Según el amarillista diario paraguayo ABC, la mortandad de animales
luego de la fumigación de los sojales se debe a la enfermedad llamada
“Tristeza bovina”. Asimismo en julio publicó que las niñas muertas y
las decenas de personas internadas por la misma intoxicación por
agrotóxicos en realidad era por causa viral o neumonía. Se burla del
intelecto de los lectores acusando a la Federación Nacional Campesina
de ser una “organización que mantiene una campaña contra la soja” y
hace público todo disparate oficial. Tal es el caso del bochornoso
relato del sojero y presidente del Senave, Regis Mereles, quien
manifestó en ABC que “el caso es muy extraño, porque no es época de
soja ni de maíz y no es zona de trigo, por lo que hablar de posible
exposición a plaguicidas resulta poco probable” a sabiendas que la preparación del barbecho se hace fumigando.
Deben
ser muchos los guaraníes en juego para que semejante absurdo sea
publicado, pero no es ninguna novedad. Es de público conocimiento que
algunos pseudoperiodistas del pasquín en cuestión, se mueven como un
pez en la Embajada de USA, fotos de por medio, y cursillos estériles,
viajes solventados por el mundo en vuelos pagados por el Banco Mundial,
según denuncian sus propios colegas, pero nunca los ves junto a las
víctimas. Cómo creer entonces en tanta carroña mediática cuando el país
se desangra de Coprocracia, pero el pasquín informa que todo está de
maravillas. Como si esto fuera poco la reunión secreta del presidente
Cartes con un selecto grupo de periodistas la semana pasada, dejó en
claro que el gobierno pretende más acercamiento de los comunicadores al
gobierno y no a la inversa.Si los animales hubieran perecido
por Carbunclo o Manchape, habrían rastros de esos animales con
sangramiento por las cavidades naturales (nariz, boca y ano) e
hinchazón rápida del cadáver, ninguna de las fotos presenta esos
signos.
En ningún reglón del disparate publicado los funcionarios
manifiestan que “es recomendable no efectuar la necropsia para evitar
la diseminación de esporas, ni que se han quemado y enterrado los
cadáveres” Al contrario, las fotos publicadas junto a los animales y
sin guantes, parecen de un “paseo de granja”. Aun así el Senacsa
pretendía “tener a la vista” los 300 cadáveres que no vieron, para
poner en duda la veracidad de las denuncias. Tampoco se habló de la
posterior vacunación a los animales vivos.Es tan burda e
inadmisible la nota que tanto el articulista como los funcionarios
parecen haber sufrido en carne propia la “Anaplasma bovis” el
patógeno que ataca a vacas transmitido por garrapatas, pero en Paraguay
atacó a chanchos y cabras e incluso mató a 319 gallinas, que no son
mamíferos. Por lo cual la única evidencia a estas horas es que el
vector transmisible se llama “ocultamiento” de la verdad, por un puñado
de guaraníes.
Otro dato llamativo es que se hablan de
“piroplasmosis”, cuando en realidad la enfermedad se llama Babesiosis,
y no todas las garrapatas están infectadas con babesias, ya que según
el INTA de Argentina, solamente alrededor del 1,5% de las garrapatas
son portadoras de babesias. Por tanto todos los disparates que afirma
el artículo publicado este sábado son de una incongruencia tal que
avergonzarían a un estudiante de semiología clínica.Lo único
claro en Paraguay es que el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad
Vegetal y de Semillas (SENAVE) y el Servicio Pecuario Oficial del
Paraguay (SENACSA) son digitados por la Unión de Gremios de la
Producción (UGP), la Unión Industrial Paraguaya (UIP) y la Asociación
Rural del Paraguay (ARP). El Ministerio de Agricultura es solo una
oficina anexa, una sola decisión rige para el conjunto, no se discute,
se acata. Todos son funcionales al modelo, pero individualmente ninguno
funciona para lo que fue creado.Es el Senave quien debería
explicarle a la población la acumulación de denuncias archivadas que
jamás resolvió.
Desde el año 2005 al 2010 no hizo nada, y desde el 2010
a la fecha la Dirección de Capacitación y Participación Ciudadana del
Senave tiene archivos de todo tipo de denuncias, ninguna tuvo
respuestas o el resultado de todas las visitas al lugar denunciado
concluyen sospechosamente con la frase: “no se encuentran infracciones
a la ley”.Algunas de ellas, por ejemplo:Dan cuenta que
el Senave encontró restos de agrotóxicos en el agua de consumo humano,
en el año 2010, en la Colonia Yeruti (Curuguaty) sistemáticamente
envenenada por fumigaciones aéreas y terrestres. Varios pobladores
fueron trasladados hasta el Hospital de Curuguaty con síntomas de
intoxicación y una persona falleció. Ni el SENAVE ni la SEAM
instruyeron sumario alguno. La comunidad Ava Guarani, de la Colonia
Aguae, (Canindeyú) denunciaron el mismo problema. Su pozo de
abastecimiento de agua se encuentra entre los sojales. El mayor
productor de soja en esa zona es CARGILL.
Otra de las afectadas es la
localidad de Lima, departamento San Pedro, en donde el pozo de
abastecimiento de agua para consumo humano también se encuentra entre
sojales. Ningún informe de los organismos da cuenta del agua que
consumen estas comunidades, pero ante el menor síntoma de afecciones en
los pobladores la “negación es oficial”.Un listado de
denuncias del año 2011 realizados ante la Dirección de Capacitación y
Participación Ciudadana llegó a mis manos. Viendo un pantallazo del
archivo, es de tal obscenidad tanta desidia, Incumplimiento de Deberes
de Funcionario Público y la Comisión por Omisión recurrente del Senave
que da náuseas:-Denuncias de fumigaciones en arrozales en
Arazape, sin respetar la franja de protección; Personas con afecciones
en la salud de todo tipo; contaminación del arroyo San Roque y del Río
Tebicuary; fumigaciones en la Comunidad Indígena Makutinga en terrenos
que pertenecen al Instituto Nacional del Indígena (INDI) que son
usufructuados por productores; denuncias comprobadas “in situ” por
fiscalizadores de la regional de Guairá en Comunidades Indígenas Mbya
Guaraní de Isla Hü y Ovenia, asentadas en el distrito de Paso Jovái;
solicitudes de acompañamiento al Equipo de Médicos del Hospital
Regional de Curuguaty, para ingresar a la comunidad Yeruti,
(Canindeyu).
El Memorando N° 194/2011 “Solicita se extraiga agua de la
Comunidad Yeruti, y lo transporte con los cuidados pertinentes a la
Dirección de Laboratorio para que se hagan los análisis adecuados”. El
pedido obedecía a denuncias de la comunidad mencionada por animales y
personas afectadas por una probable contaminación de causes hídricos y
pozos de agua de consumo humano y animal. No hubo ninguna respuesta. Letras
y más letras muertas, ninguna solución. Un monumento a la omisión, a la
connivencia, al envenenamiento, al exterminio de las Comunidades
originarias. Un Estado inexistente, el poder en manos de la caca y un
pueblo sin norte. El agronegocio retrasó al país más de 100 años, no en
vano en octubre de 2013 el Índice Mundial de Esclavitud estimaba la
existencia de más de 20 mil esclavos paraguayos, entre ellos dedicados
al trabajo infantil, cifra muy lejana a la real.
La Coprocracia
paraguaya usa floreros con soja, porque las flores no son commodity. Es
tan escatológico el horizonte del vecino país que hasta el urutaú ya no
llora, se ha dejado morir.
Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA), Bs As -Argentina
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