Una gran multitud se reunió en el Temple Missionary Baptist Church
en un día soleado para las exequias del joven afroamericano de 18 años
de edad al que llamaban Mike, cuyo asesinato a manos de un agente de
policía ha desencadenado enormes protestas en la pequeña ciudad de Ferguson y en varias ciudades de Estados Unidos en las últimas dos semanas.
Michael Brown fue baleado por el oficial de policía Darren Wilson,
de 28 años, el 9 de agosto. Las protestas que siguieron han puesto de
relieve la violencia policial, la militarización de la policía local y
el perfil racial. Las peticiones de justicia para Brown se han
convertido en un movimiento más amplio en el área metropolitana de San
Luis –y en todo el país– para mejorar las relaciones entre la policía y
las comunidades a las que se supone deben proteger.
El padre del joven, Michael Brown (padre), pidió a los manifestantes
hacer una pausa en las manifestaciones este lunes, solicitando en
cambio un “día de silencio”, ya que su familia lo despediría en
funeral. El reverendo Al Sharpton, quien ha estado ayudando a la
familia de Brown, también pidió un día de paz.
“No queremos que mañana suceda nada que pueda contaminar el nombre
de Michael Brown”, dijo Sharpton el domingo. “Mañana no se trata de
nuestra rabia sino del legado y la memoria de un hijo.”
Dentro de la iglesia el lunes, el púlpito estaba flanqueado por
arreglos florales y fotografías de Brown. Casi todos los dolientes en
el servicio eran afroamericanos, y había al menos 600 miembros de la
extensa familia de Brown. Asistieron también Sharpton, el cineasta
Spike Lee, el reverendo Jesse Jackson, funcionarios de la Casa Blanca y
una gran cantidad de políticos locales. El santuario estaba lleno, y la
gente –tanto los dolientes como los medios de comunicación– se
distribuyó en salas adicionales.
Debra Lusain –una enfermera que atendió el servicio “en memoria de
Michael Brown” y otros, como Trayvon Martin– dijo que cuando sus
hermanos eran pequeños, estaban “constantemente hostigados” por la
policía.
“Creo que es un poco excesivo. Se supone que sean profesionales”, dijo Lusain.
El Pastor Timoteo Haynes de la Iglesia Bautista Outta Love se hizo
eco de ese sentimiento, diciendo que llegó a la funeraria para mostrar
su apoyo a lo que se necesita en la comunidad.” Haynes dijo que “la
policía debería someterse a las mismas normas” que deben seguir los
ciudadanos comunes.
Justo después de las 11:30 horas, después de los recuerdos
comentados por varios miembros de la familia y la lectura del Salmo 27
(“El Señor es mi luz y mi salvación – ¿a quién temeré?”) – Charles
Ewing, tío abuelo de Brown y pastor en la cercana Jennings, tomó el
púlpito.
“Lo llamábamos el gigante amable. Le llamábamos Big Mike. Le
llamamos Mike Mike”, dijo Ewing. “La sangre de Michael Brown está
llorando desde el suelo, clamando por venganza, clamando por justicia.”
Ewing hizo referencia a Trayvon Martin, a las víctimas del tiroteo
de la escuela primaria de Sandy Hook, las de Columbine High School…
“iHay un grito que se hace desde la tierra!” , dijo.
El Fiscal Benjamin Crump, quien está trabajando en nombre de la
familia de Brown, aseguró a la multitud que había que seguir luchando
por la justicia.
El gobernador Jay Nixon tenía previsto asistir al funeral, pero
emitió un comunicado el lunes por la mañana diciendo que no lo haría,
“por respeto a la familia, que merece tiempo para centrarse en recordar
a Michael y el duelo de su pérdida.”
Cubadebate
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