Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

viernes, 22 de agosto de 2014

La compleja y elusiva felicidad

Por: Patricia Barba Ávila 

Fue encontrado el cadáver del actor Robin Williams...se presume que se suicidó como consecuencia de la fuerte depresión que sufría...

¿Qué es la felicidad?  ¿En qué consiste?  ¿Es asequible para los seres humanos...o es sólo una entelequia?  
La muerte del afamado actor Robin Williams no sólo despertó un gran revuelo mediático a nivel internacional, sino que genera una necesaria reflexión sobre el propósito de nuestra existencia y de la asequibilidad de algo tan complejo como la felicidad.
Una asunción superficial sería que este actor no habría tenido ningún motivo para quitarse la vida, dado el enorme éxito que logró en su brillante trayectoria fílmica.  Sin embargo, vemos que la felicidad fue dolorosamente huidiza tanto para Robin Williams como para otros actores y actrices de gran fama internacional y es esta circunstancia la que nos impulsa al presente análisis.
  
Desde la antigüedad, diversos filósofos se han preguntado y han intentado determinar en qué consiste la felicidad, dando surgimiento a diversas corrientes de pensamiento que trataron de definir este concepto tan elusivo.

Una de estas corrientes conceptuales es el epicureísmo, que toma el nombre de su creador, el filósofo griego Epicuro, quien sostenía que el fin último del hombre es la verdadera felicidad, la cual consiste en la serenidad que resulta del dominio del miedo, es decir, miedo de los dioses, de la muerte y de la vida futura. Epicuro enseñaba también que el placer que constituye la felicidad y bien supremo del hombre, es el que resulta del conjunto de todos aquellos actos y estados del cuerpo y del alma que representan la mayor suma posible de placer y bienestar para el hombre, y esto no precisamente con relación con el instante o tiempo presente, sino abrazando el pasado y el futuro. Y añadía también que en este conjunto de bienes y placeres que constituyen la felicidad humana, entran como parte principal y superior, los placeres y satisfacciones morales e intelectuales --los placeres del alma-- los cuales son superiores a los del cuerpo, porque éstos son de suyo momentáneos y fugaces, mientras que los del alma se extienden a lo pasado y a lo futuro.

En contraparte, surgió el estoicismo fundado por Zenón de Citio quien enseñaba esta filosofía en el pórtico del Ágora y de ahí su nombre (stoa= pórtico en griego). Esta corriente sostenía que la finalidad última de toda actividad no debe ser el logro de la felicidad, sino la práctica del bien, el ejercicio de la "virtud" (que consiste, como hemos visto, en el comportamiento de acuerdo con la razón que lo gobierna todo). Decía Zenon que no debemos aspirar a ser felices, sino a ser buenos. Para el estoicismo, la virtud no es un medio, sino un fin : debe ser perseguida por sí misma, no con vistas a obtener un bien ulterior, distinto de ella misma (como pueden ser la fama, el poder, la riqueza, el placer o la dicha).

Otra concepción filosófica sobre la felicidad es el hedonismo, nombre derivado del griego hedoné= placer, y según el cual el único bien es el placer y el único mal es el dolor. En consecuencia, define el placer como el único y supremo bien. Dentro del hedonismo surgió una vertiente, conocida como utilitarismo, que establece como bien máximo el placer, el bienestar y la utilidad sociales. Es decir, el hedonismo tendría un carácter individualista, mientras que el utilitarismo sería de índole social. Aquí lo que llama la atención y amerita un sesudo análisis, es la distinción que se hace entre dos aristas: el placer sensual (de los sentidos) o "inferior" y, en contraparte, el placer espiritual o "superior".
De acuerdo con lo que planteaban el epicureismo y el hedonismo, todo parece indicar que entre estas dos corrientes filosóficas existió una coincidencia fundamental:  que el placer puede derivarse de los sentidos, por una parte, y del espíritu o alma, por la otra, y que el espiritual es de una calidad superior.
Lo anterior ciertamente requiere de una profunda reflexión. En primer término, es necesario analizar qué es lo que produce placer a cada persona, ya que hay quienes se complacen con el robo, la tortura, el abuso de poder, el control y el asesinato de otro(s) ser(es) humano(s) o no humano(s), i.e., Calígula, Alejandro VI, Avigdor Lieberman, mientras que hay quienes experimentan placer al practicar virtudes como la solidaridad, la honestidad, la bondad hacia el prójimo, lo que les genera placer, satisfacción, felicidad: Jesucristo, Mahatma Gandhi, Oscar Arnulfo Romero, entre otros.

Respecto de la diferenciación entre los placeres de los sentidos, a los que se considera como "inferiores" y los placeres espirituales, llamados "superiores", es imprescindible tomar en cuenta lo que ocurre en el cerebro al momento de que alguien realiza una acción "placentera" --independientemente de si se trata de un acto de maldad o uno de bondad--, ya que el placer que se experimenta se deriva de la actividad bioquímica que tiene lugar en las regiones cerebrales que integran el Sistema Límbico (hipocampo, hipotálamo, amígdala, glándula pineal, pituitaria, etc).
Con base en lo anterior y considerando que se trata, justamente, de una intensa y compleja actividad electrobioquímica que se desarrolla en el Sistema Límbico del cerebro --de índole eminentemente material-- la que produce la sensación de placer, podría decirse que el catalogar como "inferiores" los placeres experimentados sensorialmente resulta impreciso y ambiguo, pues en dichas sensaciones placenteras están involucradas sustancias como la hormona y neurotransmisor dopamina. Más aún, hay quienes sostenemos que el "espíritu" (del latín spiritus= respirar, soplar) o "alma" (del latín anima: animado, animal, con vida) no es más que el resultado de la compleja actividad neuronal que ocurre en el cerebro como respuesta a estímulos exógenos y endógenos, lo que confiere a lo "espiritual" un origen indudablemente mundano, material. 

Respecto de la permanente preocupación por definir y lograr la felicidad, no sólo en la antigüedad se especuló acerca del tema, sino que en los tiempos modernos el interés por saber qué es y en qué consiste este elusivo concepto, ha dado lugar a escritos, conferencias, novelas, obras de teatro y películas. En este punto, creo importante mencionar el manejo que se le da en la película En busca de la felicidad, estrenada en 2006 y que contó con la actuación de Will Smith acompañado de su hijo. Se trata, en mi opinión, de una lacrimógena historia rosa que entrega al público un mensaje engañoso y lamentable:  que la "felicidad" finalmente se encuentra en el "éxito financiero" derivado de la tenacidad y ambición de un desdichado que lo perdió todo y vivía en la más tremenda miseria y que, debido a su fracaso en la venta de unos escáneres portátiles de densidad ósea --actividad moralmente aceptable-- opta por dedicar su notable inteligencia a hacer más eficiente la cuestionable actividad de corretaje de bolsa, ascendiendo en la escala social hasta convertirse en multimillonario.

Huelga decir que la "moraleja" que surge de esta historia es que lo mejor que alguien puede hacer para ser un "triunfador" es involucrarse en el turbulento ambiente que priva en los mercados de dinero, en los que la locura codiciosa por la ganancia instantánea es la constante para conseguir el éxito monetario y, por ende, la felicidad. Este concepto de "logro y realización" que se entrega a cinéfilos y televidentes, conmovidos por una rosada andanada de positivismo y heroicidad, lo que instiga en la mente de millones que se estremecen ante las escenas del largometraje, es un profundo desprecio por todos aquellos "flojos", "débiles", "mediocres" que "no quieren trabajar ni esforzarse" y a los que "les encanta vivir en la miseria", frases que se escucha una y otra vez de boca de gente buena pero mal informada y manipulada.  

Pero este desdén con el que la todavía sobreviviente clase media (ya acercándose peligrosamente a clase pobre) trata a los limpia-parabrisas, comedores de lumbre, malabaristas, indígenas expulsados que piden limosna en la vía pública y niños vende-chicles, no es el único corolario lamentable de esta ideología y visión del "éxito", sino la noción de que vales tanto como lo que llegues a acumular en riqueza material, lo que alimenta el consumismo exacerbado que amenaza con aniquilarnos como especie y llevarnos entre las patas al resto de los seres que habitan este hermoso planeta.


Todo el mundo aspira a la vida dichosa, pero nadie sabe en qué consiste. Séneca


@PatySeti2014; Web:http://femcai.org

No hay comentarios: