Washington, 31 mar (PL) La posibilidad de que Estados Unidos encubriera la provisión de armas a los rebeldes libios aflora hoy como otra complicación para el presidente Barack Obama, criticado asiduamente por los republicanos en el Congreso.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ratificó este miércoles que el gobierno estudiaba facilitar armas a las fuerzas que tratan de derrocar al líder libio Muamar el Gadafi.
Las declaraciones de Carney coinciden con informes de prensa los cuales aseguran que Obama firmó una orden secreta autorizando el respaldo encubierto a los rebeldes.
El mecanismo usado fue encubierto como una forma de directiva presidencial que permitiría al mandatario autorizar operaciones secretas de la CIA, plantean los medios.
Carney recordó que el presidente no excluyó ninguna hipótesis en la intervención en el conflicto en la nación norafricana.
Fawaz Gerges, experto sobre cuestiones de Medio Oriente, en declaraciones a la británica BBC aseguró esta semana que dar armas a los sediciosos sería como echar gasolina al fuego.
En el seno de la coalición internacional persistían diferencias en torno al tema.
El primer ministro británico, David Cameron, dejó la puerta abierta a una posible entrega a los insurgentes. "No lo descartamos", agregó.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores en Roma, Maurizio Massari, sostuvo que dar armas a los rebeldes sería una medida controvertida y extrema que seguramente dividiría a la comunidad internacional.
Mientras tanto para la población estadounidense la actuación de la Casa Blanca es vista desde diferentes prismas.
El 47 por ciento de la población rechaza que su gobierno participe de forma directa en la agresión, mientras un 41 por ciento está de acuerdo, reveló una encuesta de la Universidad Quinnipiac divulgada el miércoles.
Según la muestra, el 48 por ciento considera que Washington no debe derrocar a El Gadafi, en tanto el 41 por ciento aprueba ese plan.
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