David Brooks
▲ El pasado viernes, en un foro de figuras progresistas en el estado de
Vermont, Estados Unidos, se lanzó un llamado para fundar una
Internacional Progresista, impulsado por el senador socialista
democrático Bernie Sanders y el ex ministro griego de Finanzas Yanis
Varoufakis con el propósito de enfrentar a las fuerzas derechistas
nacionalistas del mundo.Foto tomada del video del foro
Ver el gran brote de luz y esperanza en México desde este país lleva a pensar que tal vez
la cuarta transformaciónpodría ayudar a rescatar –por lo menos en parte– a Estados Unidos.
Como me comentó un buen amigo aquí, México está saliendo de un largo
periodo de oscuridad justo cuando Estados Unidos se está sumiendo en un
hoyo cada vez más negro, y ahora la pregunta es cuándo podrá pasar algo
parecido al norte de la frontera.
Mientras editorialistas, analistas, expertos y otros en Estados Unidos siguen cuestionando si el nuevo gobierno de México será
pragmáticoo
populista, y varios expresan alarma de que podrían estar en peligro las grandes
reformas, las instituciones y la misma
democraciaen el país vecino, es a veces increíble que a estas alturas no entiendan que están cuestionando la esencia de la democracia electoral que dicen defender: la expresión en las urnas de la voluntad de un pueblo. Que no les guste el resultado es otra cosa.
A la vez, muy pocos aquí muestran un tantito de vergüenza en esta
coyuntura cuando en su propio país se desata una de las ofensivas más
antidemocráticas en la historia moderna, con un régimen que lanza
políticas de persecución y agresión contra inmigrantes, minorías,
mujeres y medios, y abiertamente desafía a las ramas judiciales y
legislativas e incluso sus propias agencias de seguridad pública.
En estos últimos días se han registrado aquí más síntomas de
descomposición y desesperanza en el país más rico del mundo, ese que
insiste en que aún es el faro de la democracia y la libertad. Una
profesora de la escuela de educación de la Universidad Columbia
especializada en historia judía, entre otras cosas, llegó a su oficina
para encontrarse con suásticas pintadas en las paredes, sólo un
incidente más en una ola creciente de crímenes de odio. Al mismo tiempo,
la tasa mortal por sobredosis de drogas –sobre todo por opiaceos– en
este país llegó a un nivel sin precedente según nuevas cifras oficiales,
incrementándose 9.6 por ciento en 2017 sobre el año anterior al causar
70 mil 237 muertes. La tasa de suicidios se elevó 33 por ciento entre
1999 y 2017. En parte por esto, el Centro de Control de Enfermedades
informó que la expectativa de vida en este país se redujo en 2017; no se
ha registrado una reducción sostenida de la expectativa de vida desde
los años de la Primera Guerra Mundial.
Pero hay fuerzas que reconocen las dimensiones de esta crisis y que
promueven no sólo la resistencia sino una transformación aquí. Se
expresan cada vez más: en estas últimas elecciones intermedias, en
acciones que provocaron pánico entre la clase gobernante cuando decenas
de miles de maestros estallaron en huelga en los estados más
conservadores hace unos meses, o los jóvenes que crearon un movimiento
nacional en rechazo de la violencia por las armas, los jóvenes
inmigrantes, entre otros.
El pasado viernes, en medio de un foro de figuras progresistas en
Vermont, se emitió un llamado para fundar una Internacional Progresista
impulsado por el senador socialista democrático Bernie Sanders y el ex
ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis con el propósito de
enfrentar a las fuerzas derechistas nacionalistas del mundo.
El llamado afirma que
el momento ha llegado para que los progresistas formen un movimiento por la justicia global; movilizar a los trabajadores, a las mujeres y los marginados alrededor del mundo detrás de una visión compartida de democracia, prosperidad, sustentabilidad y solidaridad(ver el video y el llamado).
Tal vez México podría ayudar a impulsar un transformación aquí a
través del ejemplo, por inspiración y/o a través de la presencia de
México dentro de este país. Después de tanto tiempo en que Estados
Unidos fue presentado en y ante su vecino del sur como el modelo a
seguir, de repente podría ser al revés. Tal vez parte de
la cuarta transformacióndebería incluir un movimiento de solidaridad mexicano para, ahora, apoyar la democratización de Estados Unidos.
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