Después
de una serie de desastres naturales que devastaron el país en 2010 y
2016, Haití ahora enfrenta un nuevo desafío: el avance del coronavirus y
la presión de Estados Unidos para que se extienda hasta el 2022 el
mandato del presidente Jovenal Moise, repudiado por la gran mayoría de
los haitianos.
El país, que es el más pobre del
continente, no tiene un sistema de salud pública y tiene poco más de 900
médicos para atender a toda la población. Esta semana superó los siete
mil contagios por covid-.19 en una población de once millones de
personas, con una tasa de letalidad del 2,07 %.,.
Las
políticas neoliberales de los últimos gobiernos han agravado las
condiciones de vida del pueblo haitiano y que hoy, además del virus,
padecen aún más hambre.
“El país enfrenta desde el punto
de vista económico una profundización de la pobreza extrema, una escasez
de alimentos y un aumento excesivo de los precios de los alimentos.
Incluso con una buena parte de la población incapaz de comprar
alimentos. Alta inflación y devaluación de la moneda local, es decir,
las políticas neoliberales del gobierno profundizaron la crisis en la
sociedad haitiana.
La crisis se ha acentuado en Haití
desde las elecciones de 2016, cuando Jovenel Moise, del movimiento de
las cabezas rapadas, llegó al poder con el apoyo del gobierno
estadounidense, en un proceso marcado por disturbios y acusaciones de un
"gigantesco fraude electoral".
La reciente nota de la
secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA),
defendiendo la extensión del mandato del presidente hasta 2022, trajo
aún más preocupación a las organizaciones populares.
“La
destitución de Jovenel Moïse, debería suceder lo antes posible. Es un
presidente que está involucrado en el despilfarro de fondos de
Petro-Caribe y no cumple con las demandas de la juventud haitiana.
Debería haberse ido en febrero del año pasado”, señaló Islanda
Micherline del Movimiento Campesino de Jefes Unidos.
Los
movimientos populares señalan, asimismo, que la influencia
estadounidense sobre el gobierno haitiano es una falta de respeto a la
soberanía del país y que la defensa de posponer el mandato es una
afrenta para el pueblo haitiano. Significa otra intervención más del
imperialismo, especialmente Estados Unidos, contra la sociedad haitiana .
Las
huelgas organizadas por los movimientos sociales que exigen que el
presidente se vaya y los levantamientos populares violentos hicieron que
el Ministro de Justicia del país fuera depuesto después de que
endureció la represión de las manifestaciones.
La Oficina
Integrada de las Naciones Unidas en Haití, una misión política especial,
expresó su "preocupación por el uso de armas de baja letalidad,
incluido el gas lacrimógeno, con manifestantes pacíficos que no
representan ningún peligro inminente o evidente".
Recordando
la importancia del derecho a manifestarse y la libertad de expresión,
Sylvie Tabesse, embajadora de la Unión Europea en Haití, indicó por su
parte que "ciertamente" no es "normal que una población que reclama
mejores perspectivas de vida sea blanco de represión".
Los
movimientos sociales señalan los desafíos para el próximo período en el
país: acumular fuerzas en el campo progresista en movilizaciones
masivas para evitar el aplazamiento del mandato del presidente y generar
una gran lucha en la lucha contra el nuevo coronavirus y sus
repercusiones en la vida del pueblo haitiano.
Victoria Korn
Periodista venezolana asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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