Por: Ricardo Patiño Aroca
Ecuador
está comprometido a proteger a las personas que son objeto de
persecución política. Hace dos años, luego de una profunda
investigación y revisión de nuestras obligaciones legales, decidimos
dar asilo a Julian Assange, así lo afirma el Ministro de Relaciones
Exteriores y Movilidad Humana, Ricardo Patiño, en su artículo de
opinión publicado el 18 de agosto en el periódico británico The Guardian.
En el siguiente link se puede encontrar la versión en inglés: http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/aug/17/julian-assange-ecuador-political-asylum-stalemate
Traducción español
Ecuador está comprometido a proteger a las personas que son objeto
de persecución política. Hace dos años, luego de una profunda
investigación y revisión de nuestras obligaciones legales, decidimos
dar asilo a Julian Assange.
Esta decisión resultó luego de un cambio dramático en nuestra
percepción global sobre la privacidad, las telecomunicaciones, el
Internet y la diplomacia durante los últimos años. Las revelaciones de Edward Snowden
sobre las prácticas de vigilancia masiva, espionaje global y control de
las comunicaciones por parte de la NSA –y sus aliados– han destapado
las graves afectaciones para la seguridad de los Estados, los derechos
humanos de la ciudadanía mundial, y la amenaza para el desarrollo
futuro de Internet. Los millones de documentos publicados por Wikileaks
sobre maniobras políticas, económicas y militares realizadas por
poderosos entes han puesto bajo la lupa delicados asuntos de soberanía
y abuso de poder.
Todos los Estados tienen secretos. Y todos los Estados
tienen el derecho de defenderse frente a las amenazas que confrontan.
Pero ello no debe servir como coartada para cometer y encubrir
violaciones graves de los derechos humanos, entre ellas, crímenes de
guerra y delitos de lesa humanidad.
En muchos casos, los Estados con las capacidades de vigilancia más
sofisticadas cometen las más graves violaciones de los derechos
humanos. La publicación de información sobre prácticas atentatorias de
los derechos humanos es un derecho, de acuerdo a la Declaración sobre
los defensores de los derechos humanos de 1998, cuyo ejercicio implica
el derecho a una protección eficaz hacia los que revelen esas
prácticas. El periodismo honesto y los valientes denunciantes que se
atreven a comunicar hechos que evidencian graves violaciones de
derechos humanos o atentados contra la soberanía de los Estados merecen
ser protegidos.
La suerte de la soldado Chelsea Manning,
la evidencia de procesos conducidos por grandes jurados y,
posteriormente, la situación que confronta Edward Snowden, asilado en
Rusia, corroboran los temores de Julian Assange por su seguridad, su
libertad y su vida cuando se refugió en la embajada ecuatoriana en
Londres, hace más de dos años.
Para la protección efectiva de los derechos humanos, es necesario
que todos los Estados ratifiquen y cumplan con los instrumentos
internacionales en vigor. Ecuador ha manifestado su inquebrantable
compromiso en ese ámbito y somos signatarios de múltiples convenciones
vinculantes, que reconocen y defienden los derechos humanos
inalienables.
Asumiendo la responsabilidad de articular una cooperación judicial
efectiva entre Estados, Ecuador ofreció a las autoridades suecas
nuestras dependencias diplomáticas en Londres o la posibilidad de que
se realice una videoconferencia, para permitir que el proceso legal de
Assange avance sin dilación. Continuamos sin entender por qué, a pesar
de la cooperación que ofrece el gobierno ecuatoriano para tomar las
declaraciones en nuestra Embajada, la Fiscalía sueca sacrifica la
tutela judicial sabiendo que se vulneran los derechos de Julian Assange
y los de las dos mujeres suecas que desean una pronta solución del
proceso legal.
A pesar de la iniciativa propuesta por el Gobierno del
Ecuador de constituir un grupo binacional de juristas para agilizar la
resolución del caso (en un inicio aceptada por el Gobierno del Reino
Unido, en junio de 2013), es de lamentar que hasta la fecha ningún
resultado haya sido alcanzado.
La imposibilidad de salir de la Embajada impide a Julian
Assange disfrutar de su asilo y afecta gravemente su calidad de vida y
su salud. Dos años sin luz solar, sin aire fresco, sin poder
caminar afuera. No es justicia para un asilado ser preso de un proceso
jurídico estancado. Ecuador está obligado a proteger al Sr. Assange en
nuestra embajada hasta que pueda disfrutar plenamente del derecho de
asilo. Nos preocupan las consecuencias de una emergencia médica grave
sin atención. Es pertinente que Reino Unido y Suecia se pregunten si
asumirán esas consecuencias.
Debemos hacer justicia a quienes sacrifican sus libertades para
informarnos sobre los riesgos de la vigilancia masiva y el futuro del
Internet. Debemos construir un régimen normativo internacional
vinculante que acompañe los procesos de la gobernanza de la Red Global,
con decisiones fuertes sobre cuestiones sensibles, como la protección
de la privacidad, la promoción de la ciberpaz y la erradicación de la
ciberguerra, la neutralidad de la Red y la protección inequívoca de su
naturaleza abierta y distribuida. En América Latina, contamos con los
procesos de integración como CELAC, UNASUR y ALBA para eliminar la
dependencia tecnológica del Norte y fortalecer nuestra soberanía.
El Ecuador ratifica su compromiso con la salvaguardia de los
derechos humanos, la libertad y la vida de Julian Assange, renueva la
vigencia del asilo concedido hace dos años y reitera su solicitud de un
salvoconducto para que Assange pueda desplazarse de forma segura hasta
territorio ecuatoriano.
Dos años es demasiado tiempo. Es hora de encontrar una solución viable a esta situación.
(Tomado de Cancillería de Ecuador)
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