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viernes, 14 de marzo de 2014

Desempleo juvenil: persistente problema en Latinoamérica

Por Lourdes Pérez Navarro*

La Habana, (PL) Aun cuando América Latina sortea con mejor suerte que otras regiones el impacto de la crisis financiera mundial, y en los últimos años muestra un repunte económico, mantiene desigualdades y persistentes problemas como el desempleo juvenil. Recientemente la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertó de la necesidad de aplicar políticas innovadoras y eficientes para resolver el panorama laboral juvenil en Latinoamércia, región donde los jóvenes representan el 43 por ciento del total de desempleados.

La directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Elizabeth Tinoco, señaló que la situación de crecimiento económico registrada por la región en los últimos años no es suficiente para mejorar este problema, y aún persisten el desempleo y la informalidad.

En el área existen cerca de 108 millones de jóvenes, de los cuales alrededor de 56 millones forman parte de la fuerza laboral, es decir que tienen un empleo o están buscando uno, mencionó Tinoco al presentar un estudio realizado por el organismo.

El informe sobre Trabajo decente y juventud: políticas para la acción, que compara datos entre los años 2005 al 2011, destacó que al final de este período el desempleo juvenil llegó a 13,9 por ciento.

Añadió que aunque la tasa bajó con respecto al 16,4 por ciento de 2005, los trabajadores de 15 a 24 años siguen enfrentando mayores dificultades para encontrar un empleo, y sobre todo uno de calidad.

La tasa de desempleo juvenil, apuntó, continúa siendo el doble de la tasa general y el triple que la de los adultos.

El estudio resaltó las desigualdades, pues, mientras la tasa de desempleo juvenil sube por encima de 25 por siento al considerar sólo a los sectores de menores ingresos, está por debajo de 10 puntos porcentuales para los de mayores ingresos.

Con respecto a la calidad del empleo, apuntó que el 55,6 por ciento de los jóvenes ocupados sólo consiguen trabajo en condiciones de informalidad, lo que en general implica bajos salarios, inestabilidad laboral y carencia de protección y derechos.

De todos los jóvenes que son asalariados, apenas 48,2 por ciento tienen contrato escrito, en comparación con 61 por ciento de los adultos, mostró la investigación de la OIT.

Entre los problemas más preocupantes resalta la existencia de cerca de 21 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, de ellos una cuarta parte busca ocupación, pero no la encuentra, y alrededor de 12 millones realizan a labores domésticas, esencialmente las mujeres.

El mayor desafío está en los cuatro millones 600 mil jóvenes que no trabajan ni estudian, y tampoco se dedican a los quehaceres del hogar.

La buena noticia es que los jóvenes que solo estudian aumentó de 32,9 por ciento en 2005 a 34,5 en 2011.

ENFRENTAR LA DESOCUPACION JUVENIL

De acuerdo con los expertos del organismo internacional no hay recetas únicas para enfrentar este problema, pero resaltan las experiencias exitosas e innovadoras en países como Argentina, Brasil, Costa Rica, Perú o Uruguay, las cuales pueden se adaptadas por otras naciones.

Estas van dirigidas a lograr una mejoría y extensión de los programas de formación y capacitación para facilitar la transición escuela-trabajo y permitir que los jóvenes tengan mejores cualificaciones cuando buscan empleo, que sean capaces de responder a las necesidades del mercado laboral.

Hablan también de crear incentivos para la contratación y la simplificación de trámites a la hora de buscar un puesto de trabajo, a la par de facilitar el emprendimiento de los jóvenes.

En opinión del especialista regional de la OIT en empleo juvenil, Guillermo Dema, en los últimos años se ha adquirido mucha experiencia sobre la forma de hacer frente a los obstáculos con que tropiezan los jóvenes al ingresar al mercado laboral.

Sin embargo, remarcó, el desafío es ponerlas en práctica, extender su aplicación tanto geográfica como temporalmente y optimizar su diseño para que sean eficientes.

A juicio de Tinoco, "estamos frente a un desafío político que demanda una demostración de voluntad en la aplicación de políticas innovadoras y de efectividad demostrada para hacer frente a los problemas de precariedad laboral".

Las difíciles condiciones de trabajo de los jóvenes deben ser abordadas con políticas que estén dirigidas específicamente a producir más y mejores empleos, y que les permitan aspirar a un futuro digno, resaltó la directora regional de la OIT.

En América Latina la situación laboral continúa siendo desafiante y los expertos enfatizan en la necesidad de redoblar los esfuerzos por mejorar la cantidad y la calidad de los empleos, que constituyen un componente esencial del crecimiento económico pues fortalece el mercado interno y crea un ambiente propicio para el desarrollo productivo.

El empleo es, en sí, una herramienta esencial para la redistribución de la riqueza y la inclusión social, para la lucha contra la pobreza y la desigualdad, de ahí la necesidad de que los gobiernos tengan entre sus prioridades disminuir a un nivel mínimo las tasas de desempleo juvenil.

crc/lpn/rcg

*Periodista de la redacción de Economía de Prensa Latina. 

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