Barómetro Internacional
Panamá
celebró por todo lo alto el viernes 15 de agosto el centenario de la
inauguración de su canal interoceánico, definido como una hazaña humana
que transformó el comercio marítimo mundial y hoy encara el reto de
concluir su ampliación para competir ante las nuevas exigencias de la
economía globalizada. La fecha augural de Panamá pertenece a toda la
América Latina y caribeña, porque en ese país se conjugó la defensa
acendrada de la soberanía (con el general Omar Torrijos como
abanderado) con la lucha a fondo contra el imperialismo norteamericano,
que pretendió adueñarse a perpetuidad de la vía marítima y fue
derrotado. Desde el último día de 1999, en virtud de los tratados
Torrijos-Carter, Panamá es dueño y señor absoluto de su Canal, estando
prevista para fines de 2015 la culminación de la magna obra de su
ampliación, para comenzar a operar en 2016 en condiciones inéditas, con
buques de hasta 14.000 contenedores de carga, el triple de los
actuales.
Cabe recordar que Panamá fue el territorio elegido por
Simón Bolívar para celebrar en 1826 el Congreso Anfictiónico que debía
sellar la unidad de América y que fue saboteado por EEUU, motivando el
célebre apotegma del Libertador: “Jamás conducta ha sido más infame que
la de los norteamericanos con nosotros”.
La historia misma del
Canal es aleccionadora. Se comenzó a construir el 1º de enero de 1880
por parte de la compañía francesa de Ferdinand de Lesseps, quien había
dirigido la construcción del Canal de Suez. La obra se emprendió en
condiciones de superexplotación de los obreros, diezmados por las
enfermedades, y de escándalos financieros, que llevaron a la quiebra de
la empresa. En 1902 EEUU compró los derechos de la compañía y en enero
de 1903 firmó con un representante colombiano el tratado Hay-Herrán
sobre la construcción y administración del canal. El Senado colombiano
(téngase en cuenta que el estado de Panamá estaba federado a la Nueva
Granada, actual Colombia) rechazó por unanimidad el tratado, por
razones de decoro y soberanía. EEUU montó entonces una “revolución” que
el 3 de noviembre 1903 declaró a Panamá independiente, desembarcó a sus
marines y fue el primer país en reconocer al nuevo estado. El
presidente Theodore Roosevelt proclamó: “I took Panama” (Yo tomé
Panamá). Había nacido la política del “big stick” (gran garrote).
EEUU
logró autoridad plena y perpetua sobre la franja de 16 kilómetros de
ancho a lo largo de los 82 kilómetros del canal. Allí instaló el
Comando Sur y una red de bases militares y escuelas de
contrainsurgencia, donde se instruyó a miles de oficiales de las
fuerzas armadas de América Latina (entre ellas a numerosos dictadores
militares) en la doctrina de la Seguridad Nacional. Contra este régimen
manifestaron los estudiantes que en enero de 1964 levantaron la bandera
de Panamá en la zona del Canal, siendo masacrados 21 de ellos por las
tropas yankis. En la presidencia de Omar Torrijos se intensificó la
lucha por la soberanía de Panamá sobre el Canal, lo que llevó en 1977 a
la firma de los tratados Torrijos-Carter, que establecían el retorno
del Canal a Panamá a fines de 1999. Recientemente vimos en TELESUR las
imágenes de la firma del Tratado y la alocución de Torrijos, que
insistió de manera tajante en la soberanía irrestricta y absoluta de
Panamá sobre el Canal a partir de fines de 1999. Así ocurrió en efecto:
el 14 de diciembre de ese año la presidenta Mireya Moscoso y el ex
presidente James Carter firmaron los documentos de entrega del canal a
Panamá. Ese día se arrió la bandera yanki en el Canal, se desmantelaron
sus bases militares y el Comando Sur se mandó mudar. Pero antes hubo
que superar varios obstáculos, originados en la pretensión del imperio
de desconocer el tratado.
Torrijos pereció en un sospechoso
accidente de aviación el 31 de julio de 1981, prácticamente simultáneo
al que segó la vida del presidente ecuatoriano Jaime Roldós y la del
comandante del ejército peruano general Hoyos, lo que fue atribuido a
un triple atentado de la CIA. El 20 de diciembre de 1989 se produjo la
invasión de los marines a Panamá, la mayor operación militar
norteamericana desde la guerra de Vietnam, que se tradujo en
destrucción y muerte, en particular en el barrio popular de Los
Chorrillos. Varios años después, pude apreciar personalmente la
magnitud de las destrucciones. También observé la serie de
edificaciones que albergaban las bases militares norteamericanas, ahora
transformadas en oficinas civiles. Precisamente en una de esas bases,
la de Fort Clayton, juró como presidente el obeso Guillermo Endara,
ante los mandos militares invasores.
Posteriormente, tras los
mandatos de Ernesto Pérez Balladares y de Mireya Moscoso, la situación
se revirtió con la elección de Martín Torrijos como presidente en mayo
2004. Fue durante su gobierno que se dio un vigoroso impulso a los
proyectos de ampliación del Canal en proporción considerable. Es lo que
se reafirmó en la conmemoración del centenario.
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