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sábado, 18 de julio de 2020

Ante aumento del hambre y la pobreza, ¿hace falta un plan mundial de rescate?


Un grupo de mujeres de la comunidad Mishing, en India. La covid-19 se convirtió en la gota que derramó el vaso para millones de personas que ya luchaban con los impactos de la pobreza, los conflictos, la desigualdad y la crisis climática. Los especialistas resaltan que la pandemia ha sido especialmente devastadora para las mujeres y las niñas. Foto: Priyanka Borpujari / IPS
NACIONES UNIDAS, 16 jul 2020 (IPS) - Las Naciones Unidas han estado buscando implacablemente un plan lo adecuadamente ambicioso para el futuro sostenible de la humanidad, volviendo a la adopción de una nueva agenda económica mundial por parte de su Asamblea General en 2015…Y luego llegó la covid-19.
El organismo mundial está ahora en peligro de perder una de sus batallas de más larga data: r la erradicación de la pobreza extrema y el hambre para 2030, una parte integral de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por la comunidad internacional en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Abby Maxman, presidenta y directora ejecutiva de Oxfam América, dijo a IPS que la pandemia de covid es la gota que colma el vaso para millones de personas que ya luchan con los impactos del conflicto, la desigualdad y el cambio climático.
La ejecutiva explicó que Oxfam está pidiendo a la comunidad internacional que acepte un «Paquete de Rescate Económico para Todos», que incluya la financiación total de los recursos humanitarios de la ONU para permitir la entrega de asistencia dedicada a salvar vidas.
La propuesta también exige 160 000 millones de dólares adicionales a través de la ayuda y la condonación inmediata de la deuda para permitir a los países más pobres tomar medidas para prevenir la propagación de la enfermedad y desarrollar la capacidad de los sistemas de salud para atender a los afectados.
Maxman dijo que la organización humanitaria internacional, con base en Londres, está pidiendo especialmente a los líderes del Grupo de los 20 (G20) de grandes países industrializados y emergentes que establezcan un plan verdaderamente ambicioso con acciones concretas sobre cómo trabajarán juntos para salvar vidas.
Esa iniciativa, apuntó, debe incluir una inyección masiva de fondos en la salud pública en todo el mundo.
Según un artículo de portada de la revista estadounidense Time en su última edición, «los países ya han gastado 11 billones (millones de millones) de dólares para ayudar a detener el daño económico de covid-19, y podrían gastar billones más».
En abril, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dijo que Europa «puede convertir la crisis de esta pandemia en una oportunidad para reconstruir nuestras economías de manera diferente».
Con ese enfoque, la responsable del órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE)  prometió más de  800 000 millones de dólares para transformar la forma en que los europeos viven mientras luchan contra el cambio climático, incluyendo paneles solares, parques eólicos, reducciones de emisiones y formas de transporte más ecológicas.
Yasmeen Hassan, director mundial de la organización Equality Now (Igualdad Ahora), dijo a IPS que “la covid-19 nos ha impactado a todos, pero ha afectado desproporcionadamente a aquellos que ya eran económicamente vulnerables y socialmente marginados».
Lo que ha quedado muy claro, argumentó el directivo de la organización internacional dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres, es que la pandemia ha sido especialmente devastadora para las mujeres y las niñas.
«Desde el comienzo de la crisis, hemos visto picos en los feminicidios, la violencia doméstica, el abuso sexual en el hogar y la explotación sexual en línea. También ha habido un aumento en los matrimonios infantiles entre familias cada vez más desesperadas y que luchan por sobrevivir», aseguró.
Mientras tanto, las cifras que está lanzando este mes la ONU son deprimentemente sombrías: se estima que 71 millones de personas serán lanzadas a la pobreza extrema en 2020, el primer aumento de la pobreza mundial desde 1998, y para el año 2030, más de 100 millones de personas habría recaído en la pobreza.
La última edición de «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición 2020«,  publicado el lunes 13 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estima que casi 690 millones de personas pasaron hambre en 2019: 10 millones más que en 2018 y casi 60 millones más que cinco años atrás.
«Si la tendencia actual continúa, no alcanzaremos el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, que es el de hambre cero para 2030», alerta el informe.
Maxman dijo que las economías grandes y pequeñas, en todo el mundo, están sufriendo un choque sin casi precedentes por la covid. Pero como en todas las crisis pasadas, son las comunidades más pobres y marginadas y las mujeres y niñas las que sufrirán los peores impactos.
«Sí, la pobreza sin duda aumentará debido a la covid-19», reconoció.
En abril, Oxfam estimó que entre seis y ocho por ciento de la población mundial, unos 500 millones de personas, podría verse obligado a sucumbir en la pobreza por la pandemia. Eso retrasaría la lucha contra la pobreza en una década y hasta en 30 años en algunas regiones. como África subsahariana, Medio Oriente y el norte de África.
De hecho, en la pospandemia,  más de la mitad de la población mundial podría estar viviendo en la pobreza.
«Peor aún, en un nuevo informe la semana pasada, estimamos que 121 millones de personas más podrían ser llevadas al borde de la inanición este año como resultado de las consecuencias sociales y económicas de la pandemia: desempleo masivo, interrupción de la producción y el suministro de alimentos. , y la disminución de la ayuda «, plantea Oxfam.
“Hasta 12 000 personas podrían morir cada día por hambre relacionada con la covid, que es más de las que mueren diariamente por el virus en sí «, destacó Maxman.
Hassan acotó que «es importante darse cuenta de que la covid-19 no creó las desigualdades que estamos viendo en todo el mundo».
Más bien, subrayó en su diálogo con IPS, ha puesto el foco en los sistemas de opresión y discriminación que durante mucho tiempo han beneficiado a los poderosos a expensas de los impotentes.
«Por lo tanto, cuando pensamos en un futuro poscovid, debemos examinar qué hay sobre nuestro mundo precovid que contribuyó a la devastación que hemos visto en los últimos meses», reflexionó.
En ese sentido puso como ejemplo de la crisis que el trabajo de las organizaciones de derechos de las mujeres ha aumentado exponencialmente desde que estalló la pandemia, pero los fondos para estas organizaciones se están agotando por la recesión y los recursos existentes se desvían hacia medidas de respuesta directa a la covid.
«Cualquier respuesta económica o política al virus debe tener una lente de género. Dado que las mujeres y las niñas han soportado algunas de las cargas más pesadas de las consecuencias de la pandemia, sus voces no solo deben escucharse en la mesa (de debate sobre la crisis), sino que deben liderar la conversación», insistió Hassan.
Maxman, por su parte, consideró que todos los países están tratando de responder a los impactos económicos de esta crisis.
«De hecho, hemos visto enormes paquetes de estímulo económico en todo el mundo, incluidos Estados Unidos y otras naciones ricas para ayudar a sus economías”, afirmó.
Añadió que “los países en desarrollo también están haciendo todo lo posible para responder a la crisis, pero la capacidad financiera de esos países está lejos de ser suficiente y necesitan la mayor ayuda posible, lo antes posible», afirmó.
Es por eso que Oxfam propone un Plan de Rescate Económico para Todos, que establezca, primero, las acciones necesarias para apoyar a las personas y las empresas, y luego las formas en que se pueden encontrar los recursos para ayudar a pagar estas acciones, sintetizado en seis puntos:

  1. Subvenciones en efectivo a todos los que las necesiten. Los países deberían priorizar un aumento masivo en los beneficios de protección social, otorgando subsidios masivos en efectivo para permitir que las personas sobrevivan y subsidios a los trabajadores para mantener a flote las empresas.
  2. Rescatar a las empresas de manera responsable. Se debe dar prioridad a apoyar a las pequeñas empresas que tienen la menor capacidad de hacer frente a la crisis. Los rescates de grandes corporaciones deben estar condicionados a medidas para defender los intereses de los trabajadores, agricultores y contribuyentes y construir un futuro sostenible.
  3. Suspender y cancelar deudas. Todos los pagos de la deuda de los países en desarrollo deberían suspenderse por un año y, cuando sea necesario, las deudas deberían condonarse.
  4. Emitir derechos especiales de giro. El Fondo Monetario Internacional (FMI) debería emitir un billón de derechos especiales de giro (DEG) como un estímulo económico global único.
  5. Aumentar la ayuda ahora. Las naciones ricas deberían aumentar de inmediato la ayuda para apoyar a las naciones más pobres, cumpliendo su compromiso de 0,7% del producto interno bruto (PIB) ahora, incluso dando su parte justa al Plan Global de Respuesta Humanitaria covid-19.
  6. Adoptar impuestos solidarios de emergencia. Movilizar la mayor cantidad de ingresos posible gravando las ganancias extraordinarias, las personas más ricas, los productos financieros especulativos y las actividades que tienen un impacto negativo en el ambiente.

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