Un análisis del modus operandi
de los fondos buitres revela vínculos profundos entre la crisis de la
deuda externa de los años ochenta y el colapso del sistema financiero
global de 2008. Estos vínculos no pueden pasar inadvertidos.
En primer lugar, la presencia de los fondos buitres muestra que el
peso de la deuda de los países subdesarrollados perdura como uno de los
rasgos más nocivos de la economía mundial y un freno para el
desarrollo. En estos días el tema ha regresado al primer plano en las
alas de los fondos
buitresy su pelea con Argentina.
Sólo que ahora apareció en escena un nuevo personaje: el
inversionista mexicano David Martínez Guzmán, fundador y presidente de
Fintech, fondo de inversiones cuyas operaciones arrojan nueva luz sobre
la versatilidad y capacidad de adaptación de los fondos buitres.
Ya es tradición describir el funcionamiento de los fondos buitres a
través de la adquisición de bonos o títulos de deuda con problemas en
el mercado secundario, con el fin de redimirlos después a su valor
nominal cuando el país deudor recupere algo de su capacidad de pago.
Para lograrlo, los fondos buitres no titubean en lanzar una ofensiva
legal que puede adoptar varias modalidades y hasta llegar a rastrear
todo tipo de activos del país deudor con el fin de incautarlos como
medida precautoria. En caso de triunfar, las ganancias para los fondos
pueden ser extraordinarias.
Existen muchos ejemplos de lo anterior, pasando por acciones de
fondos buitre contra países como Perú, la República Democrática del
Congo y Zambia. El ejemplo más reciente es Argentina, que cayó en
moratoria de pagos en 2000-01 debido al excesivo endeudamiento heredado
del neoliberalismo de Carlos Menem. Ese país tuvo que restructurar su
deuda en 2005 pero los fondos Elliott Management y Aurelius Capital
Management rehusaron los términos de la restructuración. Desde entonces
pelean para obligar el pago del 100 por ciento del valor nominal de
esos bonos.
Uno de los fondos que aceptaron la restructuración argentina en 2005
es Fintech. Este fondo del mexicano Martínez Guzmán se dedica a comprar
deuda de empresas y países en crisis. Pero su objetivo no es
simplemente recuperar el valor nominal de esos títulos adquiridos a
precios de castigo. El propósito es obtener o incrementar sus parcelas
de control económico. Eso se logra al canjear deuda de mala calidad por
acciones de la empresa deudora o al ayudar a destrabar negociaciones
entre la empresa
rescataday otros acreedores. De ese modo, Fintech puede lograr una rentabilidad más duradera o penetrar en mercados en los que las barreras a la entrada son altas y a veces infranqueables.
En 2005 los fondos buitres que rechazaron la restructuración
argentina no ocultaron su desagrado con Fintech. Poco después Elliott
Management y Fintech volvieron a enfrentarse en un litigio relacionado
con la quiebra de la empresa Vitro. En 2009 esta empresa se encontró en
dificultades (por malas inversiones en el mercado de derivados) y
acudió a Fintech para obtener recursos frescos. La intervención de
Fintech permitió una restructuración financiera, al adquirir la deuda
que Vitro tenía con Elliott y Aurelius a cambio de la promesa de esos
fondos de no ejercer acciones legales en Estados Unidos contra el
concurso voluntario de quiebra abierto por la mencionada Vitro. Fintech
salió de la operación con 20 por ciento de participación en Vitro y
otras ventajas.
En
2006, un año después de apoyar la restructuración de la deuda
argentina, Martínez Guzmán se reunió con Néstor Kirchner en Nueva York.
Unos días después adquirió 40 por ciento de las acciones de
Cablevisión, el sistema de televisión por cable del grupo Clarín. Es
posible que Fintech haya desempeñado un importante papel en los
esfuerzos por debilitar el grupo Clarín, enemistado con los Kirchner
desde 2008 por sus reportajes sobre el paro nacional agropecuario. Hoy
Fintech tiene fuertes inversiones en los sectores energético y de
telecomunicaciones en Argentina. No es absurdo conjeturar que Fintech y
Kirchner se ayudan mutuamente, en Wall Street y en Buenos Aires.
El funcionamiento de Fintech es similar a la práctica de los canjes (swaps)
de deuda utilizados en los años noventa para enfrentar el problema de
la deuda de los países subdesarrollados, en especial en América Latina.
En aquellos años la falta de un mercado secundario de bonos soberanos
condujo al FMI y al Departamento del Tesoro a crear el artificio de los
canjes de deuda. Ese es el mismo mecanismo que utilizan Fintech y
muchos fondos similares.
Hoy el FMI se inquieta por las prácticas de los fondos buitres y el
riesgo que entrañan los fallos judiciales en Estados Unidos. Hasta
publica estudios sobre las prácticas depredadoras de estos fondos. Pero
muestra amnesia selectiva al olvidar que su sistema de restructuración
de deuda soberana siempre se organizó para salvaguardar los derechos
del capital financiero a un gigantesco costo social y económico en
docenas de países.
En El Corazón delator Edgar Allan Poe relata el homicidio
de un anciano cuyo único defecto consistía en tener un ojo de buitre.
El asesino no tolera su mirada y decide liquidarlo. Hoy el FMI
encuentra intolerable que los fondos buitres anden sueltos y puedan
poner en riesgo el sistema de sumisión de deudores que tantos años le
ha costado construir. ¿Habrá olvidado que el padre de todos los fondos
buitres es el capital financiero?
Twitter: @anadaloficial
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