Naciones Unidas, 22 mar (PL) La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer reclamó hoy aquí en el cierre de su 58 período de sesiones un compromiso global con la equidad de género y el empoderamiento femenino.
Tras dos semanas de trabajo y una maratónica jornada final, que terminó en las primeras horas de este sábado, el órgano de Naciones Unidas creado en 1946 adoptó un documento que reconoce avances en el combate a la discriminación de las féminas, pero identifica un largo trecho por andar de cara a una igualdad verdadera.
El texto aprobado por consenso en el foro anual demanda además la total implementación del Plan de Acciones y la Declaración de la Conferencia de Beijing sobre la Mujer, de 1995, el cumplimiento de los Objetivos del Milenio y la inclusión de la equidad y el empoderamiento como prioridades de la agenda post-2015 de desarrollo sostenible.
La erradicación de la pobreza y el hambre -por su particular impacto en mujeres y niñas-, el fin de la violencia por motivos de género y el pleno acceso a la educación, la salud, el empleo y los derechos sexuales y reproductivos, destacan también en las conclusiones, obtenidas después de complejas negociaciones.
Fue un proceso muy difícil para lograr acuerdos, a partir de las diferencias entre países pobres y ricos, culturas, religiones y visiones sobre el progreso, coincidieron en comentarios a Prensa Latina fuentes diplomáticas acogidas al anonimato.
El documento pide que la voluntad política para dejar atrás siglos de exclusión y falta de oportunidades se traduzca en medidas concretas encaminadas a eliminar todas las formas posibles de discriminación de las féminas.
Al respecto, solicita el cumplimiento de los mecanismos aprobados con anterioridad, y la elaboración y aplicación efectiva de leyes garantes de la equidad, el combate a la violencia y el respeto a los derechos de las mujeres.
En el segmento final de la Comisión, diversos bloques regionales y delegaciones de América Latina, el Caribe, África, Asia y Europa ofrecieron sus valoraciones sobre el documento adoptado.
Un vez más, en el evento inaugurado el pasado 10 de marzo se planteó con fuerza la importancia de la voluntad política para hacer realidad el fin de la discriminación, y reducir el espacio entre los compromisos y los avances concretos.
Si bien fue unánime el agradecimiento a los facilitadores del texto, afloraron insatisfacciones, porque no cubrió todas las expectativas en asuntos clave para la igualdad de género y el empoderamiento.
Uno de los aspectos criticados fue la insuficiente aproximación al peso de esos temas en la nueva agenda de desarrollo sostenible, la cual sustituirá el año próximo a los Objetivos del Milenio fijados en 2000.
A partir del criterio defendido aquí durante estos días, de que no puede existir progreso político y socio-económico en el planeta sin la plena participación de las mujeres, varias delegaciones estimaron que el producto final del foro debió reflejar un mayor énfasis en ese sentido.
Entre los puntos más polémicos estuvo el relacionado con los derechos sexuales y reproductivos, en particular la cuestión del aborto, con muchos partidarios, pero también detractores.
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