Los presidentes de
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, y Guayana
firmaron este viernes la Declaración de Santiago, por la cual se
constituyó el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), el
nuevo espacio “flexible” que busca reemplazar a la Unión de Naciones
Sudamericanas (Unasur).
No firmaron Uruguay, Bolivia ni Surinam, y tampoco participará de
este acuerdo de gobiernos neoliberales, la no invitada Venezuela.
El canciller chileno Roberto Ampuero señaló que Prosur estará enfocado a
una “integración pragmática” entre países de Suramérica, “alejada de
términos ideológicos” y “sin ningún tipo de marginación”, lo que quedó
desmentido en el acto de firma del documento. Chile y su presidente
Sebastián Piñera buscan una presencia internacional que la realidad
geopolítica mundial y socioeconómica de su país le niega.
Los
firmantes son casi los mismos gobiernos que participan en el Grupo de
Lima, mecanismo que no descansa en sus esfuerzos por estrangular la
revolución bolivariana, una instancia que sólo se justifica por el
intento de sepultar la Unasur, sirviendo los dictados del gobierno
estadounidense que ya cumplen la Organización de Estados Americanos
(OEA) y organismos financieros como el Banco Interamericano de
Desarrollo.
Uno de los acuerdos del documento firmado en la
mañana del viernes 22 por los mandatarios establece que Chile será el
primer país que tendrá la presidencia del organismo “flexible” (a
propuesta del presidente argentino Mauricio Macri), el cual se extenderá
por 12 meses hasta que lo suceda Paraguay.
“Nuestra voluntad de
construir y consolidar un espacio regional de coordinación y
cooperación, sin exclusiones, para avanzar hacia una integración más
efectiva que nos permita contribuir al crecimiento, progreso y
desarrollo de los países de América del Sur”, indica el documento
firmado por los jefes de Estado.
Establecieron que Prosur se
implementará gradualmente, “tener una estructura flexible, liviana, no
costosa, con reglas de funcionamiento claras y con un mecanismo ágil de
toma de decisiones que permita avanzar a Sudamérica en entendimientos y
programas concretos de integración en función de los intereses comunes
de los Estados y de acuerdo a sus propias realidades nacionales”.
Además,
se indica que en este espacio se “abordará de manera flexible y con
carácter prioritario temas de integración en materia de infraestructura,
energía, salud, defensa, seguridad y combate al crimen, prevención y
manejo de desastres naturales”.
También se estableció que los
requisitos para ser parte de esta organización “serán la plena vigencia
de la democracia, de los respectivos órdenes constitucionales, el
respeto del principio de separación de los Poderes del Estado, y la
promoción, protección, respeto y garantía de los derechos humanos y las
libertades fundamentales, así como la soberanía e integridad territorial
de los Estados, con respeto al derecho internacional”.
Los
representantes de Uruguay, Bolivia y Surinam, representados por
funcionarios de menor categoría, no participaron de la firma de la
declaración final del encuentro realizado en Chile.
Prosur, Pronorte, ProTrump
Varios dirigentes y analistas de la región calificaron a Prosur como
una aventura divisionista y regresiva de gobernantes subordinados a
Estados Unidos “Es impulsado por países al servicio de las
transnacionales”, denunció David Choquehuanca, excanciller boliviano y
actual secretario general de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), quien
afirmó que el Foro obedece a intereses ajenos a la región.
El
expresidente de Colombia y exsecretario general de Unasur, Ernesto
Samper, señaló que la creación de Prosur, al estimar que profundizará la
división regional. Afirmó que, contrario a lo que expresan sus
mentores, los gobiernos que apoyan esta propuesta lo hacen a partir de
una excluyente identidad ideológica que profundizará las diferencias
entre los países sudamericanos.
Insistió en que el intento de
constituir otro organismo de integración, sin haber hecho un esfuerzo de
convergencia para el encuentro de los ya existentes, va a fomentar una
mayor división regional y aclaró que si esta nueva afiliación implica el
retiro de algunos países de Unasur es preciso recordar que ese trámite
se encuentra regulado, que se deben respetar los compromisos financieros
pendientes y cumplir las normas constitucionales de cada Estado antes
de concretar el abandono de la entidad.
Consideró relevante
señalar, además, que dejar Unasur supone prescindir de significativos
derechos y privilegios, como los permisos temporales de trabajo que hoy
benefician a más de tres millones de trabajadores sudamericanos, y otros
beneficios como la utilización de los documentos nacionales de
identidad como pasaportes o los descuentos en el valor de medicinas y
vacunas, obtenidos por el Instituto Sudamericano de Gobierno en Salud.
El excanciller argentino Jorge Taiabna señaló que esta se trata de una
propuesta improvisada, balbuceaba por el presidente de Chile luego de su
visita a la Casa Blanca e impulsada a su pedido. “Es público y notorio
que la misma no cuenta con el mínimo criterio de seriedad, ni con el
trabajo conjunto de los gobiernos y de las diplomacias de los distintos
países de nuestra región”.
Samper indicó que la salida de
Unasur conlleva asimismo a la renuncia al trabajo concertado y acumulado
durante más de diez años y que se traduce en las agendas sectoriales en
materia de salud, educación, infraestructura, lucha contra el crimen
organizado, cultura y defensa, entre otros frentes.
Entendida
como alusión a la situación venezolana, la declaración establece: “Que
los requisitos esenciales para participar en este espacio serán la plena
vigencia de la democracia, de los respectivos órdenes constitucionales,
el respeto del principio de separación de los Poderes del Estado, y la
promoción, protección, respeto y garantía de los derechos humanos y las
libertades fundamentales, así como la soberanía e integridad territorial
de los Estados, con respeto al derecho internacional”.
El
entierro del Unasur y la creación del Prosur es un nuevo capítulo de la
disputa ideológica regional a través de la diplomacia multilateral y un
triinfo de la presión estadounidense para terminar con los procesos de
integración regional independientes y soberanos, sin injerencia de
Estados Unidos.
Cecilia Vergara Mattei. Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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