Después del fracaso del
intento de introducir la llamada “ayuda humanitaria” — consistente en
realidad en alambres de púas, máscaras, abrojos o “miguelitos” para
reventar neumáticos y otros insumos y artefactos violentos para las
guarimbas, más alguna que otra pasta dentífrica — los ataques
terroristas contra el sistema eléctrico venezolano tenían como objetivo
generar un clima de convulsión social, de caos y de anarquía que fuera
aprovechado por las fuerzas internas de la ultraderecha con el fin de
deponer al gobierno constitucional de Nicolás Maduro Moros e imponer uno
golpista de “transición” forzada en función de los intereses militares y
geoestratégicos de Estados Unidos.
Fue
suficientemente demostrada la participación en ese evento del régimen
norteamericano, particularmente, del señor John Bolton, encargado de
Seguridad de la Casa Blanca. Pero obviamente con el total apoyo de sus
altos funcionarios, desde Donald Trump - aparentemente el mandamás -
hasta el senador de ultraderecha y rabioso anticomunista Marco Rubio.
Así
lo declaró el Ministerio de Exteriores de Rusia al sostener que el
apagón (golpe eléctrico), que dejó a oscuras a Venezuela, se organizó
desde el extranjero, “...por personas con conocimiento del sistema
eléctrico del país sudamericano”. Y agregó que “Todos los algoritmos de
operación y puntos vulnerables de los equipos de esos sistemas fueron
bien conocidos por el organizador directo de la agresión" (RT, 15 de
marzo de 2019).
Contradiciendo al "presidente"
bufo Guaidós quien en su momento afirmó que el intento frustrado de
magnicidio contra el presidente Maduro había sido un “montaje” y después
de que por siete meses todos los diarios de la derecha mundial lo
negaron, sin embargo un individuo, no identificado, presunto autor,
junto con otros, del fallido atentado del 8 de agosto del año pasado
contra el presidente Nicolás Maduro, confesó a la cadena anti-venezolana
y sediciosa de noticias CNN que los drones se compraron por internet y
que la operación se fraguó en Colombia
(Véase:
Video de CNN en Español, “Detalles exclusivos del plan para asesinar a
Maduro con drones en agosto”, 14 de marzo de 2019, en: https://cnnespanol.cnn.com/2019/03/14/detalles-exclusivos-del-complot-para-asesinar-a-maduro-con-drones/).
Fue
necesario, pues, que una cadena pro-yanqui, de derecha, mercantil,
reconociera el carácter real del magnicidio frustrado para que el
"inocente público escéptico" aceptara este hecho como cierto (lo que no
hubiera ocurrido si se tratara, por ejemplo, de Telesur; lo que, por
otro lado, desmiente y desecha las declaraciones del conjunto de la
oposición y de su presidente bufo que lo negaron a pesar de su
implicancia.
Ambos hechos demuestran
fehacientemente que la operación del golpe de Estado estaba
perfectamente planeada y coordinada desde y por Estados Unidos, Colombia
y Venezuela, aquí por los elementos de la llamada oposición como en su
momento, por cierto, lo denunció el gobierno bolivariano.
Todo
este enjambre de acontecimientos, desde las guarimbas, los constantes
sabotajes al transporte público y al suministro de productos básicos;
contra escuelas y hospitales, la guerra económica y el bloqueo
financiero; la acción contraria al pueblo y al gobierno venezolano por
parte de los medios corporativos de (des)comunicación, etc. está
encaminado a provocar, mediante el golpe de Estado, la caída del
gobierno constitucional como cínicamente lo reconocen sus artífices.
Pero
hasta ahora no lo han logrado y creo que difícilmente lo van a lograr
sobre todo en la medida en que pase el tiempo y permanezca en el poder
el presidente constitucional y su bloque histórico de poder construido
desde hace dos décadas.
Por el contrario,
dialécticamente han provocado, con cada acción intervencionista y de
declarada violencia, una mayor unidad y cohesión tanto entre las fuerzas
militares, como en el pueblo organizado que, más que desbandarse en la
desesperación de la oscuridad, la escasez provocada y la protesta
social, que pudiera ser legítima en estas circunstancias — de hecho se
registraron uno o dos episodios aislados de saqueos — ha mantenido la
cordura en el entorno del entendimiento y de la conciencia de que la
situación de crisis energética — que exacerbó la ya de por sí frágil
situación económica y las problemáticas del país derivadas en materia
alimentaria, de salud, de divisas y de financiamientos a proyectos
sociales — estaba enmarcada en la estrategia golpista más que,
exclusivamente, en causas “endógenas” (como la antigüedad de las
instalaciones, la falta de mantenimiento y de inversión), como afirma
una organización aparentemente de “izquierda“ como Marea Socialista
(véase “Frente a la situación de emergencia eléctrica ¡Ante el apagón,
comisión investigadora independiente!”, https://www.rebelion.org/noticia.php?id=253615, 15 de marzo de 2019).
En
efecto está organización rechaza los dichos del gobierno venezolano
respecto a las causas del golpe eléctrico cuando afirma que: “El
gobierno atribuye el mega-apagón que comenzó el jueves a un ‘sabotaje’
perpetrado desde los Estados Unidos a la hidroeléctrica Guri, la más
grande del país...Sin embargo, los trabajadores y algunos expertos han
atribuido las fallas a la falta de mantenimiento, la desinversión y la
corrupción”. Sorprendentemente plantea que “...se nombre una comisión
investigadora independiente del gobierno y de los intereses
intervencionistas en la que los trabajadores de Corpoelec tengan la
participación más preponderante. Que verifiquen la situación, reclamen y
recauden la información que les permita presentar un plan de
emergencia. Conocer lo que realmente pasa, informen al pueblo y
propongan soluciones bajo supervisión de los trabajadores”.
Aquí
es importante preguntar: ¿quién nombra a esa comisión al margen de
gobierno y cuáles serían los otros actores participantes? ¿Quién y cómo
ejecutarían los resultados de dicha comisión?
Es
evidente que, al fijar las causas del desastre eléctrico a situaciones
endógenas, derivadas meramente de la corrupción, etc., de manera directa
o indirecta, implícita o explícita, se exculpa tanto al régimen
imperialista de Estados Unidos, como a las fuerzas internas apátridas de
la derecha del país, concluyendo que, efectivamente, el presidente bufo
tenía la razón porque se trató de un “montaje”.
Esta
posición política no ayuda para internarse en el profundo y variado
caudal de causas y determinantes que desencadenan el actual (intento) de
golpe de Estado permanente en curso. Por el contrario, echa tierra al
fuego para incinerarlas y, en su lugar, colocar apenas los efectos que,
si bien pudieran ser ciertos como la corrupción, la falta de
mantenimiento o de inversión, sin embargo, a la par son un producto de
contradicciones y condicionantes más profundos donde interactúan,
sobredeterminando, la acción-intervención imperialista y la lucha de
clases interna del país auspiciada de manera sobresaliente por la
oligarquía interna y la llamada oposición de ultra derecha. Factores
que, generalmente, son desconsiderados en los análisis de la izquierda
reformista y, aún, de la autodenominada anticapitalista que no consigue
entrever las mediaciones del conflicto imperialista y de la lucha de
clases en el contorno de la geopolítica internacional y, en particular,
de Estados Unidos. Mientras tanto, este no quita el dedo del renglón de
su agresión sistémica para apoderarse del país, de sus recursos
naturales y destruir el “mal ejemplo” y el efecto demostración del
chavismo y el bolivarianismo en un mundo capitalista en crisis y
decadencia, ante lo que, en franca resistencia y respuesta, el
presidente Maduro encabezó, el 15 de marzo, la jornada de preparación de
los Ejercicios Cívico-Militares "Ana Karina Rote 2019", que se
desarrollaron el fin de semana en todo el territorio nacional con el
objetivo de blindar el sistema hidroeléctrico del país ante la
posibilidad de nuevos ataques externos, mientras que para celebrar la
victoria ante el sabotaje al sistema eléctrico y en apoyo al Gobierno el
pueblo bolivariano celebró la Marcha de la Victoria en coincidencia con
el desarrollo de innumerables manifestaciones de apoyo y solidaridad
con la causa venezolana en varias ciudades y capitales del mundo,
incluyendo a los mismos Estados Unidos.
*
Adrián Sotelo Valencia sociólogo, profesor-investigador del CELA de la
FCPyS de la UNAM y del Posgrado en Estudios Latinoamericanos.
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