El Equipo Asesino, nombre que se daban los 12 soldados involucrados, “suponen un contraste con la disciplina, el profesionalismo y el respeto que han caracterizado la labor de nuestros soldados durante casi 10 años de operaciones sostenidas en Afganistán”, afirmó el coronel Thomas Collins, quien se disculpó y condenó los actos mediante un comunicado.
Un soldado estadounidense se declaró culpable este miércoles ante una corte marcial de los asesinatos de tres civiles afganos, ejecutados por mero placer con la supuesta complicidad de otros cuatro soldados de su batallón durante una misión en Afganistán.
El cabo de primero Jeremy Morlock es el primero de cinco soldados de la brigada de combate Stryker de la Bravo Company en ser juzgado por los asesinatos de estos civiles.
Morlock será también testigo clave de la parte acusadora en el juicio de los otros cuatro soldados, en particular del presunto líder, el sargento Alvin R. Gibbs.
En total son 12 los militares que serán juzgados por los crímenes, pertenecientes a la unidad de la quinta brigada de la segunda división de Infantería del Ejército de EE.UU.
Durante su juicio ante la corte marcial en la base militar Lewis-McChord cerca de Seattle (estado de Washington, noroeste de Estados Unidos), el marine Jeremy Morlock admitió que asesinó o ayudó a asesinar a tres hombres durante su misión en la provincia de Kandahar (sur) y haberles colocado luego armas afganas para hacerlos pasar por combatientes enemigos.
Trofeos sangrientos
La revista alemana Der Spiegel publicó este lunes tres fotografías donde aparecen los jóvenes soldados estadounidenses Jeremy Morlock y Andrew Holmes, en fotos diferentes, agarrando las cabezas de un niño afgano muerto luego de asesinarlo por diversión.
Los soldados exhiben el cadáver como un trofeo, y acorde a la publicación, en el momento de hacer las fotos levantaron la camiseta del pequeño para mostrar que no tenía bombas adheridas a su cuerpo para jactarse del asesinato de un inocente.
Luego de la fotografía, los efectivos estadounidenses le lanzaron una granada al cadáver y dispararon para simular ante sus superiores que el niño, hijo de un granjero también asesinado por placer, los había confrontado.
Según testimonios de los implicados en los asesinatos, los soldados solían amputar dedos y arrancar dientes de sus víctimas para guardarlas como recuerdos de las matanzas a inocentes.
Disculpas veloces
Este hecho trae reminiscencias de las imágenes de la cárcel iraquí de Abu Ghraib, Irak, cuando entre 2003 y 2006 se mostró la manera en que algunos contratistas estadounidenses y miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) abusaban de los prisioneros mientras se jactaban en las instantáneas.
Aún no se sabe cómo la revista alemana consiguió publicar las fotografías, ya que un juez militar había prohibido su difusión por formar parte de las investigaciones en contra de los acusados.
Der Spiegel afirmó que se publicaron sólo tres fotos de las 4 mil imágenes y vídeos que poseían, gracias a una investigación que duró cuatro meses.
A pesar de las disculpas del Ejército estadounidense, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) teme que el sacar a la luz estas imágenes pueda desencadenar hechos violentos en Afganistán.
Ante esta posibilidad, la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, se disculpó telefónicamente con su homólogo afgano para tratar de solucionar la situación que amenaza con obstaculizar los deseos de Estados Unidos de instalar bases militares permanentes en Afganistán.
Telesur / EFE / AFP
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