La masacre de las mezquitas en Nueva Zelanda
Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo |
La masacre perpetrada
el viernes 15 de marzo en Christchuch, Nueva Zelanda, que causó 97
muertos y heridos musulmanes, tiene profundas raíces políticas,
ideológicas y psicológicas.
En primer lugar y antes que nada, los
países occidentales liderados por el mundo angloamericano han estado en
guerra y han asesinado y desplazado a millones de musulmanes con total
impunidad durante los últimos treinta años. Los principales
comentaristas de los medios de comunicación y los portavoces e ideólogos
de partidos políticos han identificado a los musulmanes como una
amenaza terrorista global y el principal objetivo de su “guerra contra
el terror”. El mismo día en que se produjo la matanza, Israel lanzó
ataques aéreos a gran escala contra cien objetivos en Gaza. Israel ha
asesinado a cientos de palestinos desarmados y herido gravemente a más
de 20.000 en menos de dos años. Las masacres israelíes suelen producirse
también en viernes, el Sabbat musulmán.
La islamofobia
es un fenómeno que supera enormemente otros “delitos de odio” en todo
Occidente y ha penetrado en las instituciones políticas y culturales
judeocristianas. Los dirigentes políticos occidentales e israelíes han
impuesto políticas de inmigración extremadamente restrictivas (que en
algunos países han supuesto la prohibición total de inmigración
musulmana). Israel va todavía más lejos al expulsar del país a
residentes históricos árabes. Es obvio que el asesino neozelandés siguió
las pautas israelíes y occidentales.
En segundo lugar, en años
recientes, todos los regímenes occidentales han tolerado a individuos
indeseables, violentos y supremacistas blancos, que gozan de libertad
para propagar con palabras y hechos la violencia contra el islam. La
mayor parte de las masacres contra musulmanes fueron anunciadas por
adelantado en las denominadas redes sociales, como Twitter, que llegan a
millones de seguidores.
En tercer lugar, mientras las fuerzas
policiales locales y estatales recopilan información y espían a
ciudadanos musulmanes cumplidores de la ley, aparentemente fracasan a la
hora de actuar de la misma manera con peligrosos individuos que se
autodefinen como antimusulmanes. Tal es el caso del reciente asesino en
masa de Nueva Zelanda, Brenton Torrant.
La policía y los
servicios de inteligencia del país no guardaban información sobre
Torrant ni le tenían sometido a vigilancia, a pesar de que defendía
abiertamente la supremacía blanca a través de la violencia y admiraba a
otros supremacistas como el noruego Anders Brevet, autor de la muerte de
más de 70 jóvenes cuando estaban de campamento.
Torrant
publicó un manifiesto contra el islam de 44 páginas, fácilmente
disponible para cualquiera que tuviera un ordenador –incluso un poli
torpe– y mucho más para las fuerzas de seguridad neozelandesas. Torrant
planeó el ataque con meses de antelación, pero no estaba en la lista de
personas sometidas a vigilancia.
Torrant no tuvo ningún
problema en conseguir una licencia de armas y comprar una docena de
ellas de gran potencia, incluyendo material para fabricar artefactos
explosivos improvisados, que la policía descubrió posteriormente sujetos
a su vehículo.
Por qué la policía llegó tarde
La mezquita de Al Noor, donde se produjeron la mayor parte de los
muertos y heridos, se encuentra en el centro de Christchurch, a menos de
cinco minutos de la jefatura de policía, pero la policía tardó 36
minutos en responder. El supremacista blanco tuvo tiempo para asesinar y
mutilar, para salir de la mezquita, regresar a su coche, recargar las
armas y regresar a la mezquita, vaciar su munición sobre los fieles
musulmanes (con una versión civil del fusil M 16), conducir hasta el
Centro Islamico Linwood y seguir asesinando y mutilando a más fieles
musulmanes, antes de que la policía apareciera finalmente en escena y le
detuviera.
¡Y el alcalde felicitó a la policía! ¡Uno podría sospechar que las autoridades estaban en connivencia!
¿Qué razones podrían explicar la ausencia o el fracaso total de la
policía? ¿Que el individuo no estuviera bajo vigilancia, el retraso en
llegar a la escena del crimen o la falta de cualquier tipo de
autocrítica?
El aumento de la extrema derecha contraria a la inmigración y a los musulmanes
Los individuos como Brenton Torrant están proliferando en todo el
mundo, y no se debe a que sean enfermos mentales o psicópatas. No son
tanto producto de la ideología de la supremacía blanca como producto de
las guerras occidentales e israelíes contra los musulmanes: sus
dirigentes están detrás de esa lógica, de esos métodos (las armas) y de
la impunidad de la que gozan.
Los regímenes occidentales
guardan información de los ecologistas y de los activistas contra la
guerra, pero no de los supremacistas contrarios al islam, que se
preparan abiertamente para la guerra contra la “invasión” de los
inmigrantes musulmanes, que huyen de las guerras europeas y
estadounidenses contra Oriente Medio.
La policía tarda medio
minuto en responder al tiroteo contra un agente; no permiten que los
delincuentes, disparen, recarguen armas, vuelvan a disparar y se
trasladen para matar a más policías. No creo que el retraso se deba a la
negligencia de la policía local.
La matanza fue consecuencia
del hecho de que las víctimas eran musulmanes que se encontraban en el
interior de una mezquita. Las lágrimas y las coronas de flores, las
oraciones y las banderas posteriores al crimen no cambian ni cambiarán
el asesinato de musulmanes.
Las campañas educativas contra la
islamofobia pueden ayudar solo si el Estado actúa para acabar con las
guerras occidentales e israelíes contra los países y las personas
musulmanas. Solo cuando las autoridades occidentales acaben con la
imposición de restricciones especiales contra los llamados “invasores
musulmanes”, los “supremacistas blancos” y sus vástagos ideológicos
dejarán de reclutar seguidores entre los, por lo demás, ciudadanos
normales.
Las masacres en las mezquitas y los crímenes contra
individuos musulmanes dejarán de ocurrir cuando los estados
imperialistas y sus gobernantes dejen de invadir, ocupar y desarraigar a
los países islámicos y a sus gentes.
El presente artículo
puede reproducirse libremente siempre que se respete su integridad y se
nombre a su autor, a su traductor y a Rebelión como fuente del mismo.
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