Ángel Guerra Cabrera
El nuevo año se inició con un largo mensaje del líder de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Kim Jong-un.
Por un lado, inquietante. Por otro, esperanzador. Inquietante cuando habló de que
siempretiene el botón nuclear en su escritorio. Para variar esta parte del mensaje ha sido la única mencionada por las corporaciones mediáticas. Por eso publico el vínculo al texto: que los lectores juzguen por sí mismos.
Porque han sido las bravatas tuiteras de Donald Trump las que han
estimulado la escalada verbal entre los líderes de los dos países. El
mensaje fue esperanzador porque Kim mencionó la posibilidad de que su
país participe en los Juegos Olímpicos de Invierno en la República de
Corea (RC) –o Corea del Sur–, instó a la reanudación inmediata de las
pláticas de alto nivel entre las dos Coreas y habló ampliamente sobre el
objetivo de la unificación de ambas y la utilidad de los contactos
entre las dos partes.
Ya el nuevo presidente de la RC, Moon Jae-in, había mencionado la
posibilidad de esa participación y horas después acogía con beneplácito
la afirmación de Kim. Más aún, en la tarde del 3 de enero la RPDC
reanudaba la comunicación diplomática telefónica con la RC establecida
simbólicamente a través de un área aledaña a la zona desmilitarizada
entre el norte y el sur.
El conflicto en la península coreana tiene su origen en el afán
estadunidense de controlar ese sitio de enorme importancia
geoestratégica mundial, donde la RPDC se ha negado siempre a ceder en su
política de independencia y soberanía nacional. Fue para contrarrestar
esa voluntad del norte de Corea, encaminado a la construcción del
socialismo, que Estados Unidos lanzó en 1950 una invasión en gran escala
contra el pueblo de Corea y llegó a ocupar Pyonyang, la capital de la
RPDC y casi todas las ciudades del norte. Habían pasado cinco años del
genocidio provocado por Washington en Hiroshima y Nagasaki, que
volatilizó o irradió a cientos de miles de japoneses, aunque su objetivo
era intimidar a la Unión Soviética. La gran potencia, que intentaba
construir un mundo alternativo al capitalismo, estaba económicamente en
ruinas por el gigantesco esfuerzo que le demandó la derrota del
hitlerismo al costo de por lo menos 20 millones de vidas y no disponía
aún del arma nuclear.
Se ha discutido mucho por los historiadores quién hizo el
disparo que desencadenó la guerra de 1950, pero como afirmó Fidel
Castro: “La discusión carece de sentido si se analiza desde el ángulo
coreano. Los combatientes de Kim Il-sung lucharon contra los japoneses por la liberación de toda Corea.
Sus fuerzas avanzaron incontenibles hasta las proximidades del extremo
sur, donde los yanquis se defendían con el apoyo masivo de sus aviones
de ataque”.
Cabe recordar que Corea había sido dividida en dos tras los acuerdos
que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial, el sur bajo control de
Estados Unidos y el norte, de la URSS, pero en 1948 el ejército
soviético se retiró. No obstante, aun en 1950 en el sur se mantenía un
importante contingente militar estadunidense que provocaba diariamente a
los coreanos del norte junto a los soldados del dictador Syngman Rhee, a
quien Washington impuso con la venia de los anteriores ocupantes
japoneses.
Acusado el norte de agresor mediante una maniobra gringa que
aprovechó la ausencia del embajador soviético en el Consejo de
Seguridad, logró con el apoyo de sus aliados
legalizarbajo bandera de la ONU la guerra contra la RPDC. Estuve allí en 1968 y pude ver Pyongyang y otras ciudades totalmente reconstruidas tras una guerra en que murieron 2 millones de coreanos del norte y medio millón de soldados chinos movilizados por Mao Ze Dong en cuanto vio avanzar a los yanquis hacia China.
Lo único que puede impedir hoy la guerra en Corea, el sacrificio de
todo el pueblo coreano y cuando menos daños irreparables a gran parte de
la humanidad que vive en esa región del mundo es la distensión y las
pláticas para poner fin al estado de no guerra y no paz. Por ello abogan
Rusia y China y para ello señalan como pasos inmediatos la suspensión
de las maniobras militares de Estados Unidos y su socio surcoreano a la
vez que la RPDC suspende las pruebas de misiles balísticos y las
detonaciones nucleares.
Resultan alentadoras las últimas señales de los gobiernos del norte y el sur de la península coreana.
Twitter:@aguerraguerra
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