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lunes, 2 de agosto de 2010

Israel se introdujo a EU sin ser visto

Robert Fisk

Foto
Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, durante una reunión
con su gabinete ayer en las oficinas de gobierno en Jerusalén
Foto Reuters

La muerte de cinco soldados israelíes al estrellarse un helicóptero en Rumania apenas y llegó a ser un titular. Esto ocurrió durante ejercicios conjuntos de las fuentes israelíes y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Bueno, eso está bien. Ahora imagínense la muerte de cinco combatientes de Hamas al estrellarse un helicóptero en Rumania; todavía estaríamos investigando esto como un extraordinario fenómeno. Nótese que no comparo a Israel con Hamas. Israel es un país que justificadamente asesinó a más de mil 300 palestinos (300 de ellos niños) hace 19 meses, mientras los violentos y sedientos de sangre terroristas de Hamas mataron a 13 israelíes (tres de ellos soldados que en realidad se dispararon uno a otro por error).
Pero existe un paralelismo. El juez Richard Goldstone, eminente juez sudafricano, decidió que la investigación que realizó para la Organización de Naciones Unidas que contiene en 575 páginas el baño de sangre de Gaza, asegura que ambas partes cometieron crímenes de guerra. Desde luego, estadunidenses defensores de Israel lo llamaron malvado y siete estados de la unión rechazaron su reporte. Por lo tanto, nos asalta la pregunta: ¿Qué hace la OTAN practicando sus juegos bélicos con un ejército acusado de crímenes de guerra?
O más al grano ¿qué hace Estados Unidos cuando se acurruca con los israelíes? En un muy detallado –si bien un tanto rabioso– libro que se publicará en noviembre, el infatigable David Cronin presenta un análisis microscópico de Nuestra relación con Israel. Acabo de leer el manuscrito y me deja sin aliento. Como dice en el prefacio, Israel ha desarrollado tan fuertes lazos políticos y económicos con Estados Unidos durante la década pasada, que se ha convertido prácticamente en otro estado de la unión, en todos sentidos, salvo el nombre. En efecto fue Javier Solana, el desaliñado perro guardián de la política exterior estadunidense (y ex secretario general de la OTAN) quien afirmó el año pasado: Permítanme decir que Israel es miembro de la Unión Europea, aún sin pertenecer al bloque.
¿Perdón? ¿Nos avisaron de esto? ¿Lo votamos? ¿Quién lo permitió? ¿Acaso está de acuerdo David Cameron, quien ahora presiona por el ingreso de Turquía a la UE? Probablemente sí, pues se ha estado llamando amigo de Israel, después de que este país produjo varios pasaportes británicos, falsificados brillantemente para sus asesinos en Dubai.
Cronin señala que la cobardía de Estados Unidos hacia Israel contrasta radicalmente con la robusta posición que ha adoptado cuando se han ejecutado atrocidades en otros conflictos. Después de la guerra entre Rusia y Georgia de 2008, por ejemplo, Estados Unidos ordenó a una misión independiente averiguar si se había violentado el derecho internacional y exigió una investigación sobre el respeto a los derechos humanos después de la guerra entre Sri Lanka y los Tigres Tamiles. Cronin no oculta la responsabilidad europea en el Holocausto judío y asevera que siempre existirá un deber moral de nuestros gobiernos para garantizar que algo así no vuelva a suceder. Noté que Cameron olvidó mencionar el Holocausto Armenio de 1915 cuando se congraciaba con los turcos.
Pero ese no es, en realidad, el punto; en 1999, las ventas de armas inglesas a Israel, país que ocupa Cisjordania, Gaza también, y que construye colonias judías ilegales en tierras árabes, tuvieron un costo de 11 millones y medio de libras esterlinas, cifra que llegó a más del doble en los últimos dos años hasta ascender a los 22 y medio millones de libras esterlinas.
El armamento incluía armas pequeñas, equipo para la fabricación de granadas y partes de aviones y tanques. Hubo algunas reticencias a vender armas a los israelíes después de que éstos usaron contra los palestinos tanques Centurión modificados. Pero en 2006, el año en que Israel asesinó a mil 300 libaneses, en su mayoría civiles, en otra cruzada contra Hezbollah y en favor de la guerra contra el terror, Gran Bretaña les otorgó 200 licencias de armamento. Parte de este equipo, desde luego, llega a Israel vía Estados Unidos. En 2002, dio permiso de que sistemas manufacturados por BAE para Lockheed Martin fueran instalados en aviones caza F-16 destinados a Israel. Estados Unidos no tuvo objeción.
Ese mismo año, los británicos recibieron a 13 miembros del ejército israelí para entrenarlos, y aviones estadunidenses que transportaban armas a Israel durante la guerra contra Líbano de 2006, aterrizaban en Reino Unido para reabastecerse de combustible (al parecer, también fueron utilizados aeropuertos irlandeses).
En el primer trimestre de 2008, dimos licencias para la venta de armas por otros 20 millones de libras esterlinas para Israel, justo cuando éstos asolaban Gaza. Cronin sostiene que los helicópteros Apache usados contra los palestinos contenían partes hechas en Gran Bretaña por las compañías SPS Aeroestructures, en Nottinghamshire, Smiths Industries en Cheltenham, Page Aerospace en Middlesex y Meggit Avionics en Hampshire.
¿Debo continuar? Por cierto que Israel ha sido elogiado por la ayuda logística que ha dado a la OTAN en Afganistán, donde anualmente matamos a mayor número de afganos que el de palestinos que matan los israelíes. Esto no sorprende pues el jefe militar israelí, Gabi Shkenazi, ha visitado los cuarteles de la OTAN en Bruselas para fortalecer las relaciones. Cronin argumenta convincentemente un extraordinario –y obscenamente bello– arreglo financiero en Palestina. Estados Unidos financia millonarios proyectos de construcción en Gaza que son regularmente destruidos por los israelíes con su armamento de fabricación estadunidense. Entonces el arreglo es como sigue: los contribuyentes europeos pagan los proyectos, los contribuyentes estadunidenses pagan las armas que Israel usa para destruirlos y luego los contribuyentes de Estados Unidos pagan para que sean reconstruidos, y después los europeos... en fin, ya me entendieron.
Israel, por cierto, ya tiene su programa individual de cooperación con la OTAN, que incluye estar unidos con la red cibernética de la organización.
Con todo, es bueno tener a un robusto aliado como Israel de nuestro lado, aún si su ejército no es más que un montón de pillos, algunos de los cuales también son criminales de guerra. En dado caso, por qué no le pedimos a Hezbollah que se una también a la OTAN. Imagínense cómo sus tácticas de guerrilla beneficiarían a nuestros amigos en Helmand (Afganistán). Y como los helicópteros Apache matan con tanta frecuencia a civiles libaneses; todo un camión ambulancia lleno de mujeres y niños voló en pedazos en 1996 por el disparo de un misil aire tierra, lanzado por un Boeing Hellfire AGM 114C. Esperemos que los libaneses aún puedan enviar un saludo amistoso a la gente de Nottinghamshire, Middlesex, Hampshire y, desde luego, Cheltenham.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca

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