Ratifica que montano decidió el ataque
El teniente Yusshy René Mendoza, quien participó en la matanza, rindió testimonio
▲ Orlando Montano (tercero de izquierda a derecha), aparece en esta
imagen de julio de 1989 junto a otros altos cargos del ejército
salvadoreño. Montano es el único imputado por la muerte de seis curas y
dos mujeres en El Salvador y quien actualmente enfrenta un juicio en
España.
Madrid.
Ya volvió el padre Ellacuría de España, así que es hora de actuar contra él, fue la orden y a la vez sentencia de muerte del fundador de la Teología de la Liberación, el jesuita Ignacio Ellacuría, junto a seis curas más y dos mujeres que trabajaban en el servicio doméstico en la Universidad Centroamericana (UCA), el 15 de noviembre de 1989.
Así lo narró ante la Audiencia Nacional de España el testigo y ex
teniente del ejército salvadoreño Yusshy René Mendoza, quien además
participó en la matanza como miembro del Batallón Atlacatl.
En la reanudación del histórico juicio por los asesinatos de la UCA
en plena guerra civil en El Salvador, la sesión se centró los
testimonios de personajes clave: el ex militar que se arrepintió y fue
clave para aclarar los hechos, Yusshy René Mendoza, pero también dos
fiscales y un matrimonio que estaba en una casa contigua al campus, a
tan sólo 20 metros del lugar de la matanza.
Todos coincidieron en que los responsables fueron miembros del
ejército salvadoreño, entonces bajo las órdenes del presidente Alfredo
Cristiani. Pero sin duda, el testimonio de Mendoza fue el más relevante
porque él mismo participó en los asesinatos y recibió órdenes directas
de los militares que decidieron la ejecución de los jesuitas, entre
ellos el único imputado en el caso, Orlando Montano, ex viceministro de
Seguridad Pública y encarcelado en España desde 2017.
Mendoza ratificó que fue el coronel Guillermo Alfredo Benavides quien
ordenó asesinar a los jesuitas, y que éste recibió la orden del Estado
Mayor y del alto mando de la seguridad del país, entre los que se
encontraban el propio imputado y el resto de la cúpula militar y del
gobierno.
El coronel nos dijo que no quedaran testigos y una vez cumplida la misión nos preguntó si estábamos seguros de que estaba ahí Ellacuría, relató.
Jorge Cerna, un panadero que vivió de cerca los hechos, relató que
cuando salió de su escondite vio sobre el suelo que yacían los cuerpos
de Ellacuría y de los sacerdotes españoles Ignacio Martín Baró, Segundo
Montes, Amando López Quintana y Juan Ramón Moreno, además del religioso
salvadoreño Joaquín López y la empleada de hogar de la residencia
jesuita, Julia Elba, y su hija Celina.
En las paredes y en las gradas había masa encefálica y mucha sangre, y muchos huecos hechos por los disparos de armas de alto poder. Encontramos los cuerpos de los sacerdotes tirados boca abajo, destrozados, sobre todo de la cabeza. Y los cuerpos de dos mujeres abrazadas también destrozados por los disparos, relató.
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