Maestros hondureños continuaron este lunes los paros y protestas contra la privatización de la enseñanza, a pesar de las amenazas del Gobierno con despedir a los participantes en las manifestaciones.
En Tegucigalpa, capital de este país, la policía lanzó bombas de gas lacrimógeno para dispersar a los docentes que marcharon hacia el centro de la ciudad para rechazar el proyecto del Ejecutivo de quitar al Estado la responsabilidad en la educación y pasarla a las alcaldías.
También en San Pedro Sula, las fuerzas de seguridad desalojaron por la fuerza a docentes y padres de familia que tomaron el bulevar del sur para exigir, además, el pago de salarios atrasados a miles de educadores.
En el puerto de Tela, garífunas (grupo étnico afro descendiente) bloquearon una carretera para protestar por el proyecto de Ley educativa debatido en el Congreso Nacional, y contra el aumento de los precios de los combustibles y los alimentos.
Las manifestaciones en el sector de la educación entraron hoy en su quinta semana, pese a que el Gobierno amenazó con la suspensión de los docentes en huelga.
“Después de declarar ilegal el paro, el Gobierno está facultado para que el docente que hoy no se presente sea de inmediato suspendido y sustituido por dos meses”, dijo el ministro de Educación, Alejandro Ventura.
La dirigencia magisterial, sin embargo, ratificó su decisión de mantener las protestas hasta que las autoridades den respuestas a sus demandas.
“En vez de sentarse a dialogar para encontrarle una salida al problema, el Gobierno invierte su tiempo en agredirnos y pretender despedir a los maestros”, dijo Edgardo Casaña, presidente del Colegio Profesional Unión Magisterial de Honduras.
El Comité para la Defensa de los Derechos Humanos llamó al gobierno y la dirigencia magisterial a retomar la mesa de diálogo para resolver la crisis.
Agencias
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