Camila Matrero y Jimena Montoya|
Dos centenares de dirigentes y militantes de organizaciones
políticas, estudiantiles y sindicales de Uruguay y Argentina debatieron
en Montevideo sobre las encrucijadas en las que se encuentra
Latinoamérica y las tareas que exige este contexto caracterizado como
una “guerra de quinta generación”, entre ellas la necesaria construcción
de nuevas organizaciones sociales, con capacidad de enfrentar las
nuevas formas de dominación .
Organizado por el movimiento estudiantil uruguayo Brigada 1958, la
Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) la
Asociación de Personal de la Médica Uruguaya (APMU) y la Unión de
Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC), con el apoyo del
Movimiento de Participación Estudiantil (MPE) y las centrales sindicales
de Argentina, el seminario garantizó la presencia de una heterogeneidad
de actores que pusieron en común su visión y rechazaron, una
intervención en territorio latinoamericano.
La instancia permitió cristalizar el marco de alianzas que
desde las bases está tejiendo el movimiento obrero organizado
(representado por las dos centrales sindicales argentinas: Confederación
General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores de Argentina
(CTA) -con delegados de sus dos vertientes- y la central única uruguaya:
PIT-CNT) el movimiento estudiantil (Brigada 1958 de Uruguay y el MPE de
Argentina) y las organizaciones sociales y políticas rioplatenses.
En los talleres desarrollados , se manifestó que la tarea de cara a
octubre, mes en el que se celebrarán elecciones presidenciales en ambos
países como así también en Bolivia, es derrotar al neoliberalismo en la
Argentina e impedir su avance en el Uruguay. Pero más allá de la
batalla electoral, los participantes remarcaron la necesidad de
trascender la etapa defensiva para avanzar en una verdadera emancipación
de los pueblos.
Los paneles sirvieron para caracterizar la etapa actual, entendiendo
que del análisis de situación se desprende cuál debe ser la
estrategia:proyectos económicos en disputa; las estrategias de
dominación global; las perspectivas de lucha popular y el lugar que
ocupa el movimiento obrero y las organizaciones sociales.
La pregunta acerca de lo que está en juego hoy en Latinoamérica
sobrevoló todo el encuentro, que se desarrolló en la víspera y el mismo
día en que la derecha internacional desplegaba todas sus herramientas
para provocar tanto en la frontera de Venezuela con Colombia y Brasil
incidentes que justificaran una invasión.
Crisis sistémica
“Nos encontramos viviendo una crisis sistémica y civilizatoria
distinta a las crisis recurrentes del capital”, sentenció Antonio Elías,
de la Red de Economistas de Izquierda (Uruguay), al iniciar el
encuentro. El economista advirtió que en esta nueva ofensiva, el
capital, para recuperar su tasa de ganancia, inexorablemente transfiere
el costo de la crisis a la periferia, en un contexto en el que los
países centrales (fundamentalmente EEUU) se tornan proteccionistas y la
periferia (en el marco del ascenso de las derechas en el continente)
retorna -ya sin medias tintas- al libreto liberal-aperturista y compite
por la inversión.
Si algo quedó en evidencia luego de los ciclos progresistas que
atravesó América Latina, según Elías, es que el paradigma del
progresismo no ha sido suficiente para garantizar transformaciones
irreversibles y evitar la brutal ofensiva del capital, que actualmente
transitamos.
La noción de “crisis” y de “guerra” apareció recurrentemente en la
jornada para caracterizar la etapa en la que nos encontramos. Paula
Giménez, miembro del Centro de Análisis Estratégico Latinoamericano se
refirió a la “crisis mutlidimensional” para caracterizar la fase de
desarrollo del capital vinculada a la financiarización y virtualización
de la economía.
“Encontramos crisis en varios frentes como el -ambiental, energético,
alimentario, militar- que trae consecuencias importantes sobre la
naturaleza y la intensidad de la lucha de clases a nivel mundial. Siendo
el estado policíaco y la dominación de las mentes la estrategia con la
que los grandes capitalistas desarrollan una guerra en red.
Giménez se preguntó por el lugar que ocupan las usinas de pensamiento
y las redes sociales en la construcción de un nuevo sentido común que
organiza la movilización en la calles. “En las redes se construyen
sentidos que terminan por llevar a la gente a la calle. Hoy el poder se
produce en la red aunque todo después se realice en la calle”, afirmó.
“En este contexto de nuevos escenarios para las batallas y
reconociendo quiénes son los actores reales de la gran disputa es que es
necesario, preguntarse por el rol de las organizaciones, formar cuadros
y construir programas para lograr esas transformaciones profundas. No
podemos conformarnos con un gobierno progresista”, aseveró.
Lorena Lavecchia, Presidenta del sindicato de trabajadores de la
banca estatal uruguaya, (AEBU) se refirió al proceso de financiarización
de Uruguay, con alto protagonismo de los bancos privados,
flexibilización laboral, centralización de la banca estatal, y
estratificación de clientes de acuerdo al capital que posee, en un
proceso de mercantilización de las relaciones sociales que atraviesa la
vida de las personas en detalles tan básicos como cobrar el salario.
Rosalba Hunter, presidenta de la Asociación de Personal de Médica
Uruguaya, caracterizó la etapa que se vive y remarcó el desdibujamiento
de los estados-nación en el diseño de la política económica, lugar que
vendrían a ocupar los directorios de las multinacionales.
El rol de las organizaciones sociales
El
jurista uruguayo Ramiro Chimuris, Coordinador y de la Red de Cátedras
de Deuda Pública, advirtió que la dependencia económica de América
Latina se traduce inevitablemente en dependencia política. Si entre
varios disertantes predominó cierto consenso sobre la necesidad de
retomar la senda del desarrollo, Chimuris fue el más rupturista y
recuperó la noción zapatista de “equilibrio”, en tanto entiende que el
planeta asiste a un suicidio ecológico.
Aritz Recalde, sociólogo y docente universitario argentino, luego de
repasar la historia del movimiento sindical en Argentina, indicó que la
avanzada del capital en este país se tradujo en una oleada de despidos
masivos que generan un gigantesco ejército de reserva con el fin de
pulverizar el salario real de los trabajadores. Esta condición sólo es
contrarrestada por la lógica del Modelo Sindical Argentino (MSA), que al
negociar por rama de actividad puede contener la presión a la baja que
ejercen las empresas, dijo.
Nacho Bruno, en representación de la Juventud Sindical Peronista
(CGT) indicó que el MSA permite una de las mayores tasas de
sindicalización del mundo, y su destrucción es uno de los principales
objetivos de la derecha “oligárquica gobernante” para barrer con la
organización del campo popular. Ante esta amenaza llamó a una unidad
amplia y heterogénea.
Rodrigo Recalde, dirigente de la Asociación (argentina) de
Trabajadores del Estado (ATE-CTA), celebró la unidad que se está
gestando entre
las centrales sindicales de su país y llamó a construir un programa que
articule los intereses del movimiento obrero y el movimiento
estudiantil, que frene el intento de reforma del Estado que pretende la
alianza Cambiemos y recupere este herramienta de poder (el Estado) para
los sectores populares.
Matías Zalduendo, de la Juventud Sindical de la CTA, sostuvo que
estamos atravesando un “empate catastrófico” entre las fuerzas populares
y de derecha (categoría acuñada por el vicepresidente boliviano García
Linera al hablar de la crisis boliviana durante el intento de golpe de
estado en 2008). Para que el desempate se produzca en favor de las
clases populares, se necesita construir una nueva mayoría, que cuente
con un programa propio y ponga en el centro de escena la revalorización
de la escuela pública, como ámbito de construcción de una
contrahegemonía.
Daniel Estevez, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores
del Frente Amplio uruguayo, caracterizó al momento actual como una
dictadura mediática globalizada, que maneja la agenda de todos los
países. Más que un enfrentamiento de clases, sostuvo que lo que se
manifiesta es la explotación del 1% más rico de la humanidad, sobre el
99% restante, por lo cual, llamó a cerrar filas contra ese oponente
real.
Ariel Basteiro, ex embajador de Argentina en Bolivia, expresó con
profunda esperanza que la brutal ofensiva neoliberal que sufre
Latinoamérica podría ser un paréntesis en la historia del avance de los
pueblos.
¿Qué camino queda?
Las preguntas más inquietantes de la jornada las realizó Hugo Moldiz,
exministro de Gobierno de Bolivia: “¿Estamos ante una breve ruptura del
ciclo progresista en la región, o estas experiencias constituyeron una
escueta ruptura de los gobiernos imperialistas? ,a lo que añadió: “¿si
volvemos a los aparatos del Estado (en clara referencia a Argentina y
Brasil), volvemos con las mismas recetas de los primeros años del
2000?”.
Y
Modiz pasó a contestar: “Sin una evaluación consciente de lo realizado,
si ensayamos nuevamente los mismos programas sin transformar las
relaciones estructurales de dominación, la posterior derrota va a ser
más contundente. Proceso político que no se profundiza, retrocede y
destruye la subjetividad que la hizo posible. “Los gobiernos de
izquierda pudieron resolver a su favor las contradicciones del
neoliberalismo y avanzaron hacia un posneoliberalismo, pero no pudieron
avanzar hacia un poscapitalismo”, aseveró.
Moldiz sostuvo que asistimos a una reconfiguración del mundo bipolar,
el cual ya no se asienta en una dicotomía ideológica, sino,
geopolítica, en dónde la dominación se sustenta en el caos sistémico.
“Si hoy se nos clausuran todos los espacios legales de lucha ¿Qué otros
caminos nos quedan?”, se preguntó. “No tengo respuestas, pero lo que sé
es que los pueblos encuentran formas novedosas para abrirse caminos,
relacionados a sus propias tradiciones y a su historia”, concluyó.
También surgieron preguntas de la mano del Movimiento Feminista, que
en el último tiempo “es el movimiento que más ha producido militantes”,
afirmó Soledad Castro, quien destacó el rol de las mujeres en la
economía, que sin remuneración alguna sostienen con trabajo
invisibilizado la reproducción doméstica, y además hoy, salen también de
sus casas a trabajar. “¿Qué haremos las organizaciones de izquierda con
la violencia y la opresión a las que son sometidas las mujeres en estas
sociedades patriarcales?” increpó.
Lucas Aguilera, en representación del Frente Productivo de Argentina,
argumentó que la distracción mediática, tiene como objetivo lograr que
los sectores populares no puedan identificar el enemigo principal.
“Están moldeando un nuevo orden de cómo vamos a ser explotados. Eso
supone una crisis. Y cuando hay crisis, hay sangre y guerra, pero
también hay una apertura y una oportunidad y es lo que debemos empezar a
evaluar como organizaciones sociales. Estamos en una etapa abierta de
la organización. Tenemos que ver cuál es la nueva forma de lucha”,
indicó.
Venezuela no está sola
A lo largo de la jornada, la mayoría de los disertantes evaluaron el
intento de intervención en Venezuela como la escalada del imperialismo
en la región, ya sin máscaras ni diplomacia de guantes blancos.
Julio Chirino, embajador de Venezuela en Uruguay, trazó similitudes
entre el intento de golpe de estado en su país, con el acontecido en
Chile (la principal reserva de cobre del mundo) en 1973 y en Haití (que
produjo la primera revolución social, política y étnica en el
continente) en 2004. “A Venezuela no le perdonan haberse constituido en
el mojón latinoamericano de la lucha contra el neoliberalismo en el
Siglo XXI”, indicó..
Conceptualizó el momento actual como una Guerra de Quinta Generación,
caracterizada por el boicot económico, financiero y mediático e indicó
que los planes del imperialismo pasan por derrocar la revolución
bolivariana; debilitar el estado-nación; usurpar los recursos naturales;
erradicar la posibilidad de pensar distinto e imponerse de manera
indiscutida en la geopolítica internacional como el único poder
hegemónico.
Recordó que el intento de invasión del fin de semana del 22 y 23 de
febrero, pudo ser neutralizado porque no se fragmentó el frente interno y
“no lograron que los sectores populares se sumen a las guarimbas
(terror callejero) orquestadas por la derecha hace un mes, ni la
deserción de las Fuerzas Armadas.
“Tenemos
que ser conscientes de que lo que hoy se libra en Venezuela es la
batalla estratégica de nuestro proyecto latinoamericanista. Tenemos que
trabajar para que ese paréntesis que los pueblos latinoamericanos
logramos imponer al desarrollo del capital se imponga en Latinoamérica
como luz de la humanidad”, expresó Paula Klatchko, de la Red de
Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.
Es fundamental para poder seguir construyendo banderas de libertad,
de autodeterminación y de una verdadera construcción propia
latinoamericana. Tenemos grandes retos por delante, tenemos que
conformar la unidad latinoamericana”, retomó Chirino .
“El debate entre organizaciones sociales y políticas del Sur
latinoamericano dejó en claro la imperiosa necesidad de unidad para
construir alianzas estratégicas que permitan dar las batallas necesarias
en todos los territorios; la urgencia de una visión profunda que
permita a las organizaciones asumir las agendas populares más allá de
las coyunturas electorales; la importancia de la construcción y la
defensa de programas que marquen el claro camino y lo estratégico de la
formación de cuadros para el avance seguro hacia esos horizontes.
La disputa en América Latina continúa abierta.
- Redactoras argentinas del Centro Latinoaméricano de Análisis Estratégico (CLAE), que brindó su apoyo conceptual al seminario.
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