Por Ernesto Vera Mellado*La Habana (PL) Los diálogos de paz para Colombia adquirieron una nueva dinámica la semana anterior con la incorporación de las víctimas y la creación de dos grupos de trabajo para profundizar en el análisis del origen del conflicto y las vías para su solución.
Iniciadas en noviembre de 2012 en esta capital, esas pláticas contaron en el ciclo que finalizó el viernes 22 de agosto con la participación directa en la mesa de conversaciones de afectados por la confrontación armada en ese país, y la creación de la Comisión histórica del conflicto y sus víctimas, asunto crucial para el logro de acuerdos.
Durante más de cinco décadas, diferentes gobiernos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) han tratado en diversas ocasiones de llegar a un acuerdo para poner fin al conflicto que, según datos del Centro de Memoria Histórica de Colombia, ha dejado 6,5 millones de víctimas, entre ellas 220 mil muertos y casi seis millones de desplazados.
En ese escenario bélico han participado también otras guerrillas, y grupos armados asociados al narcotráfico, el paramilitarismo y al crimen organizado en general.
Otra importante iniciativa de la Mesa fue la instalación de una subcomisión que adelantará los análisis sobre el tema del fin de la guerra y examinará los subpuntos del cese al fuego bilateral y definitivo y la dejación de armas.
La conforman miembros del Ejército y la Policía Nacional, y civiles de la Oficina del Alto Comisionado de Paz y el Ministerio de la Defensa, así como representantes de las FARC-EP.
Ésta sesionará de forma paralela, pero subordinada a los plenipotenciarios de ambas partes, para apoyar a la Mesa con la preparación de insumos y procedimientos sobre la base del estudio de experiencias nacionales e internacionales.
Es de un valor inobjetable que por primera vez representantes activos de las fuerzas armadas de las partes se sienten en igualdad de condiciones a iniciar las discusiones e intercambios sobre asuntos del proceso, afirmó las FARC-EP en un comunicado.
También la delegación del gobierno de Juan Manuel Santos calificó como necesaria la presencia de militares y policías activos en los diálogos, al considerar que el "proceso de paz se encuentra en momentos decisorios, con posibilidades serias de éxito".
La Comisión histórica del conflicto y sus víctimas, por su parte, la conforman 12 expertos y dos relatores, todos de reconocido prestigio en el estudio del tema colombiano desde sus ámbitos del conocimiento.
Ese grupo profundizará sobre el origen y las causas del conflicto, así como factores y condiciones para su dilatada existencia y los impactos más notorios sobre la población, y sintetizará los asuntos más importantes, de manera autónoma y plural.
Los estudiosos, seleccionados de manera consensuada por las dos delegaciones de paz, prevén entregar su informe a la Mesa en cuatro meses.
LAS VÍCTIMAS COMO PROTAGONISTAS DE LA PAZ
Llegamos con temores, pero el respeto y afecto recibidos nos dieron confianza, afirmó Nelly González, una de los 12 integrantes del primer grupo de afectados que viajó a La Habana y expuso sus vivencias y propuestas en la Mesa.
Para González, la iniciativa de los plenipotenciarios de ambas delegaciones de paz de recibir a las víctimas es el camino más correcto, pues ellas son "la columna vertebral" de ese proceso.
Por su parte, Ángela María Giraldo, considerada víctima de las FARC-EP, instó a los colombianos a defender este esfuerzo y a entenderlo como la única manera de desarrollar el país e implementar políticas sociales que permitan superar la pobreza y la exclusión.
Para Constanza Turbay el momento más trascendental de su vida ocurrió cuando el comandante guerrillero Iván Márquez le pidió perdón. "No fue un perdón mecánico, sino de corazón", dijo, y aseguró que esto le devolvió la confianza en la posibilidad de encontrar caminos para la reconciliación.
Alfonso Mora, cuyo hijo fue asesinado por la policía, se pronunció en contra de la implementación de medidas como el fuero militar, que remite a tribunales castrenses a miembros de las fuerzas de seguridad implicados en delitos de lesa humanidad.
Varios pidieron un cese del fuego bilateral, que brinde garantías de continuidad a las negociaciones, y el reconocimiento de los derechos de los afectados por la violencia política de la que han sido víctimas organizaciones y personas progresistas en su país.
Todos coincidieron en que no albergan sentimientos de venganza ni odios, sino el deseo de encontrar caminos para la reconciliación, contribuir a la construcción, con justicia, de la paz y garantizar la no repetición de hechos como los que han sufrido.
El encuentro -inédito en la historia de estos procesos- fue calificado como trascendental por las delegaciones de paz encabezadas por Humberto de la Calle (gobierno) e Iván Márquez (FARC-EP).
Para ellos, esas recomendaciones serán fundamentales, junto con los miles de testimonios y propuestas recogidos en los foros desarrollados en Colombia, para poner fin al conflicto, construir una paz estable duradera y lograr la reconciliación.
Representantes de la ONU en ese país, la Universidad Nacional y la Conferencia Episcopal, resaltaron la valentía, sinceridad y sentido propositivo de esas comparecencias, así como el respeto y la humildad con que las partes en diálogo escucharon los testimonios de las víctimas y sus sugerencias.
Esas tres instituciones fueron las encargadas de elegir, entre un universo de miles de personas, la delegación de 60 representantes que viajará en varios grupos a La Habana para exponer sus puntos de vista en la Mesa.
Con estas nuevas herramientas, los plenipotenciarios de paz retomarán en septiembre próximo las discusiones sobre el sensible tema de las víctimas y sus derechos y adelantarán los análisis de las vías para poner fin al conflicto.
En 21 meses de estas pláticas, han logrado acuerdos parciales en los puntos de reforma rural (mayo de 2013), participación política de las FARC (noviembre de 2013) y drogas ilícitas (mayo de 2014).
*Periodista de la redacción Nacional de Prensa Latina.
rc/evm
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