multinacional Telesur, Dirección de
Inteligencia Militar, Ministerio de Defensa, Palacio de Miraflores, la
Fiscalía General, el Consejo Nacional Electoral y, por si fuera poco, la
céntrica y siempre concurrida Plaza Venezuela.
Los ataques se realizarían con un avión Tucano, artillado en el exterior, de acuerdo con lo mostrado por el gobierno.
También presentó evidencias fotográficas sobre el nuevo plan magnicida,
como imágenes de una funcionaria estadounidense que visitó
recientemente Venezuela para asistir a la audiencia del opositor
Leopoldo López, principal promotor de actos terroristas (guarimbas) de
inicios de 2014.
Y si alguna prueba faltaba, los dirigentes de
la Revolución bolivariana presentaron ante la opinión pública el texto
íntegro del "Programa de Gobierno de Transición", un comunicado firmado
por Borges y también por Antonio Ledezma (alcalde Mayor de Caracas),
este último designado para asumir el poder tras derrocar a Maduro.
El texto, precisaron, sería publicado antes en el diario El Nacional,
de conocida trayectoria derechista, para luego dar paso a los ataques
aéreos.
Imágenes rodadas ayer ante las cámaras de televisión
también ubican los preparativos de un vídeo en el que el general de
brigada Oswaldo Hernández, alias El Oso, convicto por participar en la
operación Jericó, debería informar de la supuesta sublevación de la
fuerza castrense.
Ese material audiovisual, según Cabello, fue
grabado en la Fundación Mendoza y muestra a seis personas, tres
militares y tres civiles, uniformados con pasamontañas, trajes de
paracaidista y de piloto "para hacer ver que tenían todo controlado y
que tenían la participación de varios sectores de las Fuerzas Armadas".
Nuevos detalles de la intentona golpista fueron revelados por varios de
los involucrados, luego de declaraciones en los centros donde se
encuentran detenidos.
Y si algo les fallaba, la embajada
estadounidense en Caracas ya había otorgado visas con fecha 3 de febrero
de 2015, para garantizar el asilo, otra prueba presentada ante la
opinión pública.
El alcalde Rodríguez recordó que en mayo de
2014 el pueblo de Venezuela quedó advertido de un intento de magnicidio,
el cual también fue desestimado por la derecha.
En ese momento,
se logró la captura de varios implicados con los planes y se imputó a
personas como la exparlamentaria María Corina Machado, presunta autora
intelectual en aquel plan conocido como Operación Jericó.
Ahora,
los fallidos intentos de desestabilizar al país con otra guerra en la
esfera económica, encuentran el mismo mutis en la derecha, y en
particular en sus patrocinadores con oficinas en Washington.
De
otra parte, una creciente cruzada de solidaridad internacional con
Venezuela alerta sobre los peligros que entrañan estas desesperadas
maniobras de los tradicionales enemigos de los procesos de cambio en
Latinoamérica y el Caribe.
Mientras, en Caracas y las ciudades
capitales de otros Estados venezolanos reina la calma, la gente se
prepara para las tradicionales fiestas carnavalescas y las autoridades
locales organizan centenares de operaciones de distribución de
alimentos, en beneficio de las familias.
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