Radicales Libres de Colombia.
“No es suficiente que la tierra este bien abonada, la
semilla debe ser sana y seleccionada, no la de Monsanto. Hay que arar profundo
para que la raíz se afiance bien y se nutra de la sabiduría del pueblo”,
es lo que dice Gillosipa, un anónimo quien firmándose de esa manera, ha hecho
llegar su escrito a “radicales libres de Colombia”. Pero agrega más cuando señala:
“hoy no estamos esperanzados en mesías,
ni en “enviados”, ni en “salvadores” milagrosos. Vale solo la lucha popular por
la organización, la claridad ideológica, la unidad, la ética, la honestidad, la
autenticidad en el cambio profundo del actual orden económico y social”.
Solo traemos un aparte del escrito del anónimo “guillosipa”, y bien podría ser más,
agregando otro renglón mas del escrito que venimos registrando cuando dice “solo el pueblo ideológicamente
estructurado, organizado, salva al pueblo”, pues justo nos ha llegado este
escrito cuando la cumbre nacional agraria, campesina, étnica y popular, ha
concluido en la ciudad de Bogotá su trabajo de tres días, en la que mas de
30.000 personas movilizadas, viene caminando las calles bogotanas, marchando
para evidenciar su trabajo de esos tres días y para proclamar que la cumbre,
nutrida con 4.000 participantes deliberantes, decidieron decir basta con tanta
ignominia, tanta injusticia y tanta iniquidad, resueltos a lanzarse a calles,
carreteras, pueblos y ciudades, posterior a haber votado la realización del
paro nacional, armados ya de su pliego petitorio unitario, de su declaración
política.
El
malestar social, la rabia acumulada, se siente, se percibe en el ambiente de la
gran ciudad; nos movilizamos peor que bestias
siendo victimas de la acumulación de capital que nos miente mostrándonos
el “mejor transporte” y se nos prepara psicológicamente para que aceptemos esas
“cajas de sardinas” en las que nos embuten, aprovechándose de la necesidad del
tiempo, que “los poderosos” nos están quitando; ya ni del tiempo para verse con
los hijos se dispone.
La
rabia se agiganta cuando en cualquier esquina, calle, buseta, o esas cajas de
sardinas llamadas “transmilleno”, cada cinco minutos, hombres, niños, mujeres,
jóvenes, nos dicen que no les queda más opción y que su “trabajo” es cantarnos
una canción, vendernos un dulce, o cualquier cachivache, disfrazando la
mendicidad, que crece como nunca antes habíamos observado en la urbe capitalina,
en campos y pueblos.
Parecieran
cosas desligadas del tema que venimos tratando, y nos estaremos preguntando
entonces: “y que tiene que ver una cosa con la otra? que tiene que ver el
problema del transporte y la mendicidad con la Cumbre Agraria, con la marcha
campesina, indígena y de negros, de la que hemos apenas dado una pequeña
pincelada? Como pincelada estamos dando apenas a la problemática social que
incuba esa rabia a punto de estallar, que nos muestra diversas caras de la
injusticia en materia de educación, salud, desempleo, vivienda, todas ellas con
un común denominador, unos pocos los culpables, unas pocas familias las “dueñas
del País de todos”, unos pocos que a sangre, terror, fuego y motosierra, han
hecho del miedo su aliado para descargar sobre las grandes mayorías sus
perversiones, abriéndole “con la rodilla puesta en tierra” las puertas de par
en par al Imperialismo y sus planes neoliberales, en el marco de un sistema
capitalista ya en desuso, ante el cual, los pueblos del mundo reclaman a gritos
cambios trascendentes.
En
la plaza de Bolívar de Bogotá, este 17 de marzo, Gustavo Petro Urrego, alcalde
de Bogotá, invitado a intervenir en el marco de la Cumbre señalaba, entre otras: “No deja de tener una
carga histórica, enormemente simbólica, el que dos mundos aparentemente separados,
aparentemente lejanos, el agro, el campo, allá, la gran urbe, la ciudad, acá,
se junten, se articulen, se unifiquen, en propósitos comunes”.
Dándole
continuidad a su discurso, Petro dijo en otro de sus apartes: “Porqué la
ciudadanía Bogotana, la ciudad, tendría que solidarizarse, con la campesina,
con el campesino, con el indígena; quiero adelantar algunas ideas al respecto:
el latifundio a dañado a la ciudad, y no porque la ciudad tenga latifundio, el
latifundio quizás está allá lejano, porque el latifundio ha dañado al campo de
Colombia; el latifundio improductivo ha condenado al campesinado a la ciudad;
la ciudad se llena de campesinos, que tienen que venir aquí a defenderse porque
no tienen un espacio de tierra para producir alimentos. El latifundio ha dañado
al campo, no solamente porque expulsa al campesino y a la campesina, para la
ciudad, sino porque lo condena a la violencia; y para mantener ese latifundismo
improductivo es que han construido ejércitos privados, que descuartizan en las
regiones a los campesinos y a las campesinas de la patria. Esos ejércitos
privados que han hundido en la violencia a los campos y que han producido
millones de victimas, que acongojadas y aterrorizadas, tienen que acudir a la
ciudad, se han adueñado del poder político en Colombia, y han elegido a la
mayoría de los congresistas que hacen las leyes, hacen las leyes en contra del
pueblo, hacen las leyes a favor de las mafias, perpetuán su poder político,
para perpetuar precisamente, la existencia de un latifundismo improductivo que
ocasiona la violencia en los campos”.
Por
su parte, las organizaciones sociales y populares que se hicieron presentes,
venidos de la Colombia profunda, de todos los rincones del País, de manera
simbólica dieron lectura a la declaración política de la cumbre, a varias
voces, para que se viera la representatividad de Negros, Indígenas, del
Campesinado y también del “citadino”.
“Declaración política de la cumbre agraria,
campesina, étnica y popular, sembrando dignidad, labrando esperanza y
cosechando esperanza”. Que más adelante en este mismo articulo será
adjuntada; de esta manera, se dio inicio a su lectura, ante una plaza de
Bolívar abarrotada de mil colores y esperanzas, en la que la rabia también ondea
en cientos de Banderas.
“Arriba los corazones, arriba las banderas,
las banderas de la dignidad, de la soberanía, de la esperanza, y de la unidad”,
fueron las palabras iníciales de Piedad Córdoba, quien también se hizo presente
en la Plaza de Bolívar; más adelante Córdoba señalo: “esta cambiando la patria,
estamos escribiendo la posibilidad de una segunda y definitiva independencia,
desde la construcción de una patria soberana, que hoy en el horizonte, nos
nuestra la posibilidad de la unidad, alrededor de los intereses del pueblo
Colombiano, de los intereses de los hombres y mujeres de este País, que le
están diciendo a este establecimiento corrupto, basta ya, porque nosotros hemos
tomado la decisión de caminar hacia el
solio de Bolívar para dirigir los destinos de la patria”.
Recientemente,
el Periodista y analista Uruguayo Raúl Zibechi, en un articulo titulado
“derechas con look de izquierda”, nos advierte y nos llama a estar vigilantes
ante “las recientes manifestaciones de masas generadas por las derechas en los
mas diversos Países, muestran su capacidad por apropiarse de símbolos que antes
desdeñaban, introduciendo confusión en las filas de las izquierdas”. Zibechi,
rematando su articulo agrega: “En esa disputa simbólica la derecha, que ahora
engalana sus golpes como “defensa de la democracia”, aprendió mas rápido que
sus oponentes”. http://pedroecheverriav.wordpress.com/2014/03/08/pueden-las-derechas-en-mexico-disfrazarse-de-izquierda-en-la-guerrilla-y-la-lucha-social/
De
ninguna manera se esta señalando a la Cumbre Agraria de estar inmersa en un
despropósito como el que señala Zibechi, pero si, se recoge lo planteado por
Feliciano Valencia en el marco de la Cumbre y registrado en otro de nuestros
artículos http://kaosenlared.net/america-latina/item/83227-colombia-y-donde-esta-la-clase-obrera-en-esta-cumbre-que-garantice-sentar-al-r%C3%A9gimen-a-negociar?.html,
cuando Valencia advierte que el Gobierno tratara de infiltrarnos y que el
analista Fernando dorado, en distinto articulo, acota que “la visión equivocada que predomina, incluso en
fuerzas de izquierda, es impulsada por todo tipo de Organizaciones no
gubernamentales que se han apoderado de las direcciones de las organizaciones
sociales y populares; agrega además Dorado que se programan paros y
movilizaciones para – de vez en cuando – negociar con el estado pequeños
proyectos de “inversión social” ya que de eso viven estas burocracias. http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/82745-%C2%BFcu%C3%A1l-democracia-colombiana?.html
Tal
como se señala al inicio de esta nota y como lo dice “Gillosipa”: “solo el pueblo
ideológicamente estructurado, organizado, salva al pueblo”, siendo
por eso también que no es suficiente que la tierra este bien abonada, la
semilla debe ser sana y seleccionada, no la de Monsanto, a lo mejor con un
pensamiento colonizado.
Sea
como sea, la declaración política de la cumbre, para finalizar, dice: “ante
reiterados incumplimientos, del gobierno nacional frente a la palabra, y los
compromisos adquiridos para levantar el paro agrario del año pasado, la
decisión de la cumbre agraria campesina, étnica y popular, OIGASE BIEN, es la de volver al paro nacional agrario” Y es que las evidencias de la perversidad
del régimen caminan por doquier, pues en vez de soluciones le da al campesino
represión, como se hace evidente con las agresiones de parte de la fuerza
pública, en este caso, en el Municipio del Líbano en el Departamento del
Tolima. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182167
Publicado el
Martes, 18 Marzo 2014 22:26
“Sembrando
dignidad, labrando esperanza y cosechando país”
Por
convocatoria de la Mesa de Interlocución Agraria - MIA, la Marcha Patriótica,
el Coordinador Nacional Agrario - CNA, el Congreso de los Pueblos, el Proceso
de Comunidades Negras - PCN, la Mesa de Unidad Agraria - MUA, la Coalición de
Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia - COMOSOC, la Organización
Nacional Indígena de Colombia - ONIC, el Movimiento por la Constituyente
Popular - MCP, Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria, FENSUAGRO,
Asociación nacional de Zonas de Reserva Campesina – ANZORC y Asociación
Campesina Popular- se realizó en la ciudad de Bogotá, del 15 al 17 de marzo, la
Cumbre Agraria: campesina, étnica y popular. La Cumbre reunió a 30 mil personas
provenientes de todas las regiones del país.
La
Cumbre es un proceso que ha venido construyéndose a partir de los paros
agrarios e indígenas del 2013, movilizaciones que cobraron la vida de 19
compañeros, otros 600 resultaron heridos y decenas fueron detenidos y
encarcelados. El gobierno nacional se sentó a concertar una serie de pliegos y
acuerdos en mesas de interlocución y negociación. La Cumbre nace porque después
de esta “rebelión de las ruanas, los ponchos y bastones” que suscitó el más
amplio respaldo nacional e internacional, el presidente Santos convocó a un
Pacto Agrario con las élites agroindustriales y gremiales del campo, excluyendo
con esto al movimiento agrario de las definiciones y medidas a adoptar en
materia de política agraria nacional.
La
Cumbre realizó un balance del incumplimiento del gobierno nacional ante los
compromisos adquiridos, los pliegos y acuerdos firmados; avanzó en el proceso
de unidad del movimiento agrario en Colombia y desde éste; definió una ruta
unificada de la movilización y mecanismos para una negociación articulada y
unitaria. La Cumbre definió los caminos para enfrentar conjuntamente las
nefastas políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos de turno y a
sembrar dignidad, labrar esperanza y cosechar un nuevo país desde las
iniciativas de las organizaciones campesinas, indígenas y afrodescendientes.
La
Cumbre considera que mediante un ejercicio de soberanía, debemos ser los
pueblos y las comunidades quienes ordenemos el territorio, definamos sus usos y
las distintas maneras de habitarlo. Este ordenamiento territorial popular debe
armonizar la conservación del medio ambiente con el aprovechamiento que de él
hagan, las comunidades agrarias para su pervivencia.
Nuestras
propuestas territoriales exigen el respeto de las figuras colectivas de
gobierno propio y la defensa de los territorios de las comunidades campesinas,
indígenas y afrocolombianas.
La
reforma agraria integral sigue siendo para nosotros la solución estructural
para los problemas de acceso a la tierra, formalización de la propiedad y
desarrollo rural, con inversión social y políticas públicas.
En
este propósito es preciso detener el modelo extractivista que concentra la
propiedad de la tierra, la entrega a empresas multinacionales, acaba con la
economía campesina y destruye la vida.
La
Cumbre propone un modelo económico que garantice la pervivencia de los pueblos
a través del fortalecimiento de las economías campesinas, indígena, afrodescendientes
y de los sectores populares. La autonomía territorial es un factor determinante
en la construcción de una política económica y de producción de alimentos
soberana. Para tal fin se debe derogar la normatividad que permite el monopolio
transnacional sobre las semillas y el conocimiento ancestral.
El
acceso a la riqueza minero-energética conlleva al respeto por los bienes de la
madre tierra, su explotación debe ser una decisión consultada a las comunidades
y desarrollada como ejercicio de soberanía nacional.
El
plantearnos una alternativa a los cultivos de coca, amapola y marihuana, nos
llama a rechazar el prohibicionismo que admite tratamientos represivos, las
fumigaciones indiscriminadas, la erradicación forzada y el encarcelamiento de
los cultivadores como solución. Entendemos el reconocimiento de su uso
tradicional, ancestral y los usos alternativos. Proponemos programas de
sustitución autónoma, gradual y concertada, el impulso a los cultivos
alternativos con garantías de comercialización.
Para
el pueblo colombiano es imperativo conocer la verdad, complementarla con
mecanismos de justicia y reparación; la memoria histórica es un aporte
importante para avanzar hacia la no repetición.
Las
garantías políticas incluyen la no criminalización y judicialización de la
protesta social, el desmonte del fuero penal militar. Se debe permitir la
participación amplia, efectiva y con carácter decisorio en las instancias de
planeación y definición de la políticas de producción agropecuaria y de
desarrollo rural, teniendo en cuenta las propuestas construidas por las
comunidades de manera autónoma.
Los
pueblos tenemos derecho a la vida digna y a que se nos garanticen las
condiciones materiales necesarias. Se debe apropiar un presupuesto especial
para garantizar la financiación de las iniciativas territoriales, con
mecanismos autónomos de ejecución.
El
Estado debe reconocer que muchas de las problemáticas que viven las ciudades
son una consecuencia de la aplicación de modelos económicos y de despojo en el
sector rural.
El
impulso a las economías agrarias y populares tiene un soporte importante en el
apoyo que reciba de los grandes centros poblados, es necesario adelantar pactos
entre las grandes capitales y los municipios que le aportan los alimentos de la
canasta familiar.
La
solución política al conflicto social y armado sigue siendo un anhelo de la
sociedad en la búsqueda de la paz con justicia social, por esa razón es
fundamental y urgente, que se inicie un proceso de diálogo con las insurgencias
del ELN y el EPL. Respaldamos los diálogos de La Habana entre el gobierno y las
FARC. Resaltamos el papel que debemos jugar las organizaciones y procesos como
movimiento social con voz propia. Los diálogos regionales son una herramienta
importante para avanzar en la construcción de la agenda social y política por
la paz. La Cumbre Agraria asume el impulso a un gran movimiento social que
trabaje por la paz como condiciones de vida y exija garantías para la
participación de la sociedad.
La
Cumbre Agraria logró, por primera vez en la historia de los movimientos
sociales del país, construir un pliego unitario de las organizaciones
campesinas, indígenas y afrocolombianas. El pliego unitario representa las
exigencias políticas, económicas, sociales, ambientales, culturales y
territoriales de comunidades históricamente marginadas y excluidas, es un
llamado de atención al gobierno nacional sobre la urgencia de atender
estructuralmente a un mundo rural que reclama ser sujeto de derechos. La Cumbre
propone también una mesa única de negociación, un escenario que permita
cualificar el nivel de interlocución, evitar la dilación y dispersión
gubernamental y lograr acuerdos ejecutables en el corto y mediano plazo. La
unidad alcanzada hoy es también la unidad de acción, contamos ahora con una
ruta de movilización social que haga exigibles y alcanzables los derechos
negados. La Cumbre y sus propuestas son una apuesta definitiva por el logro de
la paz. Una paz, que para ser estable y duradera requiere de ser construida
desde abajo, con nosotros y nosotras, una paz socialmente incluyente, basada en
la verdad, la justicia, la efectiva participación política y la vigencia plena
de los derechos humanos en los campos de Colombia.
La
Cumbre es parte transitoria de un proceso constituyente caminado de la mano de
la Minga indígena, los congresos de los pueblos, consejos territoriales del
pueblo, los procesos constituyentes por la paz con justicia social, los
mecanismos de participación directa y la autonomía que a diario ejercen las
comunidades del campo y la ciudad que reclaman ser reconocidas. El acuerdo
político y social que edifique la paz deberá ser la parte culminante de este
proceso constituyente. La posibilidad de un proceso de asamblea nacional
constituyente está en el horizonte de reflexión de la sociedad colombiana en su
conjunto. Estamos construyendo una ruta propia desde el movimiento popular para
llegar a este momento. El camino hacia la paz, requiere, mientras tanto, de un
decidido y vigoroso movimiento social por la paz, al cual convocamos a todos los
sectores políticos y sociales del país. La paz incluyente no se construye con
“acuerdos de élites y corbatas” que desconocen a los de poncho, a los de ruana,
a los de azadón y machete, a los sujetos políticos y sociales del campo y sus
propuestas.
Ante
el reiterado incumplimiento del gobierno nacional frente a la palabra y los
compromisos adquiridos para levantar el paro agrario del año pasado, la
decisión de la Cumbre Agraria: Campesina, Étnica y Popular es la de volver al
paro nacional agrario, cuya hora cero dependerá de la respuesta gubernamental.
La Cumbre extiende un plazo al gobierno hasta la primera semana de mayo. A
partir de este momento la Cumbre bajará a los resguardos indígenas y a las
veredas de los territorios afros y campesinos, a las barriadas y organizaciones
sociales de las ciudades, a los sindicatos, a organizar los comités de paro y a
convocar a todos los sectores sociales y populares en conflicto para acordar
una dinámica coordinada en perspectiva de bloque popular.
Las
propuestas del gobierno no son soluciones. El Pacto Agrario es una repartija
más de recursos públicos con fines clientelares y electoreros. El gobierno
nacional tiene la oportunidad histórica de solucionar la crisis estructural del
campo a partir de nuestras propuestas recogidas en el pliego unitario, creemos
en el diálogo social como la ruta para alcanzar la justicia social y la
anhelada paz estable y duradera para Colombia. Nuestras propuestas están sobre
la mesa, le queda la responsabilidad histórica al gobierno de atenderlas.
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