Por: Luis Alberto Castaño
El pasado 9 de marzo, la capital colombiana vio desfilar por la carrera séptima un buen número de personas campesinas, indígenas y gente trabajadora en el área de la cadena láctea que se movilizaban por la preocupación que les genera la aplicación del Decreto 616 que condensa los requisitos “sanitarios” de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Este ente situado por encima del bien y del mal, en el plano internacional, abre puertas a las políticas de las transnacionales y le sirve al Dios Mercado valiéndose para ello de discursos y de políticas disonantes de defendernos de los males que nos podría llegar a producir el consumo de leche ordeñada por las callosas manos de nuestros campesinos. Igualmente, motiva esta movilización la prohibición de transportar, distribuir y comerciar el consumo de leche en cantina expresado a través del Decreto 3411 por lo que, seguramente, una consigna que se escuchaba era: “La leche de cantina no mata, el hambre sí”.
Sabiamente el taita indígena, ex constituyente, Lorenzo Muelas señaló en su intervención frente al cementerio -lapsus linguae que cae como anillo al dedo-, así fue llamado el Ministerio de Agricultura, el cementerio del agro colombiano: “Éste no es un problema de los indígenas y de los campesinos, este es un problema de la humanidad, porque hoy escuchamos decir a los indígenas, campesinos, citadinos, negros y blancos, que ni sudando, ni trabajando tenemos derecho a la vida, no tenemos derecho ya a un preciado plato de comida, a esa preciada taza de leche” y refiriéndose al ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, agregó: “Hoy estamos siendo calificados como ilegales y nosotros no somos ilegales, nosotros queremos vivir y trabajar sacando adelante la agricultura y lo pecuario, como hasta ahora lo hemos hecho, por nuestros propios medios. Señor Juan Camilo Restrepo, a nosotros no puede usted seguir calificándonos como ilegales, ilegales son aquellos que han llegado de otros países, aquellos que representan ese sistema capitalista. Nosotros somos legales, los indígenas de este continente somos originarios de estas tierras, diez, veinte, treinta mil años; los ilegales llegaron hace 518 años, humillándonos, sometiéndonos, y hasta hoy quieren seguir gobernando, para tenernos bajo su dominio, pero el mundo ha cambiado, nos estamos movilizando no sólo los indígenas, sino todos aquellos que estamos sintiendo la opresión de un sistema capitalista salvaje, al cual ustedes representan”, concluyó Muelas.
Para el vicegobernador indígena de Guambía (Cauca), Francisco Almendra, “es claro sugerir que además de honesto y honrado el trabajo de la movilización no vaya a servir para hacer proselitismo político y que este trabajo de organizar y trabajar por las comunidades que se viene haciendo, desde años atrás, con el citadino, el campesino, el negro, el indígena, camina hacia un acto común, porque es la única manera de frenar esta situación difícil que padecemos todos, porque unidos venceremos alguna vez”.
Por su parte, el senador Jorge Enrique Robledo Castillo en una corta intervención resaltó: “Esta es la cuarta vez que nos paramos en este mismo sitio los lecheros y comerciantes de leche cruda para hacer la misma exigencia, siempre diciéndole al Gobierno que no vamos a tolerar, como lo vienen pretendiendo desde la administración anterior, la quiebra del comercio de la leche cruda, porque esa es la quiebra de los pequeños y medianos ganaderos colombianos. Decirle al Gobierno que cada vez es más grande la protesta, y que seguiremos viniendo, y que si nos tenemos que parar en las carreteras de Colombia para derrotar la política antilechera del Gobierno nacional, nos vamos a parar, porque lo que no podrá pasar en Colombia es que acaben con la ganadería de leche, como los neoliberales made in USA que mandan en Colombia, que acabaron con el trigo, acabaron con la cebada, tienen agonizando al maíz y tienen golpeadísima la producción arrocera”, enfatizó Robledo. Leer Mas
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